Vol. 1 N° 1
Julio - Diciembre 2020
El presente ensayo es una aproximación a dos aspectos que consideramos clave en el debate de algunos de los problemas contemporáneos que pueden considerarse apremiantes para la sociedad en el momento actual, en medio de una crisis cuya causas y efectos de carácter multifactorial e interdependientes, emergen en las últimas décadas del siglo pasado y, lejos de atenuarse, persisten, en medio de la incertidumbre y falta de certezas reinante. No obstante, los esfuerzos por la búsqueda de referentes que den fundamento a las estrategias planteadas para solventarla son incesantes. Tanto la Sostenibilidad como la Gerencia forman parte de una episteme en proceso de construcción. Los viejos paradigmas de la Ciencia Moderna son un ancla de profundo calado para dicho proceso y su persistencia origina la más variada y disímil resistencia al cambio, según intentamos mostrar a partir de las dudas que motivan nuestras reflexiones críticas. La narrativa que así emerge, proviene de la metodología interpretativa propia de la hermenéutica, combinada con la revisión de fuentes documentales bibliográficas. La flecha del tiempo se tensa con sucesos correspondientes a las cuatro últimas décadas, los cuales relacionamos desde una perspectiva histórico-social bajo el enfoque historia global- historia síntesis. Las conclusiones provisionales apuntalan la idea de una Filosofía de la Sostenibilidad como base para una Gerencia de similar naturaleza.
This essay is an approach to two aspects that we consider key in discussing some of the contemporary issues that may considered pressing for society at the present time, in the midst of a crisis whose causes and effects are multifactorial and interdependent, emerge in the last decades of the last century and, far from diminishing, persist, in the midst of the reigning uncertainty and lack of certainty. However, efforts to search for references that give foundation to the strategies raised to solve it are incessant. Both Sustainability and Management are part of an episteme under construction. Old paradigms of Modern Science are a profound anchor for said process and its persistence gives rise to the most varied and dissimilar resistance to change, as we try to show from the doubts that motivate our reflections critics. The narrative that thus emerges comes from the interpretive methodology characteristic of hermeneutics, combined with the review of documentary sources bibliographic. The arrow of time is strained with events corresponding to the last four decades, which we relate from a historical perspective- social under the global history-history synthesis approach. The conclusions Provisions underpin the idea of a Philosophy of Sustainability as the basis for a Management of a similar nature.
De suyo, aunque pudiesen parecer contemporáneas, las palabras crisis, sostenibilidad y gerencia están en el origen mismo de la sociedad, sólo que ahora resuenan de manera distinta, inexorablemente ligadas a la dinámica que se genera en la realidad que intentan explicar. La condición gregaria de la especie humana en su relación con las demás especies y la naturaleza le llevó a procurar garantizarse su supervivencia y a organizarse para administrar la producción y distribución de los bienes, con el sentido de la perdurabilidad en el tiempo.
En los diferentes registros que muestran quienes se han dedicado a historiografiar el pensamiento administrativo aparecen reportes y referencias que se insertan dentro de la configuración de la civilización, en los cuales la cultura occidental, acotando el tema, aporta datos relevantes. La construcción de las grandes pirámides y otras obras de envergadura avalan y ratifican la necesaria coordinación de talento y recursos con un propósito determinado, como ejemplo de planificación, organización, dirección y control. Prácticas que en su momento revisten carácter de técnicas y se sistematizan como tales asociadas a lo que podemos considerar, en sentido amplio, una era pre-científica de la Gerencia.
Habría que esperar, primero por el surgimiento de las Ciencias Sociales, a mediados del siglo XVIII; y luego, de la Ciencia Administrativa (definición originaria en la mayoría de los textos que conforman la literatura especializada en el caso latinoamericano), en el marco de la Segunda Revolución Industrial y, por exigencias propias de las condiciones de esa época, tal como lo expone Kliksberg (2000), en uno de los primeros intentos por analizar el contenido científico de dicha disciplina en su evolución, estableciendo una taxonomía y clasificando los aportes de los diferentes autores en escuelas o corrientes de pensamiento, desde una perspectiva crítica que incluye: marco de condiciones históricas; valores; metodología; y autores y postulados.
En tal sentido, el mencionado autor (ob.cit.), a diferencia de otros que encaran análisis similares pero bajo un criterio o nivel meramente descriptivo, interrelaciona dichos parámetros y devela el carácter epistemológico, es decir, el tipo de conocimiento que desde el punto de vista científico, técnico o artístico, prevalece en la configuración del estatuto propio que la disciplina reclama a la comunidad científica. Estamos hablando en términos kuhnianos, de lo que viene a representar en la estructura de las revoluciones científicas, en un ámbito más acotado, lo que estaría ocurriendo en el seno de la Administración o de la Gerencia.
Resulta contradictorio o no se corresponde con las expectativas del quehacer investigativo en el campo de una ciencia que, aun cuando tiene más de un siglo de haber surgido, fechado como un hito demarcador, entre otros, a partir de la publicación de la obra de Frederick. Taylor (Principios de la Administración Científica), en 1911, aún persistan nociones, conceptos, que como rémoras o improntas, anclan el conocimiento y la práctica a modelos y paradigmas tradicionales que si bien tuvieron su vigencia por cuanto dieron respuesta a las exigencias del contexto en el cual se formularon, actualmente resultan obsoletos e impiden avanzar en la difusión de las nuevas ideas y postulados que se van elaborando. Parafraseando a Albert Einstein, se intentan resolver los problemas actuales con las mismas ideas que los generaron. O, se pasa por alto, la recomendación de Peter Drucker, sugerida en los años setenta, con visión prospectiva, cuando advierte que la Gerencia del futuro para ser viable deberá desaprender lo aprendido.
La conceptualización que remite a considerarla indistintamente como un Ciencia, como una Técnica o como un Arte puede parecer insignificante, pero epistemológicamente es una debilidad a la cual consideramos no puede restársele importancia. Asimismo, referirse a la Administración, Gerencia o Gestión como sinónimos sin la argumentación del caso, en el tratamiento que igualmente aparece consignado en no pocos artículos de revistas científicas, tesis de grado y textos de diferente nivel académico; además de la denominación Ciencias Administrativas y Gerenciales. Cuestiones que generan dudas y se traducen en interrogantes, a menudo, sin respuestas.
A lo anteriormente señalado, se agrega la dependencia “umbilical” todavía prevaleciente de la metodología del positivismo lógico en el campo de la investigación, por un lado; y por el otro, vacíos conceptuales producto del insuficiente debate con relación a las cuestiones ontológicas. Representan aspectos que no pueden dejarse de costado o marginarse en los círculos académicos encargados de generar conocimiento administrativo ni en la formación de profesionales en el campo de la Gerencia, ni en la divulgación de los mismos, por parte de las Universidades. La duda alumbra la pregunta: ¿Por qué?
Sobreviene entonces un argumento: Porque conspiran contra la necesaria difusión de los nuevos paradigmas o el “giro epistemológico” que, a nuestro modo de ver, está en curso, desde el momento en que se produce el “punto de inflexión,” el “quiebre de la modernidad”, o un “cambio de época”, período que ubicamos en la segunda mitad del siglo pasado y, con mayor precisión, a partir de los años noventa, en las últimas tres décadas. Referencias al contexto sin las cuales resulta difícil aprehender el significado de la Sostenibilidad y el de la Gerencia y, por lo tanto, aproximarse a lo que estamos denominando una Gerencia Sostenible
Ahora bien, el paralelismo analítico(1) que intentamos en la relación de los constructos presentes en el enunciado del tema, nos lleva a plantear que la crisis, al igual que el cambio, es una constante dentro de la conformación de la sociedad desde su génesis hasta hoy, asociada a las condiciones existenciales tanto materiales como espirituales en la vida de hombres y mujeres. Por lo tanto, es un fenómeno estructural en el más amplio sentido del término y en la connotación que remite al tiempo histórico-social, independientemente del grado y alcance o impacto con el cual se manifiesta. Basta imaginar, tan solo, la angustia del ser humano en el mito de las cavernas de Platón, intentando explicarse la realidad que lo circunda.
La idea de la sostenibilidad surge en el contexto de crisis ya aludido que tiene que ver con una revolución paradigmática en la Ciencia, en general, acompañada por transformaciones en todos los órdenes, interrelacionadas entre sí y cuya explicación, entre otras, pasa por entender el fenómeno de la Globalización, en el plano material; y el de la Postmodernidad, en el plano cultural.
Una de las tesis que postulamos en otro ensayo plantea que la sostenibilidad, aún cuando surge estrechamente vinculada con la reivindicación de la Ecología por efectos del cuestionamiento a la Teoría Económica del Desarrollo, fundamentada en el viejo paradigma, en el debate en curso, abandona su nicho original para convertirse en un referente de carácter filosófico, en medio de la incertidumbre y falta de certezas que desencadena la crisis de la Ciencia Moderna. Argumento que soporta su caracterización como aspecto clave para explicar y buscar soluciones a los problemas de la sociedad contemporánea. (Guerra, 2015).
En similar orden de ideas, apreciamos que una de las disciplinas que en el espectro de las Ciencias Sociales ha alcanzado mayor profusión por la variedad de campos en el cual despliega subdisciplinas, es precisamente la Gerencia. Pareciese que, efectivamente, no hay área organizada de la vida humana que escape a ella, ya sea en un nivel micro, meso o macro. En esta última instancia, se llega al punto de hablar, en correspondencia con un nuevo orden global. de instituciones supraestatales que gobiernan el mundo, de la necesidad de una reforma mediante un enfoque de Gobernanza Global, dada la insostenibilidad o vulnerabilidad que presentan.(2)
De cara al señalamiento anterior, entenderíamos que subyace un problema mundial en el marco de la crisis, evidenciada y fundamentada desde el punto de vista económico, social, político, ambiental, tecnológico, a fin de cuentas, inter, multi y transdisciplinario. Además, complejo y sistémico, para ubicarnos en las categorías del nuevo paradigma de la Ciencia y en un campo concreto de estudio: el Desarrollo Humano Integral (Martínez M, 2009); no obstante, paradójica y contradictoriamente, no se incluye la Gerencia, en términos de Sostenibilidad, en la lista de rasgos que caracterizan dicha crisis. En otras palabras, cuando enumeramos los principales problemas contemporáneos, incluimos la Gerencia.
A tenor de lo expuesto, el propósito de las reflexiones apunta a plantear aspectos relacionados con los orígenes de la Sostenibilidad, incursiones breves al “estado del arte” en materia filosófica, tomando en cuenta lo epistemológico, lo ontológico y lo metodológico; y las dimensiones que la integran; desde la perspectiva de una Gerencia Sostenible, con el agregado de unas consideraciones provisorias, a manera de correlato o conclusiones.
Desde el punto de vista metodológico las reflexiones atienden a una interpretación hermenéutica de las fuentes documentales y bibliográficas; aunada a un enfoque histórico social que parte de la relación Historia Global- Historia Síntesis (Rojas, 1995), cuya periodización es de tipo estructural dado que no se circunscribe a eventos puntuales ni coyunturales, sino que, como señalamos supra, ubica los fenómenos en la segunda mitad del siglo pasado, en el marco de la transición en curso modernidad-postmodernidad. El hilo conductor se apoya en la duda para efectos del discurso y el diálogo propio del oficio de enseñar, pero teniendo presente lo dicho por José Ortega y Gasset: “Siempre que enseñes, enseña a la vez a dudar de lo que enseñas”. La redacción se realiza en tercera persona plural porque no abrigamos ni persecuciones yoicas ni vanidades academicistas sino el sentimiento de compartir saberes, en nuestra experiencia, como condición natural y esencial de la investigación para la docencia en las universidades, como vía para la “formación de los profesionales que el país requiere”, según el credo que se reza en ellas.
Para efectos de ampliar lo expuesto y agregar otras reflexiones en torno al tema planteado y el objetivo de intentar algunas precisiones necesarias para una mejor comprensión del mismo, las consideraciones siguientes apuntan hacia estos aspectos: ¿Sostenibilidad o sustentabilidad? ¿Administración o Gerencia o Gestión? ¿Filosofía de la Sostenibilidad, Filosofía de la Gestión?, registrados como interrogantes porque no tienen respuestas definitivas.
A medida que ha ido cobrando fuerza dentro de la comunidad científica la noción de Desarrollo Sostenible o Sustentable, también se amplía el debate en torno a sus particularidades, con lo cual estimamos que sigue la trayectoria trazada por los paradigmas emergentes, de acuerdo con Kuhn (1962).Pero como es lógico suponer ese recorrido no es lineal y la aspiración a la univocidad del constructo, en lo inmediato, no es viable. Es posible que esta condición existiese siglos antes, cuando la idea y las teorías del desarrollo como las conocemos hoy, eran parte de unas Ciencias Sociales igualmente desconocidas. No obstante, el progreso y su perdurabilidad en el tiempo, traducían esa posibilidad. Desde las tesis de la Iglesia, se postulaba como credo per secula seculorum la vida perdurable, santificada con la palabra final: Amén.
Hubo que esperar hasta mediados del siglo XX, en un tiempo estructural de aproximadamente tres centurias, para que el Desarrollo Sostenible o Sustentable se asomara al debate y, luego, irrumpiera con fuerza inusitada a raíz del Informe Brundtland (Nuestro Futuro Común), en 1987. (ONU, 2015). En el cuestionamiento al viejo paradigma del desarrollo centrado únicamente en lo económico confluirán diferentes vertientes, impulsadas por una visión transdisciplinaria de la Ciencia ya en boga. Es la hora de hablar de Desarrollo Humano, Desarrollo Social, Desarrollo a Escala Humana, Desarrollo Endógeno, Desarrollo Local, Economía con Rostro Humano, Desarrollo Humano Sostenible.
Configurada con base en la acentuación del proceso de mundialización que nos convirtió en la “Aldea Global” de .Mc Luhan, las críticas al modelo desarrollista adquieren eco planetario cuando lo que está en juego, expuestos los efectos del mismo sobre el ambiente y la destrucción de los recursos naturales, es el futuro de las generaciones presentes y venideras, de por sí ya hipotecado. La vida de todas las especies de la Tierra (incluida esta como ser vivo, en la Hipótesis Gaia) se proyecta como insostenible.
Vale destacar como puntal en ese debate, entre otros, los planteamientos provenientes de la Ecología, disciplina que logra quitarse la mordaza de la Economía para recobrar su autonomía y postular sus teorías y enfoques en torno al nuevo paradigma acerca del desarrollo. Así, por ejemplo: Ecodesarrollo; Ecoeficiencia; Sostenibilidad Débil y Sostenibilidad Fuerte; Huella Ecológica; Era de la Sostenibilidad. Además, el proceso de “hibridización de las ciencias” que rompe con la unidisciplinaridad prevaleciente hasta ese entonces, hace surgir campos de estudio como la Ecología Ambiental y la Educación Ambiental cuyas disputas y controversias por definir y fijar límites a sus disquisiciones, rozan los límites de lo banal. Como en otras disputas similares, al final prevalece la perspectiva de la complementaridad frente a lo disyuntivo, para beneficio de la Ciencia.
También se inscribe dentro de este tipo de debate, la idea de considerar al “desarrollo sostenible” como un oxímoron, en tanto dicho constructo contiene o encierra dos aspectos contradictorios. Similar argumento, a nuestro modo de ver, descalificaría también la afirmación según la cual “el cambio es una constante”; o la idea de la “destrucción creativa”, tan cara a la innovación. “Aprender a desaprender”. “Desorden organizado”, en el ámbito de la Caología. Concedamos, con el debido respeto a quienes así lo plantean, una interpretación equivocada del sentido que le atribuye J.L Borges a tal vocablo, cuyo valor literario y su migración a otros campos de la narrativa científica, reconocemos y suscribimos.
Cuando la Organización de las Naciones Unidas (ONU) crea el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), se adhiere al concepto del Desarrollo Sostenible y ya desde 1990 en adelante, hasta hoy, de manera ininterrumpida edita anualmente el Informe acerca del Indice de Desarrollo Humano (IDH). Cuando se inaugura el Foro de Sao Paulo, en 1990, como espacio de la izquierda latinoamericana para la búsqueda de alternativas al modelo neoliberal, se opta por referirse al Desarrollo Sustentable, supuestamente para diferenciarse del lenguaje oficial. Aquí, evocamos por anecdótico e histórico, el origen de los términos izquierda y derecha en teoría política, asociados a la conformación y ubicación de los integrantes de la Asamblea Constituyente, durante la Revolución Francesa, en 1792.
Otro argumento a tomar en cuenta para entender la esterilidad de la discusión, remite al aspecto semántico, lingüistico, gramatical. El análisis de ambos términos los identifica como “tecnicismos”, en primer lugar; y, en segundo lugar, como sinónimos. Con el agregado de aclarar que la Sostenibilidad o Sustentabilidad son sustantivos derivados de la adjetivación Sostenible o Sustentable, ambos provenientes de los respectivos verbos. (Márquez Rodríguez, 2000).
Salvo mejores criterios, hasta ahora un debate de esa naturaleza se asemeja a los que se producían en el seno de la Iglesia, en Bizancio, donde por varios siglos en los Concilios, la agenda incluyó: El Sexo de los Angeles. Afortunadamente, la pretensión de hacer ciencia hoy cuenta con el recurso metodológico y epistemológico del denominado “estado del arte” que permite ubicar autores en posturas diferentes, es decir, quienes abogan por la sostenibilidad; quienes lo hacen por la sustentabilidad; y quienes se pronuncian por utilizarlos indistintamente, con base en el marco conceptual con el cual aborden la investigación.(3)
En lo que advertíamos antes como el paralelismo analítico, toca ahora una aproximación similar a la Gerencia, mediante aspectos también muy puntuales y controversiales que evidencian rémoras epistemológicas en la producción de conocimiento científico. Para ello establecemos un par de premisas:
¿La Administración es una Ciencia, una Técnica o un Arte?. En este caso, la discusión puede parecer algo trivial, pero lo más grave es que dentro de la literatura que se va elaborando en el marco académico (artículos científicos, trabajos de grado, memorias de investigación, textos), no hay una caracterización explícita del nivel donde se ubica el conocimiento en cuestión. No se atiende a la vigilancia epistemológica que requiere dicho proceso. De allí que, en buena parte de la discusión, aparezcan contradicciones por el uso indistinto de tales nociones fuera del ámbito que corresponde, sin advertir que la Administración o Gerencia se despliega en los tres niveles mencionados.
A propósito de lo anterior, tal vez el aspecto más controversial tiene que ver con lo artístico. Por ejemplo, las tesis de la elección racional en el campo de la Ciencia Económica impactaron de tal manera en la Ciencia Administrativa, desde los orígenes de ésta, que limitaron su propio desarrollo. Encerradas en un paradigma científico que hace prevalecer la objetividad y que no admite la subjetividad en la toma de decisiones, no aceptan la consideración de las emociones ni de los sentimientos en la vida del Homo Economicus y mucho menos del Homo Administrativus. Herbert Simon, economista prestado al campo de la Administración, Premio Nobel, en su obra: “El Comportamiento Administrativo”, contribuye a a la crítica de lo que por mucho tiempo se tuvo como una verdad absoluta.
¿Puede concebirse hoy la Toma de Decisiones en las Organizaciones al margen de las emociones? ¿De qué manera se encara este tema dentro de la Ciencia Administrativa? Los avances en el estudio de la Inteligencia emocional progresivamente se incorporan al campo del conocimiento gerencial. Se habla de una Gerencia Emocional, Neurogerencia, Neuromarketing. En algunas reflexiones concernientes a las dimensiones de análisis de la Sostenibilidad incluimos a la Estética. (Guerra, 2015). Son campos de intercambio que se abren para explorar las respuestas a la interrogante planteada con respecto a la Administración como un Arte, donde la subjetividad está presente.
Otro aspecto que incorporamos dentro de estas reflexiones se refiere al uso indistinto de los términos Administración, Gerencia y Gestión en el campo de la producción de conocimiento científico, en muchos casos sin que sea objeto de discusión ni se expongan las razones para no hacerlo, salvo en contadas ocasiones en las cuales la rigurosidad del abordaje tanto epistemológico como metodológico así lo impone.
Vale destacar, que desde sus orígenes y desde ámbitos geográficos diferentes, tanto la obra de F. Taylor (Principios de Administración Científica), en EEUU, como la de Henry Fayol (Administración General e Industrial), en Francia, como pioneras en la sistematización del conocimiento y la preocupación expresamente declarada, apuntan a darle estatuto de Ciencia. (Sin pasar por alto sus logros, en sentido estricto, como tales o como técnicas, según lo advierte Kliksberg (2000).
En gran medida, apreciamos por la vía de inventario, que muchos textos se inscriben en esa aspiración de construir la Ciencia de la Administración, por lo menos así lo revelan los títulos de algunas de ellas. Este dato se ubica en el contexto de la primera mitad del siglo pasado; pero luego, ya avanzada la creación de las Escuelas de Administración y Contaduría, sobre todo en el ámbito de América Latina, la proliferación de los textos corresponde a una bibliografía en buena parte importada y, por esta vía, la traducción de Management cambia la tendencia hacia la Gerencia.
Abrimos un paréntesis para reseñar un dato anecdótico acerca de cómo se encaraba la referida situación. En 1992, en ocasión de asistir a una conferencia con motivo de la inauguración de una nueva cohorte en el área de Postgrado en Gerencia Empresarial, en la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA), al plantearle al invitado, especialista en el tema, nuestra inquietud, la respuesta fue categórica. “Es una cuestión de glamour”. Cerramos el paréntesis.
Las inconsistencias conceptuales se reflejan también en el tratamiento por áreas de estudio, por ejemplo, cuando es usual distinguir entre Administración Pública y Administración Privada, en décadas atrás; pero, actualmente, en muchos casos la primera generalmente se asocia con la denominación Gestión Pública mientras que a la segunda se le reserva la de Gerencia Privada o Gerencia Empresarial. También está el tema de la gobernanza. Hacemos un breve recorrido por la web y encontramos las más disímiles actividades organizadas bajo los rótulos de Gerencia y de Gestión, indiscriminadamente.
Llámese Ciencias Administrativas o Ciencias Gerenciales o incluso Ciencias Administrativas y Gerenciales, entendemos que hay pautas establecidas que pueden seguirse como criterios válidos en el intento por darle consistencia a la teoría y a la práctica de la disciplina, Están los elementos conceptuales que provee la Epistemología, la Ontología y la Metodología, como aspectos referenciales para demandar la generación de un conocimiento más apropiado y ordenado por niveles y por áreas, según Líneas de Investigación. Estamos hablando de los principales espacios donde se produce, se transmite y se divulga dicho conocimiento, es decir, de las instituciones universitarias, sin desconocer otras fuentes para el “diálogo de saberes”, como propone Morin (1999).
Puede parecer de poca monta, pero un artículo científico, hoy por hoy, donde se aluda, por ejemplo, al tema de los Recursos Humanos en la Gerencia, indistintamente de la organización de la cual se trate, es revelador del marco teórico conceptual con el cual se maneja. Igualmente, las referencias permanentes a definiciones centradas en procesos, productividad y eficiencia, por decir lo menos, reflejan una concepción técnico- instrumental que no se explicita o aclara en el contexto del tipo de conocimiento que se elabora, representando una perspectiva muy limitada para transitar por la vía del cambio de los modelos mentales o metanoia, que plantea Senge (1992), hacia una Ciencia Administrativa o de la Gerencia para la Sostenibilidad.
Las consideraciones anteriores responden a dudas que generan estudios previos dentro de la Línea de Investigación que dirigimos. Por ejemplo, los hallazgos acerca del tipo de formación que reciben los estudiantes de una universidad venezolana, de acuerdo a contenidos relacionados con el Desarrollo Humano Sostenible, revelaron serias debilidades, tratándose de un nuevo paradigma (Guerra y Meléndez, 2018). El insuficiente desempeño de las empresas en cuanto a “buenas prácticas ambientales”. (Guerra y Jiménez (2015). Asimismo, en cuanto a la gestión de empresas tomando en cuenta las referencias del Pacto Global, en una ciudad venezolana, los resultados arrojaron un severo déficit en su contribución al Desarrollo Sostenible. (Rojas y Guerra, 2014).
La idea de una Filosofía de la Sostenibilidad proviene, en los términos más elementales, de la necesidad de pensar, de reflexionar, acerca del mundo que nos rodea para proveernos de explicaciones que nos permitan convivir en armonía con otras especies en medio de un hábitat que inexorablemente debe preservarse para salvaguardar tanto la vida de las generaciones actuales como de las futuras y del planeta mismo.
La Filosofía de la Sustentabilidad tiene la particularidad de traducir la posibilidad de recobrar, rescatar y reivindicar para el mundo, el sentido de la existencia mediante el desarrollo humano de la gente, por la gente y para la gente. Asistimos a un proceso de transición marcado por un cambio de época. que es diferente a una época de cambios. Siguiendo a A. Gramsci, pudiéramos decir, otra etapa en la Historia de la Humanidad, en la cual lo que está muriendo no termina de morir y lo que está naciendo no termina de nacer.
El señalamiento anterior, a su vez está relacionado con la llamada Crisis de la Modernidad que al identificarse con los rasgos que caracterizan un proceso de transición en la expresión gramsciana, por la magnitud, la vertiginosidad, lo imprevisto, la interrelación y el impacto de las transformaciones que ocurren se ha identificado con la Postmodernidad, para connotar de alguna manera lo que se perfila, con el auxilio del prefijo post. No por casualidad encontramos referencias a “La Sociedad Postcapitalista”; “La Sociedad Postindustrial”. Además del abordaje del tema bajo otros títulos: La Otra Modernidad; La Sociedad del Riesgo; La Modernidad Líquida; La Era de la Información, por mencionar algunas.
Una cuestión está en el centro de nuestras dudas al respecto: ¿Siendo de tanta gravedad el problema, por qué las medidas para enfrentarlo no son apropiadas? El grado de conciencia y la voluntad de actuar conspiran contra ello. No porque no se haya hecho nada, sino porque lo juzgamos insuficiente y las evaluaciones del esfuerzo por parte de los organismos internacionales relacionados con el tema, así lo confirman. La Iglesia Católica mediante las dos (2) últimas Encíclicas del papa Francisco sigue alertando al respecto. Ese grado de conciencia planetaria dado el alcance universal que debería traducirse en un comportamiento diferente y más cónsono con lo que demanda la situación, es la base de una Filosofía de la Sustentabilidad.
Puede parecer un contrasentido, pero frente a los adelantos de la inteligencia artificial, los llamado por la recuperación del arte o del oficio de pensar, no es algo que pueda desdeñarse. ¿El atractivo del texto: “El Mundo de Sofía” (Jostein Gaarder), al inicio de la década de los noventa (1991) fue una casualidad, una causalidad o ambas cosas? Su éxito, popularidad (medida como best seller) no creo que podamos equipararlo, en cuanto a contenido y propósito, al de los textos de autoayuda, en un contexto de incertidumbre, de inseguridad, de falta de certezas, como el que se perfilaba en ese momento para la humanidad.
Con miras a la formación, la difusión y promoción de la idea de la Sostenibilidad, nada mejor que la vía más idónea hasta ahora inventada: La Educación. En 1998, el ente rector de la Ciencia, la Educación y la Cultura, adscrito a la Organización de las Naciones Unidas, la UNESCO, publica el texto: La Educación para un Futuro Sostenible. Vale preguntarse: ¿Dónde estamos hoy en este aspecto? ¿Cuál es la evaluación que tenemos? ¿Cuál es el impacto sobre la Gerencia? ¿Epistemológicamente, que tipo de conocimiento se maneja en la universidad?
Pensar en una Filosofía de la Sostenibilidad implicaría comprender su significación desde lo estrictamente individual representado por la vida del integrante de una especie, agrupado en su propia comunidad de origen, procurándose su supervivencia, en simbiosis con la naturaleza, en un mundo organizado, hasta lo abiertos confines de lo que conocemos como planeta Tierra, sin límites en el espacio sideral.
¿Hay alguna entidad, identificada ontológicamente con el ser humano y no humano que no procure salvaguardar su existencia? El drama shakesperiano cobra vigencia en el mundo de las organizaciones que pueblan la sociedad, conceptuada hoy como una “sociedad organizacional” donde nos debatimos entre las posibilidades de vivir, convivir y sobrevivir, con base en la conjunción que hagamos de nuestro proyecto individual, familiar y colectivo para enfrentar a la (in) sostenibilidad del entorno que nos rodea., con todas sus oportunidades, amenazas, debilidades y fortalezas, estratégicamente hablando.
La Filosofía de la Sustentabilidad o Sostenibilidad representa un estadio o nivel superior para la discusión en curso, toda vez que se ha ido construyendo una especie de arsenal teórico y práctico cuya sistematización desde diferentes perspectivas transdisciplinarias, complejas e integrales, con sus respectivos subniveles, macro, meso y micro, llevan a plantear la viabilidad de lo que aquí comentamos, así como otras que abogan, por ejemplo, por una Ciencia de la Sostenibilidad.
En el plano de la Administración o Gerencia, para variar, se hace referencia a una Filosofía de Gestión. Los textos y autores especializados en el tema así lo mencionan, pero no siempre fue así, aun cuando es de suponer que toda organización se crea con una finalidad. Ello se hizo explícito y formalizó en la teoría cuando apareció el denominado Enfoque de la Gerencia Estratégica, a nuestro modo de ver, inspirado en el paradigma de la Teoría General de Sistemas que posibilitó entender la empresa como un sistema abierto, como un sistema social, orientado por la Misión, la Visión, los Valores y los Objetivos, conforme a un Proyecto Institucional que incluye, además de los intereses de los accionistas (sahareholders), los intereses de otros grupos implicados en su desempeño (stakeholders), así como factores diversos del contexto o entorno (económicos, políticos, sociales, tecnológicos, ambientales, entre otros), donde se desenvuelve, bajo una interrelación de mutua afectación.
¿La Filosofía de la Sostenibilidad que significación puede tener para la Filosofía de Gestión de una organización, de una empresa? Es una alternativa válida en proceso de construcción para una sociedad que aun continúa sin referentes en medio de la incertidumbre y el riesgo presentes en lo que va de siglo. La propuesta del Pacto Global aprobada por las Naciones Unidas con representación de los gobiernos, del sector empresarial y de organizaciones de la denominada sociedad civil en torno a los denominados Objetivos del Milenio, dándole continuidad a la Agenda 21, de 1992; y los Objetivos del Desarrollo Sostenible, pautados como Agenda 2030, acordados hace cinco años (ONU, 2015), pese a no alcanzar los resultados esperados, son algunos hitos demarcadores de dicho proceso. Las iniciativas son numerosas y variadas pero no tienen el mismo ritmo ni la uniformidad que reclama la urgencia del tiempo que vivimos.
La sociedad para hacerse sostenible requiere de organizaciones sostenibles y esta afirmación contiene dos (2) vertientes que le dan direccionalidad a la idea de una Gerencia Sostenible o Sustentable. La primera es que no concebimos una organización sin administración o gerencia, de hecho sería negar la razón de ser de la Ciencia en este ámbito o región de la realidad que se conoce y se construye. Que ya lo decía Marc Bloch: “La Historia es la Ciencia de los hombres en el tiempo”. La segunda, es que la Gerencia como ciencia también debería estar dando cuenta de los problemas que igualmente confronta la sociedad contemporánea, es decir, la crisis global es un problema de Gerencia.
Repensar la Ciencia, en general, es un ejercicio filosófico. Hay en el caso de la Gerencia requerimientos específicos que desde la epistemología, la ontología y la metodología, en una perspectiva clásica, es necesario abordar para construir el conocimiento apropiado de acuerdo con las rupturas paradigmáticas que en cada contexto histórico-social se producen. La idea de la Sostenibilidad o Sustentabilidad no puede resultar ajena a la Ciencia de la Administración o de la Gerencia.
En el trayecto que recorre la Administración Científica desde sus orígenes hasta la actualidad se fueron creando nociones, constructos y categorías de análisis que pasaron a engrosar el corpus teórico de lo que, en general, se corresponde con un período identificado como la Epoca Moderna. Diferentes enfoques, escuelas o corrientes de pensamiento contribuyen así a lo que puede identificarse con el proceso de conformación de la Gerencia Moderna. Al sobrevenir, un cambio de época, asociado a la denominada Postmodernidad, se inicia una ruptura epistemológica y, con ella, un paradigma emergente o nuevo paradigma: La Sostenibilidad o Sustentabilidad, cuyo impacto en las organizaciones y en la conformación de la sociedad misma, pasa a ser un reto para la Gerencia Postmoderna.
La disputa paradigmática en curso revela un profundo anclaje del viejo marco conceptual que impide el avance y la irradiación de la idea de la Sostenibilidad. Subsisten vacíos de contenidos, inconsistencias teóricas, debates acerca de cuestiones triviales que en muchos aspectos asemejan discusiones bizantinas, aunadas a un reduccionismo metodológico que impide una contextualización adecuada para comprender y construir la realidad a explicar. En gran medida se pasa por alto la interrelación compleja y transdisciplinaria que provee una perspectiva de análisis basada en el enfoque sistémico y la visión histórico-social.
La idea de una Filosofía de la Sustentabilidad o de la Sostenibilidad se convierte en un referente universal por el alcance de su contenido y la multidimensionalidad que comporta. La fundamentación teórica que le aporta la crítica al viejo paradigma del desarrollo y los efectos perversos sobre el ambiente, la destrucción del planeta y la desigualdad social acarreada, desde diferentes vertientes teóricas confluyen en el denominado Desarrollo Humano Sostenible. El “subdesarrollo” de las Ciencias Sociales supeditado a la Economía incorpora la visión transdisciplinaria donde incluimos a la Gerencia, como “olvidada” y a la dimensión desconocida o por descubrir.
Pensar en una Filosofía de la Sostenibilidad como referente de una nueva Filosofía de Gestión para cualquier organización no es solamente indispensable sino enteramente viable, cuando se aprecia que los postulados y las tesis del nuevo paradigma va permeando progresivamente hacia la sociedad. Se habla de Ciudades Sostenibles; Empresas Sostenibles; Universidades Sostenibles.(4) Entendemos entonces, que una Gerencia Sostenible requiere que los fundamentos del Proyecto Institucional (Misión, Visión, Valores, Objetivos) para que contribuya al Desarrollo Sostenible incorpore tales postulados, toda vez que dicha filosofía, “en el plano formal otorga argumentos, razonabilidad y previsibilidad a los comportamientos, es una proposición que atraviesa las diferentes decisiones que se toman en la organización, en todos los niveles” (p.21).
Finalmente, planteamos que sin organizaciones sostenibles no habrá un desarrollo de esta naturaleza. No es solamente en el plano micro donde se plantea dicho reto. A escala mundial, líderes de la estatura del Papa Francisco, entre otros, abogan con sus posturas críticas por una conciencia generalizada acerca de los peligros de mantener en los niveles actuales la insostenibilidad del planeta. Las Encíclicas Laudatio Si y Frattelli Tutti representan la confirmación eclesiástica de las tesis bautismales plasmadas en el Informe Brundtland (Nuestro Futuro Común), en 1987.
En este plano macro, desde el punto de vista científico, la Gerencia Sustentable igualmente está llamada a dar cuenta de la manera cómo encarar los problemas sociales contemporáneos. En otras palabras, el mundo enfrenta un problema de Gerencia. La exacerbación de la crisis gerencial por efectos del Covid 19, expresada en el desacuerdo y desarticulación del manejo de la situación, no deja dudas al respecto. ¿Cuáles son las bases de una Gerencia Sostenible Postpandemia?
De Souza, José (2001). La Dimensión Institucional del Desarrollo Sostenible. Disponible en: http://www.naturalezaycultura.org/docs/Souza-LIBRO2001-La_dimension_institucional_del_desarrollo_sostenible.pdf.
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(1) Un artificio didáctico metodológico que intenta ubicar el análisis en el mismo contexto mediante argumentos que se elaboran en paralelo pero tratando de establecer la relación entre ellos. Alude a la metáfora: “Todos los caminos conducen a Roma”.
(2) La pandemia generada por el Covid-19, desde el punto de vista de una Gerencia Global de la crisis es ilustrativa al respecto, aun cuando escapa al contenido de este ensayo, es materia pendiente de debate.
(3) La disputa entre Mercado y Estado muestra posturas irreconciliables, pero también quienes adscriben lla tesis de “Tanto Estado cuanto Mercado sea necesario”.
(4) En el 2010 se creó el ranking GreenMetric con el objetivo de evaluar aspectos ambientales y de sostenibilidad de las universidades en el ámbito mundial. El mayor de los contrasentidos se encierra en la pregunta: ¿Cómo enseñas gerencia ambiental en una institución donde las prácticas ambientales están ausentes?