Vol. 4 N° 2
Julio - Diciembre 2023
Pueblito pintoresco, conocido por algunos como el Encanto de la Llanà, por la hospitalidad y calidez de su gente, por la pulcritud de sus calles y casas que celosamente conservan sus pobladores, por el nacimiento de agua conocido como La Aguada, por las leyendas y anécdotas que han surgido de él. Suruy, ubicado en la Sierra de Falcón, parroquia Independencia, municipio Federación. (Ver Figura 1). Según la tradición recogida por el profesor Neptalí Gutiérrez en su obra "Relatos: Suruy, Tierra de Historia, Leyenda y Poesía" (2003).
Su nombre se deriva de La Aguada (sitio donde hay agua potable para surtirse de ella), a quien el pueblo supuestamente debe su nombre, ya que los indígenas llamaban “Suruy” a todo sitio donde brotaba o manaba agua. La profesora Nelly de Rodríguez, quien fue cronista de Federación- Falcón. Refiere en su libro Topónimos de Centros Poblados del Municipio Federación del Estado Falcón, que “Suruy Sororo”, en lengua guararao es “sust, verb. de Sosoró…lo que chorrea…chorro de agua"..." (2004. p.155), definición que respalda lo dicho por los forjadores (y no fundadores porque en estos parajes ya estaban asentados grupos indígenas) del pueblo los hermanos Don Gilberto y Don Isaías Gutiérrez González, quienes pisaron por primera vez a ese paraje, alrededor de (1874); el profesor Neptalí Gutiérrez, en el trabajo que se ha mencionado relata que estos hombres llagaron a estas tierras desde Agua Clara, a lomo de bestias comenzó esta hazaña lo que dio como resultado lo que hoy es Suruy. Por muchos días y meses vagaron por todos esos pueblos y caseríos de La Llaná sin encontrar la tierra que tanto anhelaban. Hasta que una remota y cálida tarde, cansados y casi con la fe perdida llagaron a un nacimiento de fresca y abundante agua donde saciaron su sed… luego los hermanos recorrieron el lugar y subiendo por una pendiente se abrió ante ellos la hermosa visión de un diminuto valle que parecía estar esperándolos. (Ver figura 2, 3 y 4).
A estos hermosos parajes los cobija un implacable sol, su abrazador calor que contrasta con sus frías noches cargadas de fuerte brisa que se deja colar entre los cujisales entremezclados éstos con las tunas y los cardones.
Este pueblo está lleno de creencias y tradiciones fervorosas de fe, las cuales han sido parte importante de este lugar, estas conmemoraciones figuran desde los comienzos de su fundación, la familia Gutiérrez González fueron de una profunda formación católica, por lo que impusieron a su familia y trabajadores la norma de rezar el santo rosario todas las noches después de las faenas del día en casa de Don Isaías, después del rezo venia el acostumbrado brindis, que consistía en una taza de guarapo hecho de leche de cabra y endulzado de papelón acompañado de un pedazo de arepa pelada, tostada en las brasas del fogón. Era el momento de la risa y de la chanza.
Mientras esto sucedía, un niño llamado Gilberto Pascual enfermó, por lo que su padre Don Gilberto hizo traer un médico desde la ciudad de Coro para que lo examinara y sanara, por desgracia el diagnóstico del médico no fue favorable, dándole la noticia de que su querido hijito, moriría pronto. La aflicción se apoderó de todo Suruy. Ante esta desdicha Don Gilberto una noche de extrema desesperación y de rodilla imploró al cielo que por caridad le diera la salud de su pequeño… suplicó una y otra vez a Dios a través de San Rafael Arcángel y a nuestra Señora del Carmen, la sanación para Gilbertico, a cambio mandaría construir una capilla pequeña en honor a San Rafael Arcángel, la cual serviría como lugar de oración. Para alegría de todas las súplicas, oraciones, promesas habían sido escuchadas y Gilbertico fue recuperando la salud poco a poco y así Don Gilberto de inmediato se puso a construir el Oratorio dedicado a San Rafael Arcángel, el cual hoy es orgullo. de los suruyeros, lugar donde permanecen las imágenes de San Rafael Arcángel y de la virgen del Carmen traídas de España por encargo de Don Gilberto y algo muy valioso que en él se encuentran, son los plafones (superficie adornada que se aplica al techo), pintados para la época por el artista italiano Moccelo, quien se inspiró dejando en ellos las más hermosas imágenes religiosas. (Ver figura 5).
Tal era la devoción por San Rafael Arcángel por el milagro concedido que al Oratorio llegaban cada vez más personas arrodillarse ante el Altar donde se encontraba la imagen del Santo, a suplicar por sus necesidades y en especial para que les curará de sus enfermedades, ya que en esos apartados poblados eran muy pocos los médicos y muchas las enfermedades. Y surge la pregunta ¿cómo curaba San Rafael? y la respuesta es la FE, la gran mayoría se curaba con súplicas y oraciones. Todos los pueblos tienen sus propias historias y en palabras del profesor Gutiérrez "en todos hay abuelas que conocen el pasado y nietos interesados en el mismo para transmitirlo a las nuevas generaciones, para así, mantener viva la esencia misma de ser lo que hoy somos". Y es por medio de su abuela Eremita Gutiérrez, hija de Don Isaías y de su madre Celina del Carmen de Gutiérrez que él obtiene todos los relatos del pasado de su amado Suruy.
Prosiguiendo con lo acontecido de la gran fe hacia San Rafael, en el pasado cuando la esperanza de vida era nula, le pedían a Don Gilberto que se hiciera la "TENIDA", era una sesión espiritista que se hacía en el Oratorio a altas horas de la noche, para invocar al Espíritu de San Rafael y así pedirle que ayudara a tal o cual persona que yacía en lecho de muerte. Esto es casi increíble, pero quienes lo contaron fueron testigos de dicho suceso, lo asevera el profesor Gutiérrez.
En el oratorio se reunían los hermanos Gutiérrez González, con otras personas mayores y de mucha fe, además buscaban a una persona en especial niño que no supiera escribir, luego se ubicaban alrededor una mesita vestida de una sábana blanquísima y sobre ella una vela encendida, papel y lápiz. Don Gilberto comenzaba a rezar una oración y los demás, con excepción del niño, le imitaban en voz baja, hacia la invocación al Espíritu de San Rafael y la petición en estos términos "Oh glorioso San Rafael Arcángel, humildemente hemos ante ti a suplicarte por la salud de (aquí se menciona el nombre de la persona que se quería obtener la gracia) por favor decínos que podemos hacer si está Dios Saná y si no que se haga su santa voluntad".
Enseguida uno de los presentes apagaba la vela deliberadamente, para que el niño escribiera en el papel guiado por el Espíritu de San Rafael. Todos mantenían un absoluto silencio mientras el niño escribía, y cuando se sentía caer el lápiz en la mesa era señal inequívoca que lo que fuese ya había sido dicho. Al instante procedían a encender la vela de nuevo, ansiosos por conocer el resultado de aquella petición. Esta escritura a veces indicaba en forma sencilla lo que se debía hacer con el enfermo "dele tal o cual jarabe, de tal monte, o denle tres vasos de agua de la tinaja que está en el rincón, tres veces al día." Con eso bastaba para curarse, pero otras veces escribía simplemente "su hora está cumplida, y firmaba San Rafael Arcángel". En la actualidad esto no se puede llevar a cabo porque quienes sabían la oración para hacer venir al espíritu murieron llevándose a la tumba no solo la oración sino también el secreto de cómo lograron ese centro espiritista.
Otro interesante acontecer de Suruy es su Aguada, de ella se dice en palabras de la abuela Eremita Gutiérrez “güeno mijo, aquí la gente, siempre se para oscurito y van pa' La aguada a buscá el agua pa' tomá y dicen que cuando van llegando y que ven a un hombrecito caminando pol entre las piedras con un sombrerote. Él y que es el dueño de la Aguá y por eso la cuida”. (Ver figura 6).
Suruy, está lleno de anécdotas religiosas y folclóricas, este espacio no es suficiente para contar tanta riqueza popular, sin embargo, no se puede dejar de resaltar las fiestas patronales en honor a San Marcos de León, festividad de gran despliegue pública que se celebran todos los 25 de abril de cada año con atracciones cívico – religiosas y culturales, destacándose el canto de salves al santo acompañado de cuatro, violín, tambora y maracas. (Ver figura 7 y 8).
Finalmente, el profesor Neptalí con mucho orgullo expresa que con todo lo que sus abuelitas les relataron tuvo más conocimiento de Suruy y de su familia Los Gutiérrez, lo cual ha transmitido a sus hijos para que éstos a su vez lo transmitan a sus nietos, y así sucesivamente para que de esta manera todo esto tenga presencia y vigencia a través de todos los tiempos… (Ver figura 9).
Personas como el profesor Neptalí Gutiérrez, son las que mantienen vivo el pasado de nuestros ancestros trayéndolo al presente para la preservación de nuestro patrimonio, son escritores del pasado y presente, para convertirse en una especie de actores y defensores de su cotidianidad. Son los hombres que tienen el interés por la elaboración de la historia de sus pueblos, una inmensa devoción por la investigación, divulgación y defensa de la pequeña historia. A usted profesor desde la Fundación Cultural K'ras, gracias por su gentiliza y su noble labor.
Suruy, tierra mágica, pueblito pintoresco, con sus calles polvorientas pero siempre pulcras en donde se exhiben sus casas pintadas alegremente y adornadas de plantas y arbustos florales de un exquisito rosa, que se fusiona con el amarillo sepia del sol, inevitablemente recrean la mirada de sus pobladores y de quien le visita, tanto que garantiza un regreso seguro, a esta tierra de encanto.
Rodríguez, N. (2007). topónimos de Centros Poblados del Municipio federación del Estado Falcón. Publicación Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda (UNEFM).
Gutiérrez, N. (S/P). Relatos Suruy, Tierras de Historias y leyendas. Cuaderno encuadernado.