Revista Honoris Causa | ISSN: 2244-8217 / ISSN-L: 2244-8217
Revista Honoris Causa | Universidad Yacambú

Vol. 16 N° 1

Enero - Junio 2024

LA FORMACIÓN DOCTORAL EN EL DESARROLLO PROFESIONAL DEL DOCENTE UNIVERSITARIO. REFLEXIONES PARA LA TRANSFORMACIÓN EDUCATIVA

DOCTORAL TRAINING IN THE PROFESSIONAL DEVELOPMENT OF UNIVERSITY TEACHERS. REFLECTIONS FOR EDUCATIONAL TRANSFORMATION

Samira Georgina Khazmou Nazi
Universidad Central de Chile, Santiago de Chile

 

Recibido: 18-04-2024
Aceptado: 16-05-2024

Resumen

El ensayo subraya la importancia de la formación doctoral como un espacio propicio para la transformación social y el crecimiento profesional del docente universitario. Se reflexiona sobre las responsabilidades que recaen en las universidades chilenas en cuanto a la generación, preservación y transmisión del conocimiento en diversas áreas, desde las ciencias hasta las humanidades, las artes y la tecnología. A partir de esta revisión, se comprende el papel fundamental del docente universitario en este proceso educativo. Al considerar la formación doctoral en educación, se interpreta como una oportunidad para la producción de conocimiento innovador, donde se evidencia la capacidad del doctorando para investigar y establecer colaboraciones académicas. No obstante, es crucial abordar los desafíos actuales para aprovechar al máximo estas oportunidades. Por lo tanto, se presentan reflexiones sobre la necesidad de fomentar el pensamiento crítico-reflexivo, apoyar la investigación y la innovación, impulsar el respaldo institucional, valorar la diversidad, promover la formación continua y fomentar la colaboración entre pares, a través de la interdisciplinariedad y la ética en la investigación doctoral.

Palabras clave:
formación doctoral; desarrollo profesional; docente universitario.

Abstract

The essay highlights the relevance of doctoral training as a favorable scenario for social transformation and the professional development of university teachers. It reflects on the responsibilities assigned by current legislation to Chilean universities regarding the generation, preservation and transmission of knowledge in various areas, from the sciences to the humanities, arts and technology. From this review, the fundamental role of the university professor in the educational promise of institutions towards their students and society is understood. When considering doctoral training in education, it is interpreted as a scenario for the production of innovative knowledge, where the disciplinary and research skills of the doctoral student are evident, in addition to the academic collaborations that are developed during their training journey. However, it is necessary to address various challenges that allow us to take advantage of the opportunities offered by the current context, therefore, reflections are presented on the need to promote critical-reflective thinking, support research and innovation, promote institutional support, value the diversity, promote continuous training and encourage collaboration between peers, through interdisciplinarity and ethics in the construction of the doctoral thesis.

Keywords:
doctoral training; professional development, university professor.

Introducción

El presente ensayo destaca la importancia de la formación doctoral en el desarrollo profesional del docente al inspirar cambios positivos en las políticas educativas y en la valoración de la investigación en la educación universitaria. Por ello, a partir de la revisión de diferentes autores, reflexionaremos sobre la función clave que desempeña la formación doctoral en la calidad de la enseñanza y en la promoción de una cultura académica basada en la excelencia e innovación.

La docencia universitaria es un campo diverso que involucra a profesionales de diversas áreas del conocimiento, por ejemplo, desde profesores hasta expertos en campos específicos cada individuo contribuye con su experiencia, saberes, vivencias, conocimiento, entre otros, para enriquecer el proceso educativo. En este contexto, la formación doctoral emerge como un componente clave para el desarrollo profesional del docente universitario, al proporcionar las competencias necesarias para liderar la innovación en la educación superior.

La Formación Doctoral en el Desarrollo Profesional del Docente Universitario

La docencia universitaria, involucra a diversos profesionales de variadas disciplinas científicas: Profesores, Ingenieros, filósofos, médicos, biólogos, lingüistas, economistas, entre otros expertos, cada uno desde su campo de estudio, contribuyen con su perspectiva, pasión por el aprendizaje, amalgama de experiencias y saberes, en el fortalecimiento del entorno educativo, promoviendo la interacción interdisciplinaria, al recrear un ambiente propicio para la formación de los futuros profesionales.

Si bien es cierto que, en el ámbito de la docencia universitaria, no todos los implicados son necesariamente profesores de carrera, es importante reconocer la función social asignada a estos expertos, la cual demanda una profunda intención de contribuir a la formación de profesionales competentes, el desarrollo de las ciencias, la cultura y la economía. Por lo tanto, convergen en la universidad, investigadores, profesionales en ejercicio en campos específicos, inspirados por el deseo compartido de cultivar el talento emergente, fomentando un ambiente colaborativo que beneficie tanto a los estudiantes como a la comunidad académica en su conjunto.

La universidad es definida en el Artículo 3 de la Ley 21901 Sobre Educación Superior, en Chile como:

Son instituciones de educación superior cuya misión es cultivar las ciencias, las humanidades, las artes y las tecnologías, así como también crear, preservar y transmitir conocimiento, y formar graduados y profesionales. Corresponde a las universidades contribuir al desarrollo de la cultura y la satisfacción de los intereses y necesidades del país y sus regiones. Éstas cumplen con su misión a través de la realización de docencia, investigación, creación artística, innovación y vinculación con el medio. La formación de graduados y profesionales se caracteriza por una orientación hacia la búsqueda de la verdad y hacia la capacidad de desarrollar pensamiento autónomo y crítico sobre la base del conocimiento fundamental de las disciplinas. (p.3)

Interpreto que las Universidades tienen como funciones fundamentales cultivar el conocimiento en diversas áreas del conocimiento, como las ciencias, las humanidades, las artes y las tecnologías; formar profesionales, contribuir al desarrollo cultural, al progreso del país, entre otros. Para cumplir con su misión, las universidades realizan actividades como la docencia, la investigación, la creación artística, la innovación y la vinculación con el entorno.

Para lograr estos propósitos, las universidades necesitan, en gran medida, contar con docentes altamente competentes. Se trata de profesionales que deben promover el pensamiento crítico y autónomo en sus estudiantes, garantizar la calidad de la educación superior, el cumplimiento de los objetivos de desarrollo cultural como aspectos clave para fomentar la innovación, la investigación, coadyuvando a responder con pertinencia a las necesidades del entorno.

Asimismo, es importante destacar que la Ley 20129 que establece el Sistema nacional de aseguramiento de la calidad de la educación superior en Chile, señala en su artículo 17 que “Las instituciones de educación superior deberán acreditarse en las dimensiones de docencia y resultados del proceso de formación; gestión estratégica y recursos institucionales; aseguramiento interno de la calidad y vinculación con el medio.” (p.5) Estas áreas son críticas para asegurar que las instituciones cumplan con su misión de contribuir al desarrollo integral de la sociedad, al tiempo que mantienen altos estándares de excelencia académica y relevancia en un entorno en constante cambio.

Igualmente, la mencionada Ley define al Docente Universitario como:

El cuerpo académico desarrolla las actividades académicas, de gestión y de vinculación con el medio que compromete el Proyecto Institucional, para lo cual cumple con credenciales para la docencia e investigación, y ejerce los roles de gestión académica que permiten un desarrollo eficaz del proceso de enseñanza y aprendizaje, en un contexto inclusivo y de equidad de género. (p.11)

A la luz de las ideas expuestas, cavilo que el cuerpo académico despliega una variedad de actividades esenciales que se alinean con el Proyecto Institucional de cada universidad y deben contar con la acreditación necesaria tanto para la docencia como para la investigación, además de asumir roles de gestión académica que facilitan un desarrollo efectivo del proceso de enseñanza y aprendizaje, así como asumir el compromiso con la inclusión, la equidad de género, promover la diversidad, la igualdad de oportunidades, entre otros.

En consideración a las demandas sociales, el desarrollo profesional del docente universitario es relevante, al tratarse de profesionales que desempeñan un papel fundamental en la realización de la misión de la universidad. Por ello, es fundamental financiar oportunidades que le inviten a fortalecer competencias que les permitan mejorar sus habilidades pedagógicas, fortalecer su capacidad de investigación, la gestión académica, así como para fomentar la inclusión y la equidad de género.

Lo ante detallado, presenta similitud con lo expresado por Villarreal (2021):

Todo profesional de la docencia requiere desarrollar competencias que les permitan reflexionar sobre su accionar, pues su tarea no se va a centrar en ejecutar planes propuestos por expertos, sino que tendrá la responsabilidad de deconstruir, coconstruir y reconstruir contenidos, estrategias, recursos o medios en su práctica (p.184).

Esta perspectiva destaca que la labor del docente involucra un proceso continuo de reflexión recursivo para adaptar prácticas existentes, desconstruirlas y reconstruirlas con los otros, en función de necesidades de diversos contextos. De allí que, el docente se convierte en un agente activo en el proceso educativo, capaz de responder de manera efectiva a los desafíos o cambios constantes de la sociedad.

Bajo esta óptica, la docencia universitaria se erige como un pilar fundamental del desarrollo académico y social, al fomentar la interacción interdisciplinaria mientras que, se cultiva un ambiente propicio para la formación de profesionales. Por tanto, la docencia universitaria tiene un impacto directo en la calidad del proceso educativo, así como también, en la capacidad de la institución para cumplir con sus objetivos estratégicos.

En consecuencia, la figura del docente universitario adquiere un rol protagónico, siendo responsable de guiar este proceso formativo con la profundidad y la reflexión necesarias para impulsar la deconstrucción, coconstrucción o reconstrucción constante de conocimientos. Así, el desarrollo profesional del docente universitario se revela como un imperativo para garantizar una educación superior de calidad, adaptada a las demandas sociales, en constante transformación.

Desde este escenario, según Alvarado y Villarreal (2023), el desarrollo profesional nace de la transformación “La transformación es lo que realmente muestra la altura de su formación.… Resulta inequívoco corroborar que si se busca la formación personal o profesional obviamente va a ocurrir una transformación netamente humana, aunque con repercusiones obvias en lo social.” (p.141). Comprendo que la verdadera medida del nivel de formación de una persona se evidencia a través de su capacidad para transformarse. El proceso de formación permanente implica un cambio profundo en la forma en que la persona percibe el mundo, se relaciona con los demás y se desenvuelve en la sociedad.

Trasladando estas ideas al desarrollo profesional de los docentes universitarios, interpreto que la verdadera valoración de la calidad de su formación se refleja en su capacidad para transformar tanto a sí mismos como a sus estudiantes. Los docentes universitarios, al buscar continuamente su formación profesional y personal, experimentan un proceso de transformación que va más allá de la mera adquisición de conocimientos o habilidades. Este recorrido implica un desarrollo integral que transforma su forma de pensar, de enseñar, de interactuar con los otros actores educativos.

Como mencionan Garcés y Santoya (2013) “El desarrollo profesional docente se refiere a la capacidad del docente por mantener la curiosidad e identificar qué es de interés para sus estudiantes, apoyándose en todo momento en lo que otros docentes expertos le aconsejan.” (p.290). El desarrollo profesional docente abarca un proceso continuo en el cual se fortalecen sus conocimientos, habilidades y prácticas pedagógicas. Es importante destacar que una actitud de curiosidad contribuye a mejorar la profesionalidad a través de orientación, asesoramiento de otros educadores expertos, colaboración con colegas más experimentados, la participación en comunidades de aprendizaje profesional o la búsqueda activa de recursos, consejos en línea, desarrollar programas de formación, estudios postgraduados como diplomados, magíster y doctorados.

Estas acciones le permiten al docente universitario mantener la interacción con otros profesionales que puedan proporcionarle perspectivas diversas, nuevas ideas, estrategias efectivas, entre otros conocimientos para enriquecer su práctica pedagógica. Por ello, cuando el docente universitario decide emprender un estudio doctoral, en este acto asume un compromiso personal con su propio desarrollo profesional al reconocer la importancia de mantenerse actualizado y en constante búsqueda de mejorar su práctica pedagógica.

De este modo, el docente al ingresar a un programa de doctorado, inicia un proceso riguroso de investigación que amplía sus conocimientos en su área de especialización, le brinda la oportunidad de profundizar en las dimensiones del conocimiento ontológicas, epistemológicas, metodológicas, axiológicas o praxeológicas. Además, al interactuar con otros investigadores académicos, el docente doctorando tiene la posibilidad de enriquecer su práctica pedagógica a través del intercambio de ideas, la reflexión crítica y la colaboración en proyectos de investigación, tal como lo plantean Castillo, Rojas y Moreno (2023):

El doctorado representa el grado académico de mayor jerarquía, encierra una cierta complejidad, no necesariamente dificultad, pero exige que los aspirantes tengan conocimientos, habilidades, destrezas, valores y valoraciones elevadas. Se advierte que la calidad de un doctorado no se limita a la graduación, está mediada por acciones trascendentes en las etapas pre formativa, formativa y post formativa. Nótese que se trata de un proceso de formación integral con miras al desarrollo del conocimiento y consecuentemente al desarrollo de la sociedad. (p.151)

Lo antes expuesto, me permite reflexionar que la complejidad inherente al proceso de obtención del grado de doctor deviene de la capacidad de (a) profundizar en la construcción del conocimiento científicos y (b) consolidar competencias transversales a lo largo de las etapas pre-formativa, formativa y post-formativa de los programas doctorales. Se trata de un proceso de formación integral recursivo, con un enfoque en el desarrollo del conocimiento con la mirada puesta en el progreso de la sociedad en su conjunto.

Como señala Fullan (2015) la formación doctoral en el ámbito educativo “es un elemento crucial para el desarrollo profesional de los docentes, por cuanto promueve la adquisición de conocimientos especializados y habilidades de investigación que permiten una práctica docente reflexiva” (p.14). De estas consideraciones se destaca que la formación doctoral representa un componente esencial en el desarrollo profesional de los docentes, al permitirles desarrollar habilidades avanzadas de investigación para abordar de manera reflexiva los desafíos educativos-pedagógicos que enfrentan en su práctica diaria.

Agrega además, que la formación doctoral en educación fomenta una mentalidad de aprendizaje continuo y de búsqueda constante de la excelencia en la enseñanza, lo que se traduce en un impacto positivo tanto en la calidad de la educación que ofrecen a sus estudiantes como en el avance del conocimiento en su campo disciplinar. El compromiso con el desarrollo profesional contribuye a fortalecer la práctica docente, por ello, infiero que los profesionales formados en el nivel doctoral están preparados para (a) enfrentar los desafíos del entorno educativo actual, (b) contribuir de manera significativa al progreso de la sociedad y (c) innovar en la generación del conocimiento.

La formación doctoral en educación proporciona a los docentes una comprensión de los fundamentos de la enseñanza y el aprendizaje, al proporcionar a competencias para diseñar experiencias de aprendizaje adaptadas a las necesidades de sus estudiantes, generar innovaciones, contrastar teorías, entre otros. Por su parte, Salcedo, Fierro y Artola, M (2022) sostienen que:

La formación de doctores en Ciencias de la Educación concede un valor epistemológico a los diferentes espacios formativos y de colaboración, debate, socialización, construcción y aprendizajes, por donde el doctorando transita e interactúa con la comunidad científica, otros doctorandos y el colectivo de doctores que lo conducen. (p.79).

Desde los albores de mis pensamientos, interpreto, que la formación doctoral en educación es un escenario que proporcionar a los docentes una comprensión más profunda de los fundamentos subyacentes de la práctica educativa, al proporcionar competencias para la comprensión de las diversas teorías que la sustentan. Dentro de este contexto, el doctorando interactúa con la comunidad científica, compañeros de doctorado y los profesores que lo guían en su proceso de investigación. Estas interacciones enriquecen su desarrollo profesional personal, además de contribuir al avance del campo de las ciencias educativas fomentando la generación de nuevos conocimientos.

Visto de esta manera, en la formación doctoral, el docente universitario se embarca en la elaboración de una tesis, como un proyecto de investigación original que exige una profundo introspección para generar conocimiento en un campo específico. Este escenario representa un hito importante en el desarrollo profesional y académico del docente universitario, en el cual recrea acciones desde su visión del mundo en una matriz epistémica que sirve de fundamento a su creación intelectual. Para Garcés y Santoya (ob. cit.) la tesis doctoral se define como:

Es un documento escrito que testimonia la capacidad del sujeto-estudiante para llevar a cabo una investigación y dar cuenta de ello a partir de tres rasgos centrales: (a) la apropiación del rol como autor de sus relatos de investigación, en donde aporta nuevos saberes a lo que existe en determinada área de conocimiento, (b) la generación de vínculos profesionales por medio de una relación formativa entre el doctorando y el tutor de tesis, que lo orienta epistemológica y metodológicamente para cumplir con los requisitos exigidos, y (c) el acceso a escenarios académicos e instancias de publicación y evaluación para ser examinado y socializar los resultado.(p.289)

Desde este horizonte, percibo que la tesis doctoral en el ámbito académico sirve como memoria de la habilidad del estudiante para emprender una investigación en el campo de la educación desde tres perspectivas, primero, destaca la importancia del sujeto investigador en la generación de nuevos conocimientos. En segundo lugar, da cuenta de la relación de colaboración entre el doctorando con su tutor de tesis, en la que se origina un diálogo ontológico, epistemológico y axiológico que apertura el desarrollo de una visión académica contextualizada de una metodología, además de proporcionar el acompañamiento necesario para enfrentar los desafíos del proceso investigativo.

Como tercer elemento se distingue la importancia del acceso a espacios académicos, oportunidades de divulgación para someter a la aprobación de su obra ante la comunidad científica. Asimismo, durante su recorrido formativo, el doctorando se hace participante de un debate académico, para recibir la crítica constructiva de sus pares.

Desde esta mirada, la tesis doctoral es un documento testimonial de las competencias del doctorando para realizar investigaciones científicas, con la cual asumen su compromiso con el avance del conocimiento en diferentes áreas y en sí mismo, es una experiencia de desarrollo profesional que se desarrolla en varias dimensiones.

Para Castillo, Rojas y Moreno (ob. cit.) “la formación doctoral tiene inconmensurables posibilidades para aportar en el desarrollo social, debido a su carácter científico; se caracteriza por objetividad, organicidad, sistematización y fundamentación para la comunicación de hallazgos válidos y su aplicación en contextos reales.” (p.145). Estas ideas resaltan el potencial de la formación doctoral para contribuir al desarrollo social, comunicar descubrimientos válidos de manera efectiva para aplicarlos en contextos reales, al fomentar la investigación rigurosa en la generación de conocimiento nuevo.

De este modo, los doctorandos adquieren competencias avanzadas y se convierten en agentes de cambio capaces de impulsar el progreso de la sociedad. Estas competencias integran conocimientos avanzados en un campo específico, habilidades de investigación, liderazgo y gestión, ejercicio docente en la educación superior, aspectos éticos-estéticos que apuntan a la transformación de su propia práctica, el desarrollo de innovaciones científico-tecnológicas, entre otras.

Es importante destacar que según Castillo, Rojas y Moreno (ob. cit.) “Un doctor evidencia su espíritu científico sobre las bases de una permanente reflexión, apropiación y revelación de nuevos conocimientos, para tomar posicionamientos epistemológicos, de manera flexible, crítica y propositiva, en la construcción de teorías.” (p.146). El espíritu científico le permite al doctorando contribuir al avance del conocimiento desde la comprensión del mundo que lo rodea, para investigar sobre ella y generar la innovación en distintas áreas del saber.

Este enfoque dinámico de permanente reflexión amplía la comprensión del mundo del doctorando, lo empodera para investigar diversas áreas del saber. De esta manera, el doctorado se convierte en un viaje de autodescubrimiento del que emergen creadores de conocimiento y agentes de cambio en sus respectivos campos. Como refiere Aguirre (2021):

Iniciar un trayecto doctoral implica no solo aprender y (des)aprender epistemologías, prácticas y conceptualizaciones. El camino formativo en los doctorados es, esencialmente, un cambio identitario en el cual se ponen en juego dimensiones subjetivas y profesionales que movilizan la totalidad de los sentidos del sujeto. Un sujeto que, en el habitar del proceso, deviene en autor de saberes y productor de conocimientos nuevos. (p.1036)

Desde esta visión, dilucido, la postura del autor ante el proceso transformador de realizar un doctorado, enfatizando en el cambio identitario del doctorando en el cual, a través de la reflexión, despliega una evolución personal significativa a lo largo de este trayecto, redefiniendo su mirada sobre la ciencia, los paradigmas, la percepción de sí mismos, así como también, su lugar en la comunidad académica. En una resignificación del saber, se producen nuevos conocimientos, derivados de la contribución a través de una investigación original y novedosa.

Estas ideas configuran al doctorado como un espacio para la innovación donde se promueve el pensamiento crítico, la creatividad y la generación de conocimiento. Por ello, la formación doctoral es un componente crucial para el desarrollo profesional de los docentes, al dotarlos de las competencias requeridas para ser líderes en la innovación como agentes de cambio en diversos escenarios socioeducativos-culturales.

Con relación a estas ideas destacan las afirmaciones de Castillo, Rojas y Moreno (ob. cit.) quienes plantean:

La formación doctoral debe recibir el impulso necesario desde las esferas de gobierno y universitarias, para que se consolide en Latinoamérica como una principal alternativa de desarrollo, teniendo en cuenta que, más allá del número de doctores existentes, está la producción científica, que debe responder a las exigentes demandas sociales. (p.145).

Esta afirmación sugiere que la formación doctoral debe recibir un respaldo significativo para que el doctorado se consolide como una opción fundamental para el desarrollo social. Más allá de simplemente aumentar el número de doctores, es importante enfocarse en la producción científica que estos generan. Así como también, es significativo dirigir la mirada a la calidad y relevancia de las tesis doctorales para contribuir al avance del conocimiento en diversos campos.

Reflexiones para la Transformación Educativa

La formación doctoral contribuye al desarrollo profesional del docente universitario e impacta positivamente en la calidad de la educación, al promover una enseñanza basada en la evidencia, la innovación y el compromiso con el aprendizaje continuo, desde la investigación como fuente en la producción de conocimiento, el desarrollo del pensamiento crítico, la creatividad además de fomentar la autonomía del investigador. Por ello, a continuación, genero algunas reflexiones para la transformación educativa, desde las implicaciones de la formación doctoral en el desarrollo profesional del docente universitario, basado en la perspectiva de los autores anteriormente mencionados:

Valorar la diversidad y la interdisciplinariedad: Reconocer la contribución de profesionales de diversas disciplinas en la docencia universitaria permite enriquecer el ambiente educativo al promover la interdisciplinariedad como elemento esencial para el crecimiento profesional de los docentes quienes se ven desafiados a integrar diversos enfoques en su práctica educativa. Desde esta mirada, se beneficia a los estudiantes al ofrecerles perspectivas diversas en los procesos de enseñanza y aprendizaje, (Castillo, Rojas y Moreno, ob. cit.).

Fomentar el pensamiento crítico y reflexivo: El desarrollo profesional del docente universitario debe centrarse en cultivar su capacidad para reflexionar sobre su práctica, deconstruir y reconstruir conocimientos, adaptándolos a las necesidades presentes en contextos específicos. Además, promueve el aprendizaje continuo e innovador en el ámbito educativo, para la formación de ciudadanos comprometidos con el desarrollo social. (Villarreal, ob. cit.).

Promover la formación continua: Incentivar la participación en programas de formación doctoral es relevante para el desarrollo competencias avanzadas en investigación. Por otra parte, la formación continua contribuye al desarrollo personal y profesional, explorar nuevas áreas de interés, así como también, establecer redes de colaboración con otros colegas. (Fullan, ob. cit.).

Respaldo Institucional para la investigación y la innovación: Las Universidades deberían establecer mecanismos para la asignación de recursos destinados a la formación doctoral de sus docentes. Considerando que este proceso representa un espacio clave en la generación de conocimiento, compromiso fundamental de las Instituciones Educativas con el progreso económico, social y cultural de las naciones. (Castillo, Rojas y Moreno, ob. cit.).

Enfatizar sobre la Ética en la Investigación: Es fundamental fomentar una cultura de integridad y responsabilidad en la investigación dentro de la formación doctoral, reconociendo que la ética es una dimensión esencial que guía la práctica investigativa para asegurar su la credibilidad la confianza del público en el conocimiento generado. (Castillo, Rojas y Moreno, ob. cit.).

Fomentar la reflexión sobre la práctica docente: Los docentes universitarios deben desarrollar competencias que les permitan reflexionar de manera crítica sobre su propia labor, deconstruyendo y reconstruyendo sus prácticas pedagógicas para adaptarse a las necesidades cambiantes del entorno educativo, identificar áreas de mejora, entre otros. (Alvarado y Villarreal, ob. cit.).

Estimular la colaboración, el aprendizaje entre pares y la Tutoría Efectiva: Propiciar espacios de intercambio de experiencias conocimientos entre docentes universitarios puede contribuir significativamente a su desarrollo profesional, permitiendo la coconstrucción de saberes. Por otra parte, la tutoría efectiva es un proceso dinámico en el cual se debería establecer una relación de aprendizaje mutuo fundamentado en principios de respeto, confianza y reciprocidad para recrear un ambiente de confianza donde los docentes se sientan cómodos compartiendo sus inquietudes, desafíos, logros, entre otros. (Alvarado y Villarreal, ob. cit.).

Reflexiones Finales

La formación doctoral en el desarrollo profesional del docente universitario es un elemento clave para la transformación educativa. A través de programas rigurosos de investigación, los docentes adquieren las competencias necesarias para promover la innovación, la ética en la investigación y la reflexión crítica en su práctica pedagógica, contribuyendo al desarrollo científico.

Al valorar la importancia de la formación doctoral, podemos impulsar una transformación educativa significativa que beneficie tanto a los docentes como a los estudiantes, contribuir al avance del conocimiento científico y responda al compromiso de las Universidades con la mejora continua de sus procesos. Desde esta mirada, se promueve una cultura académica que fomente la excelencia e innovación como elementos sellos en la práctica de sus docentes.

Las reflexiones para la transformación educativa resaltan la importancia de valorar la diversidad y la interdisciplinariedad, promover la ética en la investigación, fomentar la formación continua, así como también. estimular la colaboración entre pares como elementos esenciales en el desarrollo profesional de los docentes universitarios a través de su formación doctoral.

El respaldo institucional mediante el estímulo a la colaboración entre pares son aspectos clave para garantizar el éxito de estos programas. Se requiere un compromiso conjunto de las instituciones de educación superior, los docentes universitarios, los estudiantes, otros actores relevantes, entre otros, con el fin de promover una formación doctoral de calidad, pertinente, orientada hacia la transformación social, el desarrollo sostenible en la búsqueda de la excelencia educativa y la construcción de un futuro más prometedor.

REFERENCIAS

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Castillo, M., Rojas, J., Moreno, A. (2023). Perspectivas y retos de la formación doctoral en América Latina. Revista Científica Retos de la Ciencia, 7(14), 139–155. https://doi.org/10.53877/rc.7.14.2023010112

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Villarreal, M. (2021). Aproximación Didáctica para la Formación de Formadores. Una Sistematización de Experiencias en Escenarios Ipebistas . Revista Educare - UPEL-IPB - Segunda Nueva Etapa 2.0, 25(2), 161–186. https://doi.org/10.46498/reduipb.v25i2.1344