Revista Honoris Causa | ISSN: 2244-8217 / ISSN-L: 2244-8217
Revista Honoris Causa

Vol. 13 N° 1

Edición Especial Abril 2021

Resignificación ética desde las economías emergentes. Visionando la gerencia azul

Ethical resignification from the emerging economies. Viewing the blue management

Ana Méndez de Garagozzo
Universidad Pedagógica Experiemental Libertador
Recibido: 18-11-2020
Aceptado: 08-03 -2021

RESUMEN

Esta investigación tiene como propósito recrear aportes teóricos acerca de las economías emergentes, desde su resignificación ética, para visionar otras maneras de gerenciar devenidas de un pensamiento adscrito a posturas no tradicionales, transitando desde la economía roja a la circular o azul, mediante la cual se valore el ser, la sociedad, el medio ambiente. Es una investigación documental, configurada desde una postura hermenéutica reflexiva crítica contrastante de los textos consultados y vivencias de la autora, complementada con una cosmovisión transdisciplinar, compleja, integradora, de realidades construibles, valorativa de los indicadores macroeconómicos, para comprender y proponer transformaciones al ámbito empresarial, constituido desde acostumbradas visiones lineales; asimismo, apreciar comprensivamente la ética que subyace al accionar gerencial desde la economía azul en un contexto donde el cambio será un factor determinante en los modos de concebirse y reordenar la esfera de su accionar. Resignificar un sentido ético desde la gerencia azul, basada en la economía circular, como fundamento del pensar y hacer del gerente, conlleva una praxis solidaria, de sentido ecológico y social, creativa, cuidadosa de la naturaleza, el ser, a fin de convertir la organización en agente moral, capaz de avizorar los cambios que se desplegarán en el mundo postpandémico.

Palabras clave:
ética, economías emergentes, gerencia azul

ABSTRACT

The purpose of this research is to recreate theoretical contributions about emerging economies, from their ethical resignification, to envision other ways of managing the development of a thought attached to non-traditional positions, moving from the red economy to the circular or blue economy, through which it is value being, society, the environment. It is a documentary research, configured from a contrasting critical reflexive hermeneutical stance of the texts consulted and the author's experiences, complemented with a transdisciplinary, complex, integrative worldview of constructible realities, evaluating macroeconomic indicators, to understand and propose transformations to the field business, constituted from customary linear visions; likewise, comprehensively appreciate the ethics that underlie managerial actions from the blue economy in a context where change will be a determining factor in the ways of conceiving and reordering the sphere of their actions. Resigning an ethical sense from the blue management, based on the circular economy, as the foundation of the manager's thinking and doing, entails a solidary praxis, of an ecological and social sense, creative, careful of nature, being, in order to convert the organization as a moral agent, capable of envisioning the changes that will unfold in the post-pandemic world.

Keywords:
ethics, emerging economies, blue management

INTRODUCCIÓN

Gestionar una motivación intrínseca pasional por el deseo y la voluntad de conocer, movilizar el servicio de la creatividad y ese anhelo por contribuir a la espiral del conocimiento, compartirlo e insertarse en la novedad académica a través del aporte de artículos de investigación, da conformidad a socializar el saber y emerger con novedades teóricas significadas subjetiva e intersubjetivamente, desde una labor mancomunada, generadora de sinergias en cuanto a la meta que nos proponemos como investigadores.

En tal sentido, resignificar el conocimiento sobre la gerencia, cómo el gerente se moviliza ante la incertidumbre y recrea su pensamiento en tiempos de una indeterminada pandemia que obliga a distanciarse socialmente, así como asumir nuevas formas de interacción social y laboral, propicia formular disquisiciones sobre otras maneras de comprender su labor ante las emergentes economías que dan cuenta de novedosos dimensionamientos, al desenvolverse en un mundo contraído económicamente, cuyo destino se bifurca en pliegues de sentidos desconocidos que connotan una condición compleja de pensar el mundo. Por ello, planteo como propósito de esta investigación recrear aportes teóricos acerca de las economías emergentes desde una resignificación ética, para visionar otras maneras de gerenciar desde la economía emergente circular, tal como la gerencia azul.

Al respecto, preciso una reflexión personal que constituye un momento de particular significado para encontrarse con el sí mismo y hasta confrontarlo; sobre todo, al tomar decisiones que trascienden nuestra acomodada y natural cotidianidad, ese estar ahí (ocupado), das man, que menciona Heidegger (2000). En tal sentido, comprendo este ejercicio académico que propone salir de esa grata zona de confort, de revelada quietud, para interrogar la realidad y problematizarla, a fin de reconstruirla desde un pensamiento epistémico.

Este tipo de pensamiento, promocionado por Zemelman (2005), se encuentra libre de contenido, es decir, deslastrado de las opresoras sustancialidades teóricas a priori, quizás conformantes de otras realidades ajenas al sujeto y distanciadas temporalmente del fenómeno indagado, sobre el cual se despliega el deseo de conocer. Luego, la realidad, el sentido de lo real que se genera en la investigación, propicia reconstrucciones teóricas que la configuran y fortalecen, para develar las significaciones que pueden direccionar al gerente a encontrarse con otras maneras de pensarse, no encaminadas estrictamente a la producción desafecta del medio y las personas allí involucradas, el desenfreno del posicionamiento y la competitividad, comprendidas necesarias para la empresa, pero que deben estar acompañadas de un sentido ético responsable, comprometido con la sociedad y su desarrollo.

Este interesante ejercicio reflexivo, reconstructivo de realidades fenoménicas, se conforma desde nuevas miradas que resignifiquen el ser en su sentido humano existencial. Este sentir permite apreciar la naturaleza del orden civilizatorio actual, las ideologías circulantes que auspician en las personas estilos de pensar y hacer cónsonas con actitudes poco favorables a la convivencia solidaria y el sostenimiento de la misma existencia. En torno a ello, es oportuno repensar las cosmovisiones que direccionan y modelan el accionar del sujeto, en su mundo cotidiano y laboral.

Sobre estas apreciaciones, asaltan diversidad de significaciones cotidianas, académicas y gerenciales en referencia a las cosmovisiones emergentes proponentes de nuevos y reveladores entendimientos acerca de la realidad social, su comprensión y alcance, la trascendencia que conlleva para el sujeto y su entorno, lo cual invita a pensar desde un entendimiento transcomplejo que dé cuenta del mirar con poliocularidad esa realidad, resignificando la comprensión que sobre ella se ha objetivado.

Considero que postularse en otras maneras de comprender nuestro entendimiento vivencial y su trascendencia, propicia articularse con otros modos, retadores y transgresores, de vivir en esa naturaleza social abarcante, multidimensional, multireferencial que convoca un sentido ético comprometido con el sustento humano en este mundo. Es por ello, que al pensar sobre la economía que podría contribuir a la sostenibilidad del planeta, las organizaciones, la familia, el ser, valoro la emergencia de la economía circular azul, en su carácter de utilización de los bienes que la naturaleza y la acción constructiva humana dispone para nosotros, a partir de una condición de cuidado, uso y reciclaje, en un accionar productivo no contaminante y redituable.

Por lo tanto, manejar los principios articuladores de un pensamiento complejo, desde una condición humanizante del ser, posibilita en los gerentes conformar estilos direccionados por este tipo de economía, a fin de accionar bajo el manejo comportamental de una gerencia azul, pero si este pensamiento se conforma bajo principios y direccionamientos lineales, tradicionales, simplistas y reductivos, que no den oportunidad a la recreación y resignificación de su quehacer, poco posibilitará articular lo desunido, integrar epistemes, metodologías y complementar paradigmas, a fin de conocer la realidad organizacional y social en toda su dimensionalidad, actuando sobre ella desde otras posturas.

Es así como, repensar realidades gerenciales más cónsonas con estilos emergentes que resignifiquen la gerencia y la especulen desde un compromiso integrador, cuya relevancia social propicie vías para recrear un sentido ético y estético de la vida, convoca pensarse a sí mismo inmerso en un mundo caótico que clama por un reordenamiento de naturaleza afectiva, comprometido con otros órdenes sociales, porque el mundo tal como lo conocemos ha cambiado, producto de una pandemia que asola la humanidad y conmueve los estamentos del orden económico, social, familiar entre otros. En general, la esfera del desenvolvimiento humano se transformará en un espacio que difícilmente podemos predecir con cabal especificidad, desarticulando lo que aparentemente el hombre creía disponer con firmeza, en su afán ordenador, pero la emergente realidad le informa que requiere resignificar toda su esfera vivencial para sobrevivir a los acontecimientos que ha sido sometido.

En este andar, estimo que bajo un pensamiento lineal, secuencial, rígido y tradicional difícilmente podrá abordar la novedad que lo real le presentará, porque la economía se contraerá, las fuentes de energía tradicionales serán sustituidas por otras menos contaminantes y las bases económicas de ciertos países, como Venezuela, se verán afectadas notablemente. Luego, esta situación difícilmente se podrá afrontar desde las formas tradicionales de gerenciar las organizaciones y el manejo de una economía como la roja tradicional, porque ya no debemos seguir depredando las bondades que nos brinda el planeta, sobre lo cual es necesario pensar desde otras novedades teóricas y epistémicas, de cualidad integradora, transcompleja, a fin de promocionar alternativas de producción que no afecten el sostenimiento humano en este planeta.

En atención a ello, estimo que una resignificación ética existencial propicia la oportunidad de comprender el sentido de la vida, el estar en el mundo con otros construyendo sociedades fuertes y solidarias, las cuales presenten realidades manejables desde los principios integradores, relacionales, dialógicos de un enfoque transdisciplinar, integrador, que aborde ontológicamente el ser y la realidad en su movimiento hacia límites ordenadores contributivos de mejores espacios conviviales y un modo de conocer imbricado con su multidimensionalidad, que articule y una lo que la tradicional fragmentación moderna ha desunido, para hacer del hombre un sujeto nostral, respectivo, capaz de conocer a partir de la sensibilidad del sentido humanizante de su ser.

Considero que desde el ámbito de una economía emergente azul, que vivifique experiencias de gerencia azul con sentido colaborativo y solidario hacia el desarrollo de la sociedad, se pueden aupar nuevas maneras no depredadoras que se involucren en un devenir que no genere rupturas en la convivencia sana con los otros, el planeta y consigo, porque la naturaleza ofrece opciones para la resignificación humana en sus permanentes reordenamientos y no engaña al hombre en promesas incumplidas como lo hizo el episteme de la modernidad.

La naturaleza acoge la vida, su vital y sano desarrollo, por lo cual nuestro sentir cotidiano requiere establecer un estado empático con ella, que esa sensibilidad suponga entender la confusión, incertidumbre, el desorden, como participantes del acontecer social, lo que requiere, mediante un pensamiento complejo, integrar otros reordenamientos y distinciones, bajo una condición sinérgica relacionante del ser con la naturaleza, los semejantes, los órdenes sociales y económicos emergentes, para lo cual se requiere una reflexión profunda sobre el sentido ético de la propia existencia.

En este devenir reflexivo acuerdo con Balza (2013), al afirmar “se asume la ontología transversal del lenguaje como las múltiples posibilidades que tiene el ser humano de construir y reconstruir mundos desde la carga semántica que le proporciona la reflexión…de la palabra” (p. 228), por lo cual estimo que el reflexionar es construcción y propicia trascender lo conocido para heurísticamente reconstruir realidades, al considerar que en un ámbito de estudio de naturaleza compleja el pensamiento viaja libre hacia horizontes de resignificación conceptual, social y vivencial, a fin de repensarnos como sujetos sociales, seres en ese estar ahí existencial plenos de palabra y de un pensamiento complejizante, integrador de mundos posibles, por lo que planteo esta investigación de naturaleza documental, cuyo carácter hermenéutico crítico, de acuerdo a Conill (2010), posibilite órdenes transformadores, desde un sentido epistémico que permita reconstruir la realidad gerencial.

Estimo que al indagar en los escenarios emergentes multiversos, la postura paradigmática monoocular cientificista tradicional no da cuenta de su multidimensionalidad, pero puede complementarse con posturas interpretativas, como una condición epistemológica que propicie aproximaciones a la verdad del conocimiento, la legitimidad del saber que sobre ello construya el investigador, por lo que se da cabida a mirar el fenómeno de investigación desde perspectivas que complementen la manera de conocerlo y construir sobre él, a fin de configurar rutas más integradoras, transdisciplinarias, de conocer la realidad.

DESARROLLO

Consideraciones Éticas en la Sociedad Actual desde el Sentido de la Economía

La complementariedad en el pensamiento, multi, inter y transdisciplinar, los factores integrativos que esto conlleva, propician pensar en ejes reordenadores de nuestro ser en el mundo, con otros, a fin de considerar nuevas cosmovisiones que posibiliten oportunidades resolutivas para generar una refundación ética ante la flexibilización que sobre ella ha gestado el ámbito postmoderno, como la era donde prevalece el querer en detrimento del deber y su verdad ordenadora de realidades, para considerar la naturaleza compleja de la crisis global, acrecentada por la pandemia que a nivel mundial nos asola, lo que invita a reflexionar no solo sobre los aspectos salubres y económicos sino también acerca de las implicaciones éticas que esto conlleva en el ámbito social y gerencial.

Desde un sentido de resignificación ética sobre la existencia humana en este espacio vital denominado planeta tierra, podemos considerar la dialogicidad vivencial entre el ser y su mundo, vista desde la perspectiva relacional planteada por Villegas (2009), como el ámbito donde el sujeto asienta su vida cotidiana, la cual se encuentra seriamente cuestionada en cuanto a su desarrollo, porque el hombre poco traza en su accionar un entendimiento sobre el cuidado, no solo del ambiente sino del otro, ese otro que según López (2013) configura la propia existencia vital, el sostenimiento de ella, en una esfera consensual de entendimiento compartido. Al respecto, Cortina (2010) afirma que:

El progreso en la evolución de sociedades, referente a sus estructuras normativas, nos lleva a la conclusión de que la única forma de fundamentación posible en nuestro momento- la única forma de dar razón de la existencia y pretensiones de obligatoriedad y universalidad de los juicios morales- consiste en mostrar las estructuras comunicativas que posibilitan la formación del consenso. (p. 153).

Luego, cuando las éticas del diálogo consignen el consenso como un eje fundante de las normas, no aluden a una facticidad, al consenso fáctico, lo cual según la autora no es precisamente el asiento de una normatividad moral, pues podría ocurrir que en atención a una racionalidad consensual mal o poco entendida, se puedan instituir convenios o alianzas que procuren beneficiar a las facciones involucradas en menoscabo de quienes no hayan participado del mismo, lo cual desde la mencionada racionalidad de las éticas dialógicas, si no se permite contrastar opiniones y posturas en una esfera intersubjetiva, se puede cuestionar esta racionalidad.

Aunque las éticas del diálogo, como superación de la ética descriptiva anterior, hacen un llamado a la razón, para no imputar como universales los intereses de cada uno o del colectivo, formulo la interrogante kantiana planteada por Cortina (ob. cit.), al citar a este autor, “¿cómo un hombre, atraído por tantos móviles, puede sentir interés por las leyes de la razón, fría y descarnada?” (p. 152), lo que da cuenta de una inmersión en el verdadero sentido ético de su ser en el mundo, desde un ámbito de nociones compartidas responsablemente.

La autora alude sobre la atención al juicio en lo que denomina ética domesticada, que “se resigna a ser Buho de minerva y simplemente conceptualiza lo que ya hay, lo que el público ya está preparado para oír” (p. 567), por cuanto los filósofos morales la restituyen o repiten sin una  valoración de sentido crítico, manteniendo un mapa geográfico - económico - político coincidente con un sentido o mapa ético; ejemplo de ello, la ética marxista-leninista de los llamados países del Este, el utilitarismo y pragmatismo (como conciencia ética) en países anglosajones, la ética de la liberación en América Latina, de las cuales solo esta última solicita un cambio personal y sociopolítico, dada su condición de oprimida; mientras, la ética dialógica triunfa en países con tendencia socialdemócrata y en democracias radicales, lo que requiere una nueva manera de comprender el tiempo social y cómo permear el pensamiento gerencial y su cosmovisión sobre un modelo de economía pertinente a su momento histórico.

En estos modelos emergentes, el diálogo con sentido ético establecido en un grupo debe respetar el sentir de cada uno, sin detrimento del otro, al aplanar las jerarquías y construir equipos de escucha y cuidado; sobre ello, coincido con Cortina (ob. cit.) al referir que “cualquier diálogo grupal que no acepte en su seno como interlocutores igualmente facultados a cuantos van a sufrir las consecuencias de la decisión, es inmoral, inhumano por naturaleza y expresa una forma de vida inmoral” (p. 73), se trata de apartar o descentrar los motivos morales de una visión individualista, egocéntrica.

En atención a lo cual, según Ruiz (2008), el hombre aún está cautivo en un sometimiento a sus propias inclinaciones individualistas, destaca que es “mediante la razón comunicativa que la voluntad construye la condición de reciprocidad” (p. 56), lo que se posibilita en el momento que los intereses y la alineación directiva de los valores individuales participen en un diálogo con los demás, en un enrutamiento al nosotros, insertos en una comunidad moral que direccione la vida a fin que sea mejor para todos, en toda la integralidad humana intersubjetivamente compartida. En estos direccionamientos, el sujeto debe cuidar su discurso, la articulación con el pensamiento y el accionar, pues según Cullen (2004) “un discurso moral fragmentado, una dispersión de valores, postula un sujeto moral también fragmentado, una dispersión de energías, una convalecencia de la sabiduría herida o decididamente enferma” (p. 48), que provoca la escisión del ser.

Luego, se requiere construir una perspectiva social que acoja a todos responsable y equitativamente, sin detrimento de un tercero, porque este tercero es un ser que siente y vivencia la vida, lo social, y debe ser incluido. En referencia a ello, concuerdo con Ruiz (ob. cit.) al expresar que “la inserción en un ethos común no es otra cosa que la constitución de la perspectiva social, es decir, el reconocimiento del mundo social compartido que siempre hemos habitado, … de la descentración de mis preferencias y la coordinación intencional de nuestras acciones”. (p. 56), en una visión orgánica inclusiva e integradora de naturaleza social, como tejido de significaciones y voluntades compartidas, a partir de la cual el gerente requiere referenciarse como sujeto social, adscrito a un pensamiento económico de naturaleza emergente, que genere rupturas y resignifique lo dado.

Destaco que Morín (2006) concibe la ética “como la resistencia a la barbarie interior” (p. 110), pues la civilización occidental ha descuidado el interior, no así la oriental, para volcarse al exterior en un egocentrismo que se autojustifica, lo que da cuenta de una conciencia que se ha desarrollado y consolidado al interior de nuestra psique, generando una  autoética, que requiere el autoexamen, la autocrítica; por lo cual, de acuerdo al autor “una cultura psíquica nos ayuda a vivir en incertidumbre y …a soportar la inquietud” (p. 110), nos provee convivir con la angustia y suscitar sus correctivos que son el amor a la vida y hacerlo desde el amor con sentido ético.

Luego, en términos de una economía azul que transverse el pensamiento, específicamente el gerencial, se puede desarrollar un renovado sentido del amor al cuidado, evidenciado a través del efecto que el recogimiento de las personas en sus hogares debido a la pandemia generada por el COVID 19 ha creado en el planeta, lo cual propicia referenciar que la presencia humana transgrede la misma existencia, denotado en las mejoras climáticas debido a su escasa participación en el andar terrenal, debido a los efectos contaminantes y nocivos de sus producciones.

Quizás, un compromiso ético integrador, de orden equilibrado y responsable, que signifique la humanidad, de acuerdo a Morín (ob. cit.) como participante de un destino común, requiera un orden creativo del pensamiento, por cuanto según Ugas (2010) “Es necesario generar un pensamiento que no se detenga en las repeticiones mecánicas y esteriotipadas, sino el que estimule una repetición que transporte la creatividad” (p. 56), para deslastrarse de aquellas formas de abordar la realidad cosificándola y que entienden poco la auténtica misión existencial, hacer más humano lo humano, a partir de la integración del pensamiento creativo y valorativo con el práctico, en un acontecimiento de significado compartido que pone de manifiesto la comprensión humana y su sentido transcomplejo.

En torno a ello, es imperioso visualizar otros órdenes más afectivos, de valoración moral, con el planeta que acoge la vida en sí misma. De acuerdo a Morín (ob. cit.), religarse a una coherente resignificación ética que modele y transverse el cuidado, desde el sentido de una economía azul que connote un accionar desde la gerencia azul, con un sentido colaborativo hacia el desarrollo de los países, para celebrar nuevas maneras no depredadoras, que eviten generar rupturas en la convivencia sana con los otros, el planeta y consigo, porque si no me reconozco en mi significación humana me distancio en el reconocimiento de ese otro y del espacio vital que acoge mi existencia, su sentido hospitalario.

Es así como, el fenómeno de la ética configura un corpus teórico estudiado desde múltiples dimensiones, considero que su importancia en nuestro sentido existencial es pertinente y oportuno para esta época de valores comprometidos con la materialidad, el desamor, la apatía. Por ello, resignificarla en tiempos que ocultan las miradas más acuciosas sobre ella puede ser de interés social, específicamente en la particularidad gerencial de las organizaciones transcomplejas, considerando la singularidad de gerenciarse a sí mismo con sentido ético en la condición de sujeto social, ente bio-psico-social, como lo refiere Morín (ob. cit.), a fin de reconocerse en las decisiones y procesos comunicacionales bajo una condición de eticidad, desde un disquisitar sobre la religazón de la ética, pues según este autor “la ética altruista es una ética de religazón que pide mantener la apertura al prójimo, salvaguardar el sentimiento de identidad común… la comprensión del prójimo” (p. 114).

Este sentido comprensivo se ha desvirtuado en el ámbito postmoderno, que pregona una ética acomodaticia, flexibilizada en sus linderos y densidad operativa, con lo cual se ha permitido una libertad de pensamiento y acción en el transitar humano capaz de comprometer el estar con otros, la responsabilidad social y sostenibilidad de la vida. Menciono, que la tradición y dogmas impregnan el sentido común, configuran ideologías consideradas verdades que atropellan el pensamiento, escasamente permitiendo la emergencia de la criticidad, sobre todo en el pensamiento latinoamericano, permeado por la colonialidad eurocéntrica; sobre ello, considero las palabras de Apel, Dussel y Fornet (1992) al referir que no arribamos a la modernidad y la imprecisión ahora de querer llamarnos postmodernos.

Resignificar este sentido de la ética en tiempos postpandémicos configurará otra manera de pensar, toda vez que el mundo tal como lo conocemos cambiará y constituirá una oportunidad de construir una sociedad mejor, fundada en la ética de la comprensión, el reconocimiento del otro en una esfera nostral, respectiva, capaz de propiciar ámbitos que convoquen esferas reflexivas de sentido compartido, potenciadoras de la valoración sobre la crisis planetaria actual, acentuada por una pandemia que asola la existencia de las organizaciones y la vida humana. Estimo como aspiración, la resignificación de la sociedad desde la transversalidad ética, para valorar la libertad de conciencia, la sustentabilidad y sostenibilidad planetaria, pues la concordancia entre los aspectos humanos, organizacionales, naturales y planetarios no es una quimera, sino una necesidad en el ámbito prospectivo vivencial de futuro y la incertidumbre que lo caracteriza, por lo cual valorar las economías emergentes, como la azul, da cuenta de otras maneras de comprender nuestro mundo.

Economías Emergentes en un Mundo Incierto de Naturaleza Pandémica

Ante los condicionantes sociales, económicos, políticos y salubres, las economías de los países han sido afectadas, una forma de trabajo está prevaleciendo y reclama formación y disposición volitiva para su ejecución, lo que solicita reconceptualizaciones de naturaleza ontológica para considerar el mundo un espacio común que requiere ser comprendido, explicado y transformado desde cosmovisiones de sentido económico emergentes, a fin de direccionar el pensamiento gerencial. Según Giddens, Bauman y Luhmann (2011), significar la contingencia de los sistemas funcionales sociales destaca que su semántica “se enlaza con un futuro en permanente apertura. No excluyen que todo lo que en un momento determinado es aceptado también pudiera ser modificado por comunicación. Su propia autopoiesis ofrece un alud de operaciones sin certidumbre final” (p. 196), lo que connota un devenir incierto.

En estas realidades, dimensionadas por una pandemia que disocia el orden social y transgrede el mismo ordenamiento civilizatorio, emergen otras maneras de significar el mundo, específicamente el mundo del trabajo, desde otras lógicas menos reductivas y simplificantes del pensamiento, lo cual es un reto de sentido cognitivo y social que procura reconocer los mecanismos reconstructivos de lo real, a fin de no desfasar al sujeto de su acostumbrado orden cotidiano, lo que requiere estructuras teóricas, epistemológicas y metodológicas que procuren un sentido de reconstrucción social de la ciencia, la economía y el pensamiento del gerente en este caótico cosmos que se le presenta.

Estos condicionantes proponen maneras de conocer de orden integrativo, pues las aristas de la realidad presentan una multidimensionalidad y multireferencialidad que requiere un paradigma direccionador del pensamiento y el hacer, tal como el propuesto por Balza (ob. cit.) y Villegas (ob. cit.); por ende, propongo reflexionar sobre la oportunidad de direccionarse por un enfoque integrador, fundado en la complejidad de lo real, lo trasndisciplinar y un ordenamiento ético del ser al relacionarse desde la dialógica con sus semejantes, la naturaleza y el todo social, lo cual convoca una adscripción a un enfoque que no soslaye sino que incluya la diversidad, la flexibilidad metódica y una visión integral, sistémica.

En este devenir incierto, es menester reflexionar sobre el modelo económico prevaleciente en el ámbito gerencial, tal como la economía roja, cuyo sentido ecológico no está en correspondencia con el cuidado del hombre, la naturaleza y el todo social, es una economía depredadora que malgasta los recursos y no tiene redituables estratégicos en la gestión que inspira en el gerente, por lo que su desarrollo se ve desarticulado de la esencia humana y solidaria para con el medio, cuyo fin es consolidar objetivos, productividad, competitividad y eficiencia, en detrimento de los insumos que utilice para alcanzarlo, que según Camacho (2020) recrea un esquema productivo de extracción, uso y desecho con el objeto de obtener mediante la mínima inversión de capital la máxima rentabilidad monetaria, genera desechos que dañan y pueden incluso contaminar el medio ambiente causando un impacto sanitario.

Como consecuencia de una fidelidad ética emerge la economía denominada verde, que tipifica prevenir el impacto ecológico producido por las empresas, cuya significación ha sido altamente valorada a nivel mundial, incluso generándose la Certificación Verde a las organizaciones, como ejemplo de ello se tiene al Grupo Corporativo Licorerías Unidas (DUSA) en el ámbito venezolano, pero los costos de este tipo de modelo económico son altos y plantea onerosos gastos a las organizaciones, las cuales en sus fines no contemplan un estado de pérdida por esta asunción, trasladando los costos a los usuarios, quienes pagarán más por los mismos artículos y servicios, por lo cual su sustentabilidad se dificulta.

En atención a los fines excesivamente agotadores de las reservas de los ecosistemas planetarios, por la desmesura en el manejo de desechos y residuos de todo tipo, la extracción de recursos naturales cuyos procesos contaminan los suelos y los ríos, el mar como depositario de plásticos, el calentamiento global causado por el monóxido de carbono, los aerosoles y la basura mal procesada, se genera  una carga que afecta la vida tal como debe vivirse, reportando una depredación que trae miseria y una herencia a los futuros habitantes del mismo que escasamente puede redituarse, por lo que la ética de la responsabilidad para con el ámbito natural y social que nos acoge como especie y seres sociales requiere ser resignificada desde un ámbito de sentido explicativo a los usuarios, a fin de connotar comprensiones de sentido que propicien un proceder dialógico de estructura transformadora.

Desde esta perspectiva emerge como ideario teórico resolutivo la teoría circular azul, de configuración transdisciplinaria por la confluencia y tejido disciplinar conformante de sus estructuras conceptuales, en la que convergen disciplinas que se entrecruzan e informan, cuya naturaleza es compleja, dada su dialógica y la complementariedad que ostenta, capaz de abordar lo real desde sus diversas determinaciones, cuyo sentido circular denota el reciclaje y la conformación de un pensamiento ecológico basado en la triada de la sostenibilidad.

Esta teoría económica circular o azul la plantea Pauli (2010), a fin de presentar una opción ante los modelos económicos rojo y verde, sobre todo el primero, por el desgaste que ocasiona al planeta en su equilibrio ecológico, posicionándose como un reto ante el manejo de gastos, desperdicios, contaminantes de la economía roja, generando un giro en el pensamiento económico actual, pero que las ideologías dominantes difícilmente acogen, por la dificultad de movilizar estructuras del pensamiento asentadas y sacralizadas en el sujeto, pero este nuevo modelo puede ir impregnándolo, creciendo en aceptación y puesta en práctica, a fin que este informe a la teoría para su reconceptualización contextual ante los eventos emergentes.

Esta economía, según Stahel (2016), proyecta una circularidad en el flujo de los procesos productivos de las organizaciones que contempla la generación de su oferta, el manejo de los desechables y residuos, también la extracción, transformación de la materia prima, su distribución, utilización por el usuario, recuperación de inservibles, atención a las emanaciones de gases, energías de productos y servicios, entre otros. Su circularidad y recursión la valora como una economía emergente que configura un paradigma económico que permea el pensamiento del gerente para su desarrollo y el avance productivo, ético y de agente moral en la organización, cuyo propósito es crear beneficios económicos con el menor daño al planeta, proteger el ambiente y generar una responsabilidad social que impacte su entorno, desde la triada de la sostenibilidad que fundamenta este desarrollo teórico. 

Ante la aplicación de la habitual economía roja, como estatuto paradigmático de orden tradicional y acomodaticio de algunas organizaciones, que puede afectar el orden civilizatorio y la continuidad de la especie, se aúna la aparición en la escena mundial de un virus altamente contagioso cuyo origen se produce en China, que amenaza la especie humana y conlleva un declive en los sistemas productivos y económicos en general, tanto los empresariales, como industriales y particulares, al rupturar el ritmo de trabajo y generar incertidumbre económica y social, pero sobre todo lo que representa para la vida humana, pues los científicos aun no acuerdan acerca de su tratamiento y detención, generándose una pandemia de grandes dimensiones que afecta los sistemas de salud, la economía de los países y por ende los niveles de producción, por lo cual se crea escasez y preocupación entre las personas, así como un distanciamiento social que disocia el orden interactivo social.

Desde un eje analítico, descriptivo y explicativo, se presentan indicadores económicos emergentes a raíz de la pandemia generada por el COVID 19, que señalan el decaimiento de las economías en el planeta. Sobre ello, el Banco Mundial (2020) informa que la economía mundial se reducirá un 5.2% este año y viviremos la peor recesión desde la segunda guerra mundial, así como una gran disminución del producto per cápita, la contracción de las economías avanzadas será del 7% y las que están en vías de desarrollo un 2,5%, lo que conllevará un repunte de millones de persona trasladándose a la pobreza extrema y migrando.

Esta situación, constituye un desafío mundial de perspectivas inciertas y una consecuente huella social difícil de eliminar. En atención a ello, los países se abocan a salvar sus economías, debatiéndose éticamente si mantener la población confinada o flexibilizar el ámbito social para permitir el trabajo y el consecuente desarrollo productivo. Aunque Europa lidera cierta recuperación económica tras la catástrofe del virus, dejando atrás al Reino Unido y EEUU, igualmente China recupera su crecimiento, estos ámbitos han sido expuestos a repuntes denominados segunda y tercera ola, suscitadas en el segundo semestre del año 2020 e inicios de 2021, dejando a los trabajadores confinados nuevamente en sus hogares, lo que ocasiona un aumento de los índices de recesión y la consecuente pobreza. En este ámbito, de naturaleza incierta, se proyectan diversas maneras de pensar la gerencia en las organizaciones desde otras lógicas económicas.

Resignificando la Gerencia. Reacomodos en Torno a la Lógica Azul

Considero que en un mundo globalizado, de interacciones inmediatas, con un sistema financiero de indeterminados comportamientos que sorprenderían al economista más avizorado (ejemplo la crisis económica europea del año 2008), las frecuentes crisis en los precios de los mercados petroleros, la sorprendente caída económica de países considerados sólidos como España y asolado por una pandemia que proyecta una contracción financiera de dimensiones inimaginables, se requiere rescatar el servicio empresarial y sus gerentes, para denotar y crear otras formas de accionar que provean nuevos entendimientos del sentido de la producción, la competitividad, el servicio responsable al usuario y al medio.

En general, este panorama incierto propone repensar las organizaciones en cuanto a su manera de abordar el ámbito gerencial, desde políticas empresariales que demanden una mirada hacia los modelos económicos que han direccionado el pensamiento del gerente, tradicionalmente modelado por la hegemónica economía roja, pero la emergencia de otras maneras de direccionar las organizaciones dan oportunidad a repensar realidades y proyectar estos reacomodos estratégicos, para propiciar cambios que garanticen su rentabilidad, valor y hasta su permanencia, en lo cual el talento humano debe mantener una acción decisiva de participación y liderazgo mediante estrategias que conlleven otros modos de concebir los procesos organizacionales, por lo cual según Juárez (2009) este debe capacitarse continuamente y acceder a reconceptualizaciones pertinentes en su devenir laboral.

Sobre estas precisiones, planteo un direccionamiento desde la economía emergente azul, a fin de desmontar el aparato ideológico de la máxima renta sin considerar los daños al ambiente, las comunidades y en ello los seres humanos. Lo que reporta orientar una cultura afectiva por el entorno natural, social y cultural que acoge la vida, formulando transformaciones que vigoricen una misión organizacional que connote una empresa moral, que valore estos sentidos, donde los colaboradores se sientan insertos y partícipes de una mejor forma de trabajo, se dignifiquen en él.

Estas consideraciones procuran la reconstrucción del modelo gerencial prevaleciente, hacia otras actuaciones que se inserten constructivamente en los principios circulares, ecológicos, sustentables y valorativos del ser propuestos desde la economía azul, configurando un reacomodo de naturaleza paradigmática que enfoque una dialogicidad integradora entre la renta, la producción, la competitividad y su agencia moral, en consideración al valor de sostener el medio ambiente.

Una gerencia aplanada en su estructura, comunicativa, integrativa, de escucha, de naturaleza azul, direccionada por los principios y herramientas cónsonos con un nuevo modo de concebir las estrategias organizacionales, debe atender la creatividad y al talento humano que la porta, siendo el sujeto el activo más importante de la organización y su bienestar, lo que viene enlazado con el bien de la misma, a fin de crear una propuesta identitaria con sentido de pertenencia para que la creatividad alimente la innovación desde la autorrealización del sujeto, que los principios aplicados de la economía azul propuesto por Pauli (ob. cit.) puedan conceder, a través de un sentido compartido, la resignificación moral del trabajo requerida y redituar la teleología empresarial, desde la reutilización de los desechos, uso de las energías naturales, eliminar las emisiones  y se incline por el uso de lo biodegradable, entre otros.

Asumir otras maneras de accionar en la gerencia desde la economía azul, solicita un pensamiento creativo, solidario y democrático que dé oportunidad a la innovación y uso de tácticas pertinentes; entre ellas, menciono la estrategia del Océano Azul, creada por Chan y Mauborgne (2005) quienes destacan su uso para conformar un mercado en progreso y oportunidades crecientes, aprovechables desde la pericia gerencial por compañías para refrendar la innovación y deslindarse un poco del sentido competitivo de manejar solo los costos para aumentar los ingresos de un mercado saturado y explotado en sus ofertas, el cual se le denomina océano rojo.

Desde esta estrategia se propone operar innovadoramente en la captura de nuevas demandas, ampliar los mercados, evitar la competencia desleal, enfocándose en recrear nuevos espacios, conformando un horizonte de valor innovador en coordinación con la utilidad, el precio y costo, diferenciándose con sus productos y el bajo costo de ellos, lo que genera valor a la organización y los clientes, así se recrea un espacio sin competencia en el mercado, que de acuerdo a los autores citados perfila enfilar sus estrategias en una perspectiva global y no solo en las cifras, un ámbito económico naranja de sentido innovador.

CONSIDERACIONES REFLEXIVAS PROVISIONALES

En atención al compromiso y la necesidad de conocer el fenómeno indagado, a fin de contribuir a su progreso y reconstrucción teórica en una aproximación de sentido en este convulsionado siglo XXI, tiempos turbulentos de precariedad pandémica, acelerados cambios societales, políticos, culturales y revoltosos movimientos socioeconómicos que se vivencian en el país y perturban el desenvolvimiento gerencial, así como la existencia misma de las empresas, el gerente requiere posicionarse de un estilo que connote una forma de pensar capaz de interpretar estos dinamismos.

Estas resignificaciones emergentes, reflexionadas desde su ser y compartidas con los colaboradores, propician motivarse a reordenar su realidad y configurar un accionar cónsono con estos ritmos, con un sentido ético que dé cuenta de la significatividad de su labor, a fin de visualizarse como un ser social que habita espacios compartidos, plenos de existencias, que requieren un sentido transversado por el cuidado del otro en un referente de convivencia compartida. Por ello, valoro el pensamiento de Pauli (ob. cit.) y su teoría sobre la economía azul, que da fuerza y fundamento a una gerencia solidaria, eficiente, humanista, de cuidado ambiental, así como de los colaboradores, amante del reciclaje y tecnologías no contaminantes.

Así mismo, es preciso configurar el sentido de la naturaleza para el hombre, la conveniencia de usar tecnologías limpias, lo que promueve reconsiderar el ámbito petrolero venezolano, pues su dependencia a este, aunque ahora comprometido y quizás de difícil recuperación en los años venideros, invita a desarrollar otros procesos de producción menos contaminantes y dañinos al ambiente, a fin de reconsiderar que en la era postpandémica debe  reinventar su economía y favorecer diversas oportunidades de crecimiento económico y social, desde fuentes que no perjudiquen la atmósfera terrestre ni comprometan el equilibrio ecológico que sostiene a vida.

Esta novedosa manera de pensarse, coloca en un espacio vital la creatividad, por cuanto el mundo ya no será el mismo y se ha demostrado que con la intervención vivencial humana su destino está comprometido, así como el de esta especie, lo cual se ha demostrado en los índices que presentan niveles descendentes de temperatura de hasta 2°C, que se han medido mientras el hombre ha estado recluido en su hogar, sin la expansión de pasearse libremente en su ámbito cotidiano de acción, por lo cual la reflexión desde una racionalidad ecológica que innove ante la intervención humana en la naturaleza configura una esfera de sentido ético por resignificarse, desde lo cual un sentido creativo y transformador desde la valoración de las economías emergentes, como la circular azul o la naranja innovadora, deben recrearse contextual y globalmente.

Propiciar cambios y transformaciones es una empresa de difícil realización, por ello se apela al sentido de visión compartida que propone Senge (2000), el accionar colaborativo, la reflexión intersubjetiva y promoción de los indicadores que expresan la necesidad de hacer del planeta un lugar más vivible, protegiéndolo desde la ética del cuidado, lo que reclama la aplicación de estrategias vivenciales que despierten estructuras motivadoras para desarrollar la sostenibilidad, la cultura de la recuperación de materiales y energía, convertir al gerente en un líder social que comprenda su misión no solo generadora de rentas, o promotor de un ranking a la empresa, hacerla competitiva, invisibilizar la competencia con sus innovaciones, también sentirse partícipe de una especie y de una tierra patria que lo acoge y sostiene la vida de cada uno, a fin de convertir la empresa en un agente moral.

Valoro, que lo pensado como desarticulado o desarticulador tiene cabida en las nuevas comprensiones de mundo y realidades desde una naturaleza integradora; sobre ello, acuerdo con Heisenberg (1963), citado por Capra (1992), quien advierte que “La contribución de la Física científica que ha llegado a Japón desde la última guerra mundial es indicativo de una relación entre las ideas filosóficas en la tradición del lejano oriente y la substancia filosófica de la teoría cuántica” (p. 25), lo cual manifiesta la actual relación filosófica entre el pensamiento oriental y la moderna física cuántica, sobre todo en las elaboraciones tecnológicas, de producción, comercialización y gerencia, que expresan la integración de ideologías, su interpenetración entre ellas, aun pensadas disímiles pero la realidad las ha emparentado en desatención a ser insolubles o distantes, desde la acuciosidad dinámica de nuevas lógicas que permiten conocer lo real en su multidimensionalidad.

Considero estas lógicas económicas emergentes de importancia vital, lo que demanda  aplicar sus principios y estrategias en las organizaciones, para desarrollar una economía circular que direccione una gerencia azul, sobre todo en el contexto venezolano, el cual ha sido asolado no solo por una crisis económica sin precedentes, también la pandemia generada por el virus COVID 19 y sus nuevas formas mutantes que han afectado todos los ámbitos de la vida en este país, por lo que se requiere significar el sentido ético que deviene de estos sistemas económicos para convertir la empresa no solo en una entidad responsable socialmente también un agente moral con cualidad para cuidar el planeta y la vida en general.

REFERENCIAS

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