Revista Honoris Causa | ISSN: 2244-8217 / ISSN-L: 2244-8217
Revista Honoris Causa

Vol. 13 N° 2

Julio - Diciembre 2021

La educación superior en Chiapas desde la desigualdad digital en tiempos de pandemia de covid-19

Higher education in Chiapas from the perspective of digital inequality in times of the covid-19 pandemic

Martha Patricia Ochoa
Universidad Yacambú (Venezuela)
Recibido: 24-08-2021
Aceptado: 27-10-2021

RESUMEN

En este artículo se presentan resultados de una investigación realizada en 2020 sobre la desigualdad tecnológica en la “educación en línea”, durante la pandemia de Covid-19, en alumnos de la Universidad Autónoma de Chiapas. Las preguntas de investigación: ¿La modalidad de “educación en línea” amplía las desigualdades educativas de los alumnos y alumnas universitarios?, ¿Cuáles fueron las estrategias de los docentes y de los estudiantes para dar continuidad a la comunicación pedagógica? La metodología fue socio antropológica con enfoque cualitativo, la estrategia metodológica contempló las siguientes etapas: a) elección de estudiantes, y de docentes, b) entrevistas a estudiantes, a través de la plataforma meet y el chat, c) entrevistas a docentes a través de zoom y del chat d) transcripción de las entrevistas y sistematización de la información en el programa Access. Los resultados muestran la profundización de la desigualdad entre los estudiantes a partir de la “educación en línea” y la “virtualización”. La tecnología más usada por los docentes universitarios en esta modalidad no fue la plataforma educativa universitaria, sino las redes sociales y el WhatsApp.

Palabras clave:
educación a distancia, desigualdad digital, Covid-19, educación superior

ABSTRACT

This article presents the results of a research conducted in 2020 on technological inequality in "online education" during Covid-19 pandemic among students of the Autonomous University of Chiapas. Questions of this research: Does the modality of "online education" widen the educational inequalities of university students? What were the strategies of teachers and students to give continuity to pedagogical communication, and what were the strategies of teachers and students to give continuity to pedagogical communication? Methodology used was socio-anthropological with a qualitative approach, the methodological strategy contemplated the following stages: a) choosing of students and teachers, b) interviews with students, through “Google Meet” application and chat, c) interviews with teachers through Zoom application and chat d) transcription of the interviews and systematization of the information in Microsoft Access. Results show the deepening of inequality among students as a result of "online education" and "virtualization". Most used technology by university teachers in this modality were social networks and WhatsApp, but not the university educational platform.

Keywords:
distance education, digital inequality, Covid-19, higher education

INTRODUCCIÓN

Frente a la pandemia de la COVID, el estado mexicano tomó medidas drásticas para evitar la propagación del coronavirus en la sociedad; una de ellas fue cerrar todos los campus universitarios. Esta suspensión de las actividades trajo desafíos implícitos en la coyuntura educativa. Desde marzo de 2020, la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH) cerró su campus universitario.

Dada la complejidad de la educación superior en México y en Chiapas que viene de afrontar retos no resueltos, como el crecimiento sin calidad, las inequidades en el acceso y la pérdida progresiva del financiamiento público (Casanova, 2020), la pandemia del covid-19 hizo más compleja la educación universitaria. Las autoridades preocupadas por la continuidad del nuevo semestre escolar y el cumplimiento de los trámites administrativos con los recursos a su alcance, diseñaron planes y medidas en medio de la improvisación y la incertidumbre sobre el tiempo y la magnitud que presentaba la pandemia, de la misma manera que lo hicieron otras universidades del país. En esta situación de incertidumbre las autoridades universitarias para continuar con el quehacer universitario ampliaron el modelo de “Universidad Virtual” a todos los programas universitarios. La “Universidad Virtual” ya estaba operando algunos programas de licenciatura desde hacía más de diez años.

En el mes de agosto, al inicio del semestre académico, todos los programas universitarios pasaron de las actividades del docente y el estudiante cara a cara a la “educación en línea” mediada por la plataforma Educa-te y las herramientas digitales de Google. Esta modalidad educativa se distingue porque no requiere la presencia de estudiantes y profesores en un mismo espacio y se puede hacer usando las tecnologías digitales como plataformas, internet, entre otras (Mancera, Serna, Barrios, 2020).

La plataforma Educa-te permite el acceso a contenidos amplios, conversaciones virtuales, herramientas diversas y el procesamiento remoto de datos, además se pueden cargar videos y documentos por parte de los docentes y alumnos, en momentos en que éstos sí tengan acceso a Internet, la conectividad se vuelve indispensable para mantenerse en la educación universitaria. No obstante, este acceso a las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) no se distribuye de forma equitativa entre aquellos jóvenes que las pueden aprovechar y los que quedan excluidos, con lo cual se amplían las desigualdades ya existentes en el sistema educativo (Lloyd, 2020).

A estos problemas de accesibilidad y de conectividad se añade la falta de competencias digitales de los profesores y de los alumnos y la existencia de problemas específicos de convivencia, vulnerabilidad, desigualdad de género, violencia que afectan al seguimiento del curso académico. Al implementar este modelo de educación en línea se favoreció a quienes podían financiar los servicios que ahora demanda la educación virtual, excluyendo a estudiantes de zonas marginadas, pobres y donde la conectividad, el internet y las computadoras o tabletas son escasas o inexistentes.

METODOLOGIA

Este trabajo consiste en la indagación sobre las dimensiones de la desigualdad educativa y tecnológica que se ampliaron entre los estudiantes universitarios de la UNACH durante la pandemia de Covid-19. El supuesto de investigación es la desigualdad que generó el uso de las TIC al excluir de la educación en línea a jóvenes universitarios, así como las estrategias que los docentes llevaron a cabo para mantener a los estudiantes dentro de los programas educativos.

Principalmente se analizaron los aspectos de conectividad, digitalización y las condiciones de los estudiantes durante la “educación en línea” en sus casas. Este estudio exploratorio se desarrolló desde la perspectiva socio antropológico con enfoque cualitativo, en el que la estrategia metodológica contempló las siguientes etapas: a) elección de estudiantes, y de docentes, b) entrevistas a estudiantes, a través de la plataforma meet y el chat, c) entrevistas a docentes a través de zoom y del chat d) transcripción de las entrevistas y sistematización de la información en el programa Access.

El trabajo de entrevistas y diálogos se realizó en sesiones, en pequeños grupos, y de manera individual. Los criterios para la elección de15 estudiantes fueron que estudiaran en primero y sexto semestre en la licenciatura en antropología y/o en economía de la UNACH, que tuvieran interés en participar en la investigación. La selección de los cuatro docentes, se basó en que estuvieran dando clases a distancia a estudiantes de economía y de antropología y tuvieron la disponibilidad para participar en la investigación.

RESULTADOS, ANÁLISIS E INTERPRETACIÓN

La Desigualdad en Chiapas y la Educación Superior

De acuerdo con datos emitidos, en el 2020 por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), De los estados del país, los cuatro más pobres fueron: Guerrero, Oaxaca, Tabasco y Chiapas, este último presentó el mayor porcentaje de población en pobreza, alcanzando el 78.8%, estas personas se encuentran en condiciones vulnerables.

En la figura 1 se muestran los porcentajes de pobreza en 2018 y 2020 (CONEVAL). El porcentaje de población en pobreza en 2018 fue de 76.4% y para el 2020 durante la situación de pandemia por covid-19 el porcentaje aumentó a un 78.8. %; indicando que un 2.4% más de personas dejaron de percibir un ingreso debido al cierre de las empresas de servicios y al despido masivo de los trabajadores o a la reducción salarial en el caso de mantener el empleo.

Mientras el porcentaje de las personas en condición de pobreza extrema se mantuvo en estos años en un 29%, el porcentaje de personas, en condiciones vulnerables por carencias sociales aumento de 12.3% a 14. 1% y el de personas vulnerables por ingresos también aumento en el 2020 de 2.5% a 2.8%. Las personas que se consideran no pobres y no vulnerables en 2018 eran el 6.8 % y en 2020 se dio un aumento a 7%. En Chiapas, se hace evidente con estos porcentajes la ampliación de la fragmentación de la sociedad y muestra los contrastes en la estructura social. El sector mayoritario de la población se encuentra en la línea de pobreza y en el otro extremo superior un sector minoritario que tiene acceso a una condición socioeconómica estable.

Figura 1. Comparación en porcentajes de la pobreza en Chiapas en los años 2018 y 2020

Nota: Elaboración propia a partir de los datos sobre medición de pobreza en Chiapas 2018 y 2020 de CONEVAL.
Figura 1. Comparación en porcentajes de la pobreza en Chiapas en los años 2018 y 2020

Los municipios rurales donde habita población indígena su situación de pobreza, en algunos casos llega a ser del 45 % y en otros hasta el 90% de la población, lo cual aumenta la vulnerabilidad de las personas. Esta condición en las familias rurales se acumula como una desventaja sobre los jóvenes que al carecer de recursos económicos se les dificulta continuar con sus estudios, y tienen que abandonar la escuela primaria o la secundaria. El rezago educativo estatal es de los más altos a nivel nacional, alcanzando un 32.5% de la población.

Para los jóvenes que continúan su formación educativa más allá de la preparatoria, es una ventaja vivir en localidades grandes donde se ubican generalmente los centros universitarios; por otra parte, aquellos jóvenes que viven en localidades pequeñas y rurales necesitan trasladarse a las ciudades o a las cabeceras municipales e invertir recursos en la movilidad. Para ellos, la localización se convierte en una desventaja y se suma a otras desventajas de acceso a la escolarización universitaria.

En la tabla 1 se puede ver la distribución de universitarios en diferentes localidades según el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI, 2015). En las localidades grandes (urbanas) el porcentaje de hombres y mujeres estudiantes universitarios es del 39.1% a diferencia del 10.4% de los universitarios en localidades rurales. A esta desventaja de la localización se agrega en el caso de las mujeres la desventaja de género. En las diferentes localidades el porcentaje de mujeres universitarias es menor comparada con el de los hombres.

Tabla 1. Distribución de hombres y mujeres universitarios en diferentes localidades

Nota: Elaboración propia a partir de INEGI, 2015
Universitarios Localidades
grandes
Localidades
pequeñas
Localidades
rurales
Hombres 20.9% 18.9 % 5.5 %
Mujeres 18.2% 16.6% 4.9 %
Totales 39.1% 35.5% 10.4%

Si comparamos estos porcentajes nacionales con los registrados en el Censo de Población y Vivienda de 2020 para Chiapas. Solo el 13 % de la población (hombres y mujeres) que viven en las ciudades concluyen la educación universitaria. A diferencia de los jóvenes que viven en localidades rurales (50%) quienes solo concluyen la secundaria o el telebachillerato en aquellas localidades donde se encuentran estas instituciones.

A partir de estos datos, se hace evidente que en Chiapas la sociedad está fragmentada, entre una mayoría que vive la desigualdad económica, social, cultural y un sector minoritario privilegiado. Entre los estudiantes universitarios que se entrevistaron más de la mitad está en los sectores vulnerables y una minoría están en el sector privilegiado.

Aunado a estas condiciones sociales y económicas de la mayoría de la población se suma el acceso diferencial a lo digital, lo cual muestra la proporción de los hogares que tienen y los que carecen de internet, de conectividad y de telefonía celular.

Figura 2. Desigualdad en el acceso de los hogares a las TIC

Nota: Elaboración propia a partir de de ENDUITH (INEGI, 2019)
Figura 2. Desigualdad en el acceso de los hogares a las TIC

En la figura 2, se puede ver la desigualdad del acceso a las TIC, en los hogares de zonas urbanas y rurales, a nivel nacional. En zonas urbanas el acceso de los hogares a internet es de 50%, en zonas rurales el 80% de hogares carecen del mismo, en el 16% no hay proveedor en su localidad. En cuanto a la telefonía celular el 95.3 % cuenta con teléfonos inteligentes y en las zonas rurales es el 83 % de la población.

En este tiempo del covid-19 la desventaja de los estudiantes universitarios, en la UNACH que no tuvieron computadora o Tablet, ni conectividad a internet no les llegó la educación en línea, ampliando las desigualdades sociales, económicas y culturales además de la exclusión educativa. (Casanova, 2020).

Los Estudiantes Universitarios y la Desigualdad Educativa

En la UNACH (2020) la matrícula universitaria es socialmente heterogénea, de los jóvenes que se entrevistaron se encontraron diferencias sociales, económicas y culturales entre los grupos. Algunos estudiantes viven con su familia en poblados rurales (de mil o menos habitantes) y otros en las ciudades (Tuxtla, San Cristóbal y Tapachula). Sus familias apenas tienen un ingreso arriba de la línea de pobreza y los jóvenes tienen que trabajar y estudiar, sin embargo, con la pandemia algunos quedaron sin trabajo. En otros casos, los ingresos familiares fueron suficientes para satisfacer las necesidades de los miembros de la familia. A la desigualdad económica y social que están viviendo varios de los alumnos y alumnas se agrega la desigualdad en el uso de herramientas y recursos para la educación en línea.

A partir de la información de las entrevistas con los estudiantes y las estudiantes se realizó una clasificación en varios grupos tomando en cuenta: trabajo, acceso a un equipo personal de cómputo, lugares para el estudio, conexión a internet y el conocimiento de las plataformas virtuales y el lugar donde vive. A continuación, en la tabla 2 se muestra la clasificación de los alumnos en distintos grupos.

Tabla 2. Clasificación de los estudiantes universitarios a partir del acceso a recursos

Nota: Elaboración propia a partir de las entrevistas
Tabla 2. Clasificación de los estudiantes universitarios a partir del acceso a recursos

En el primer grupo se encontró a 6 estudiantes que viven en ciudades medias o pequeñas, no trabajan y se dedican al estudio en la universidad, su familia tiene ingresos para satisfacer las necesidades de sus miembros. En la casa donde viven tienen computadora, teléfono inteligente y conexión a internet. Estos estudiantes se trasladaron a la educación a distancia con mayores capitales económicos, culturales y sociales que los otros grupos de estudiantes, con el privilegio de pertenecer a un sector de la sociedad que no es pobre, ni está en situación vulnerable, esto les posibilitó permanecer y concluir con su educación universitaria.

En cambio, el grupo 3 son seis estudiantes que viven en una población rural, en regiones donde la conectividad es limitada, o no existe y su familia no tiene ingresos altos. Sus recursos económicos no les alcanzan para obtener más conectividad. En esta situación la desigualdad regional se filtró al sistema educativo impactando en los estudiantes (Red de Estudios de Desigualdades, 2018). Estas desventajas acumuladas, excluyeron a los alumnos de continuar sus estudios universitarios, varios reprobaron los cursos y otros abandonaron la educación en línea.

En el grupo 2 hay estudiantes que viven en las ciudades, pero no tienen internet o es de baja conectividad, además tienen que trabajar para pagar este servicio, en ocasiones el salario no les alcanza y se quedan sin el servicio, conectándose a las clases en línea de forma esporádica. Esta discontinuidad en el aprendizaje no les favorece a los estudiantes para lograr aprendizajes significativos lo cual agrega una inequidad más entre los universitarios (Sarlo, 2020).

La Continuidad Escolar en el Hogar

En este sentido, trasladar el aula a la casa nos impone serios cambios que no únicamente repercuten en el/la estudiante y el/la docente, sino que trastocan las actividades familiares de cada persona, desde acondicionar el espacio, programar los horarios de clases o propiciar condiciones que permitan el acceso adecuado a cada sesión de aprendizaje, debido a que en la mayoría de los hogares hay más de un/a estudiante que necesita conectarse a las clases en línea y en el caso de los/as profesores/as, deben impartir sus videoconferencias, programar diferentes tareas en las plataformas electrónicas, recibir trabajos vía correo electrónico, calificarlos, entre otras labores. Las limitaciones económicas y digitales ante esta nueva situación se revelan de manera adversa en las familias mexicanas.

Las actividades educativas de los estudiantes y los docentes se trasladaron a la casa para dar continuidad a la educación universitaria a través de la virtualidad. Esto implico cambios profundos en los espacios y tiempos de las actividades familiares de cada estudiante, desde ubicar el espacio para las sesiones de aprendizaje y organizar los horarios de clases, y de recursos entre los hermanos. Esta carencia de recursos digitales en la familia dificulta la continuidad en la educación, el testimonio de una estudiante sobre estas dificultades: Mi hermana y yo nos prestamos la computadora por horas y yo no me conecto a todas las clases virtuales, y por eso no avanzo en mis tareas (H, 08-2020).

La autoridad universitaria supuso que los jóvenes “nativos digitales” para quienes los nuevos medios digitales han significado parte esencial de su socialización podían manejar cualquier plataforma educativa y de comunicación virtual, sin embargo, los jóvenes emplean el teléfono inteligente, y las redes sociales como señala Díaz-Barriga (2020) medios de distracción y no de formación. El uso de plataformas educativas para un estudiante significó un nuevo saber y el aprendizaje de la educación en línea como lo expresa: Es muy difícil trabajar en esta plataforma nunca habíamos estado en clases virtuales y ahora tenemos que adaptarnos a esta forma de estudiar (LE, 09-2020).

Este aprendizaje significó dedicación, disciplina, y entendimiento por parte de los estudiantes, con la orientación de los profesores, sin embargo, otros se enfrentaron a la confusión, a la desorientación y al aburrimiento, al estrés y resistencia al propio proceso educativo, un proceso en confinamiento sin las interacciones presenciales, un estudiante refiriéndose a estas actividades comentó: Estoy aturdido, confundido y desorientado no entiendo cómo hacer las actividades y estoy aburrido de estar en la computadora (D, 09-2020).

El aburrimiento, la desorientación, nos refiere a la falta de vivencias sociales entre amigos, los juegos, las complicidades, las risas que no están en la casa, en el confinamiento y que no se producen en la educación en línea.

La Virtualidad sin Conjunción

La socialización para Giddens y Sutton, (2015) es el proceso de interacción y de aprendizaje de comportamientos y lenguajes de los jóvenes, el “estar con los amigos” apareció en los diálogos de manera recurrente con los estudiantes: No tengo a mis amigos para salir a pasear y para hacer los trabajos, me siento sola en mi casa (M, 09-2020).

Las relaciones con los compañeros y compañeras llegan a ser importante para el aprendizaje escolar y para otros aprendizajes como: los distintos lenguajes, las actitudes y comportamientos, algo necesario para el intercambio social. Todas las relaciones sociales (trabajo, educación entre otras) se desplazaron a la esfera virtual impidiendo la conjunción y mostrando la imposibilidad del intercambio social online (Berardi, 2020).

Las situaciones de confinamiento para los estudiantes y docentes “son duras”, exigen programar las actividades, organizar los espacios compartidos, una convivencia y contar con nervios templados para vencer la apatía que se pueda presentar (Valcárcel, 2020). En algunas de las familias de los estudiantes universitarios, el ambiente familiar fue motivador, así lo expresa uno de los testimonios: Mi mamá me apoya mucho y me anima en el estudio cuando ya no quiero seguir con las clases en línea (C, 08-2020).

En el caso de una estudiante quien se dedicó a los cuidados de salud de varios miembros de su familia, esta situación la llevó a dejar por un tiempo la educación en línea, en la casa todo el tiempo se dedicó a las actividades domésticas y al cuidado de sus familiares que se enfermaron de Covid-19: En mi casa toda mi familia se enfermó de coronavirus, no podíamos salir y cocinábamos lo que teníamos, hasta que mejoró mi mamá. En ese tiempo no entré a la plataforma educativa para realizar mis actividades escolares (S, 09-2020).

La pandemia no tuvo los mismos efectos en todas las familias, en este caso la estudiante por un tiempo, se convirtió en la enfermera y cocinera de su familia. Carecer de una asistencia sanitaria, hizo que abandonara su educación universitaria y la puso en dificultades frente la educación a distancia. Estas desventajas se acumulan en las trayectorias escolares de las jóvenes excluyéndolas de participar en una sociedad más equitativa.

Estrategias para la Comunicación Pedagógica

Para los docentes trasladar la escuela a la casa implicó rupturas y cambios fuertes, tanto en el ritmo de sus actividades familiares como en el trabajo. Uno de estos cambios fue el manejo de las plataformas educativas para la continuidad de la enseñanza y el aprendizaje a distancia, los docentes entrevistados expresaron que esta fue “la primera experiencia con la educación en línea”, la interacción que habían tenido con el uso de la tecnología digital en la educación en las aulas era poca y reducida a la búsqueda de información en la web.

Ante un conocimiento elemental de las plataformas educativas y del diseño de actividades de aprendizaje, los docentes crearon las actividades desde los programas usados en las clases presenciales, los contenidos académicos siguieron dominando la educación en línea, aun cuando el modelo educativo de la universidad se basa en el aprendizaje centrado en el alumno y no en los contenidos. Las practicas pedagógicas de los docentes fueron el uso de documentos en descarga para la lectura y las posteriores respuestas, actividades individuales y casi ninguna actividad de trabajo colaborativo para la resolución de problemas complejos.

Algunos docentes señalaron su desconocimiento sobre las tecnologías pedagógicas usadas en la educación virtual por lo cual las metodologías de aprendizaje y enseñanza usando TIC no fueron implementadas. Ellos reprodujeron lo que se hace en un aula escolar presencial, pero ahora, en la soledad del aislamiento, cada docente en su casa.

Aunado al poco conocimiento de las plataformas educativas y su diseño, los docentes entrevistados, señalaron que ante la incertidumbre de la conexión y la desconexión digital de varios de sus alumnos; ellos optaron por establecer una enseñanza alterna fuera de la plataforma educativa con el uso de estrategias para la comunicación pedagógica mediadas por las tecnologías de la información y del conocimiento: la creación de comunidades virtuales, y redes educativas en: Facebook, WhatsApp, Instagram, con las estrategias de comunicación lograron organizar y difundir la información escolar, resolvieron dudas, aclaraciones, orientaron y promovieron la participación de los estudiantes. Los recursos tecnológicos del trabajo académico en las plataformas y los de trabajo sincrónico con estas estrategias se volvieron menos esenciales y dieron paso a la flexibilización para los aprendizajes de los estudiantes. Y en esta comunicación pedagógica también los docentes aprendieron nuevos lenguajes adaptados a la experiencia de los alumnos (Bauman, 2007).

CONCLUSIONES

Con la pandemia del COVID-19 se ha puesto de manifiesto las enormes desigualdades tanto económicas, sociales, culturales que hay en los grupos de población en Chiapas y a estas inequidades, se adiciona la brecha tecnológica, expandiendo la desigualdad, en los individuos y grupos más vulnerables social, económica y cultural.

Las transformaciones educativas en las que estamos inmersos no acontecieron de la noche a la mañana, no se deben al coronavirus, sin embargo, la pandemia del Covid-19 posibilitó la entrada masiva de la tecnología en la educación universitaria, con el establecimiento del vínculo más estrecho entre la pedagogía y la tecnología. En las condiciones socioeconómicas y de vulnerabilidad en la que se encuentra un gran porcentaje de familias en Chiapas, en la situación actual de pandemia se adiciona la desigualdad tecnológica.

Para los estudiantes universitarios que son miembros de las familias en situación de vulnerabilidad y de pobreza, el llevar la educación en línea a su casa durante la pandemia de Covid-19 exige contar con energía eléctrica, conexión a internet, los recursos y medios digitales para tal fin, en suma, un conjunto de situaciones que conducen a concluir que todos los estudiantes y las estudiantes que desean continuar con su formación académica deben disponer de los recursos y medios digitales y contar con los servicios de luz e internet, Así mismo los estudiantes necesitan realizar gastos económicos más allá de los ingresos de su familia o de ellos, en el caso de los que laboran. Esta desigualdad tecnológica se sumó a la desigualdad social y económica excluyendo a estos estudiantes de la educación universitaria en línea.

Esta cara de la desigualdad digital se mostró entre los estudiantes universitarios, un grupo que contó con las condiciones socioeconómicas para acceder al internet, a las tecnologías de la información y comunicación se les facilitó la continuidad con su formación universitaria mientras otro grupo con limitaciones de recursos económicos, de equipo de cómputo y de conexión a internet, fueron excluidos temporal o definitivamente de continuar con su formación universitaria.

La situación de confinamiento y de educación a distancia en casa ha intensificado dificultades experimentadas por las alumnas y alumnos como las cargas de trabajo, nuevas tareas de cuidado de la familia, la reorganización de los espacios, tiempos y materiales para las actividades educativas y familiares y en varios casos la pérdida del empleo de los jóvenes que estudiaban y trabajaban; a estas desigualdades se agrega la desigualdad digital.

La Universidad se enfrenta a la incertidumbre de cómo proporcionar a los estudiantes universitarios una educación en línea que integre a todos en equidad, para lo cual se vuelve imperativo que la administración planifique una estrategia coordinada para detectar las desigualdades digitales, adaptar la infraestructura y crear bancos de recursos para la comunidad universitaria.

Los profesores preocupados por el seguimiento de la actividad de los estudiantes durante la pandemia decidieron mantener una comunicación pedagógica más activa, usando con frecuencia los recursos de comunicación como: Facebook, y WhatsApp y correo electrónico, mientras el manejo de los recursos de trabajo académico, como la plataforma Educa-te y los recursos de trabajo sincrónico: Google y Zoom fueron limitados.

A los profesores insertos en esta dinámica de enseñanza, la Universidad les tendría que poner a su disposición los recursos digitales y que conozcan e implementen la amplia gama de estrategias que sugieren los recursos virtuales a través de la formación en pedagogías digitales. Para concluir, la modalidad virtual en la cual los estudiantes están aprendiendo hace visible los fracasos de la Universidad para lograr la equidad educativa para los grupos de estudiantes que llegan a la institución con desigualdades sociales y económicas.

REFERENCIAS

Bauman, Z. (2007). Los retos de la educación en la modernidad líquida. Barcelona: Gedisa.

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