Revista Honoris Causa | ISSN: 2244-8217 / ISSN-L: 2244-8217
Revista Honoris Causa | Universidad Yacambú

Vol. 17 N° 2

Julio - Diciembre 2025

Evaluación formativa y reflexiva del aprendizaje en estudiantes de gestión financiera, bachillerato técnico de Ecuador

Formative and reflective assessment of learning in financial management students, technical baccalaureate of Ecuador

Paulina Lorena Ñauñay
Ministerio de Educación de Ecuador
Vicente Leonardo Sornoza Mendoza
Asesor docente en el ejercicio libre de su profesión
Recibido: 23-09-2025
Aceptado: 30-10-2025

Resumen

El bachillerato técnico dota a los egresados con conocimientos teóricos y prácticos de diversas especialidades, a la par de precisar competencias, habilidades e intereses para sus estudios posteriores. También, realizan prácticas profesionales a fin de incorporarse al mercado laboral y productivo, aportando para la economía de la familia, de la provincia y la nación. De ahí, la investigación planteó como objetivo analizar la evaluación formativa del aprendizaje en estudiantes de gestión financiera, bachillerato técnico de la Unidad Educativa Juan de Velasco, Riobamba, Ecuador. Asumiendo el paradigma positivista, enfoque cuantitativo, en un estudio de campo, nivel descriptivo, diseño no experimenta-transeccional. La población fue de 15 docentes, quienes aportaron la información solicitada al responder un instrumento tipo cuestionario de 16 ítems, con opciones de respuesta siempre, algunas veces y nunca; validado en su contenido (por juicio de expertos), con muy alta confiabilidad (0.82, con el método de consistencia interna Alpha de Cronbach). El análisis de datos precisó 39% de educadores que algunas veces implementan directrices en la evaluación de los aprendizajes. La conclusión principal señala que dicho proceso carece de características esenciales para que pueda ser formativa y reflexiva. Estos profesionales manifiestan apego a metodologías tradicionales como pruebas escritas, condicionando recopilar información con diversas técnicas e instrumentos, dejando de dar oportunidades para el rol activo del estudiante, de modo que pueda desarrollar su autonomía y pensamiento crítico.

Palabras clave:
bachillerato técnico; evaluación formativa; evaluación reflexiva

Abstract

The technical baccalaureate provides graduates with theoretical and practical knowledge in various specialties, while also defining competencies, skills, and interests for their subsequent studies. They also complete professional internships to enter the labor and productive market, contributing to the economy of their families, the province, and the nation. From this perspective, this research aimed to analyze the formative and reflective learning assessment of financial management students at the technical baccalaureate at the Juan de Velasco Educational Unit in Riobamba, Ecuador. The research adopted a positivist paradigm and quantitative approach in a field study with a descriptive level and a non-experimental/transsectional design. The sample consisted of 15 teachers, who provided the requested information by completing a 16-item questionnaire with response options of "always," "sometimes," and "never." The instrument was content-validated (by expert judgment) with very high reliability (0.82, using Cronbach's alpha internal consistency method). Data analysis revealed that 39% of educators sometimes implement guidelines in learning assessment. The main conclusion is that this process lacks essential characteristics for it to be formative and reflective. These professionals display an attachment to traditional methodologies such as written tests, restricting the collection of information through various techniques and instruments, and failing to provide opportunities for students to play an active role, enabling them to develop their autonomy and critical thinking.

Keywords:
technical baccalaureate; formative assessment; reflective assessment

Introducción

El bachillerato técnico, o formación técnico-profesional (ETP), es un pilar fundamental para el desarrollo económico y social a nivel mundial. Su relevancia va más allá de la preparación individual, impactando directamente en la competitividad de los países, además de aportar al progreso de las personas. Sobre ello, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el Banco Mundial y la Organización Internacional del Trabajo (2023) consideran que facilita el acceso igualitario a oportunidades educativas, laborales, de emprendimiento y de empleo digno. Por tanto, representa un componente clave para promover la equidad social, aumentar la productividad y garantizar la sostenibilidad en el planeta.

En Ecuador, esta modalidad como lo indican Caicedo, et al. (2025), se desarrolla “en un entorno dinámico y en contraste transformación “(p. 4). Por ello, es fundamental un docente que atienda las necesidades específicas de los educandos, en lo cual entra en juego el proceso de evaluación, basado en un diagnóstico certero que le permita vincular la práctica pedagógica con la planificación curricular, asumiendo diversas estrategias, cursos de acción en beneficio de la matrícula estudiantil. 

El argumento anterior fija la mirada en la evaluación implícita en el desempeño del docente en el bachillerato técnico de Ecuador. Ello cobra realce en la actualidad, pues el propio Ministerio de Educación de este país enfocado esfuerzos en mejorar las propuestas curriculares, emitiendo en mayo del 2025, un currículo priorizado, donde identifica áreas críticas que deben ser atendidas, y le otorga relevancia a la evaluación como un proceso formativo y reflexivo, que va más allá de sólo medir o buscar un resultado desde el orden cuantitativo. 

En esencia, lo plasmado en el párrafo anterior, resume la intencionalidad de la investigación, para la cual se indagaron diversas fuentes sobre las tendencias en el proceso evaluativo. Además de lineamientos o requerimientos de los entes oficiales de la República del Ecuador, permitiendo contextualizar todo este proceder en el bachillerato técnico, cuya esencia es favorecer el tránsito de los estudiantes al nivel superior, pero también dotarlo de herramientas y conocimientos para que puedan integrarse al mercado laboral. 

Ante esto, reviste importancia centrarse en el bachillerato técnico, que desde la postura del Ministerio de Educación de Ecuador (2023), con el objetivo de desarrollar en los estudiantes competencias analíticas, reflexivas, creativas y ciudadanas que les permitan responder a los cambios en los ámbitos social, cultural y laboral. Lograr dichas metas tiene en la actuación del docente un actor protagónico, que está llamado a reflexionar sobre su propia práctica pedagógica, hacer una revisión constante de esta para asumir ese camino hacia la mejora continua, suplir requerimientos curriculares, apostar a la transformación de la República.

Un docente con tal desempeño, requiere el dominio de contenidos adquiridos durante su formación académica y profesional, estar actualizado en el desarrollo profesional, optimizando la evaluación del aprendizaje, referida a un proceso continuo, en la cual para Espinoza (2021), intervienen factores como “el ritmo y estilo de aprendizaje de los estudiantes, creatividad del docente, tipo y calidad de los instrumentos evaluativos aplicados y sistematicidad en el control y valoración de las competencias y desempeño del aprendiz” (p. 394). Quiere decir, que va más allá de la simple medición o asignación de calificaciones, pues es un pilar fundamental del proceso educativo, y su importancia radica en los beneficios aportados tanto a estudiantes, docentes y el sistema educativo en conjunto.

En palabras del Ministerio de Educación de Ecuador (2023), en el reglamento vigente, la evaluación se clasifica en 3 tipos o momentos principales, definidos por su propósito: (a) Diagnóstica, al inicio de un período académico (año escolar, o de una nueva unidad o bloque de aprendizaje); (b) Formativa se realiza durante todo el proceso de aprendizaje, de manera continua y sistemática y (c) Sumativa, al finalizar un período de aprendizaje, su objetivo es verificar y totalizar el grado de aprendizaje alcanzado por el estudiante, en cuanto a los resultados.

Según el propio Ministerio de Educación de Ecuador (2025), la evaluación “es sobre la aplicación de lo comprendido, lo que el estudiante sabe hacer, aplicando lo comprendido y adecuándolo a diversos contextos” (p. 12). Implementándola de forma continua, al acumular información y reflexionar sobre ella. Su naturaleza variada permite ir más allá de los exámenes tradicionales, ofreciendo una visión completa del proceso de aprendizaje, de los avances, retrocesos, desafíos y replanteamientos a lo largo del camino.

Ahora bien, este discurso hace énfasis en la evaluación formativa, para Cruzado (2022), “permite recabar información con la finalidad de examinar y perfeccionar el aprendizaje durante su construcción” (p. 150). No debe ser un simple examen final para poner una nota. Por el contrario, requiere ser un proceso continuo que ayuda a los estudiantes a mejorar a lo largo de su formación. Esto para brindar realimentación sobre la marcha al determinar las necesidades de los estudiantes, por medio de la diversidad de instrumentos, se puede obtener información a través de prácticas, proyectos, portafolios; entre otros instrumentos a disposición del educador.

Una vez que se asume esta evaluación formativa, es importante que sea reflexiva. Para ello se puede trabajar con la autoevaluación, lo cual se vincula con la autorregulación del estudiante, quien comparte con un grupo de pares, construyen conocimiento en colectivo en la coevaluación. Es decir, para el desarrollo de la complementariedad de saberes, la autonomía de cada estudiante, pues al estar en el bachillerato técnico, se incorpora a prácticas profesionales en el mundo empresarial y debe ir formándose para tomar decisiones acertadas y eficaces, con pensamiento crítico, responsabilidad y conciencia.

De esa manera, la evaluación formativa y reflexiva. Es esencial para elevar la calidad educativa y alcanzar las metas propuestas en el bachillerato técnico en todas las naciones. No obstante, en Colombia, como menciona Manjarrés (2024), a pesar de los esfuerzos normativos de las autoridades en materia, se evidencian en el territorio nacional visos de educadores que asumen la evaluación de manera tradicional, con énfasis en medir resultados. Se trata de rezagos que constituyen obstáculos en el desarrollo integral de los estudiantes, al no tomar en cuenta las potencialidades e intereses de los educandos.

En Ecuador, según Ordóñez, et al. (2023), la evaluación en el bachillerato es un tema de debate, evidenciando los investigadores debilidades por la “falta de una guía clara para su ejecución, lo que ha llevado a la variabilidad en los criterios de evaluación utilizados por los docentes” (p. 230). Esto puede afectar la equidad y calidad del aprendizaje de los estudiantes. Señalando la urgente necesidad de redimensionar la evaluación para que sea efectiva y cumpla con las finalidades en pro de la calidad educativa.

Dada la relevancia de esta temática que presenta debilidades según los autores mencionados, se abordó en el contexto específico de la Unidad Educativa Juan de Velasco, ubicada en Riobamba, adscrita a la Dirección Distrital 06D01, perteneciente a la Coordinación Zonal 3. Esta institución desde el año 2024 imparte el bachillerato técnico en gestión financiera, con una matrícula total de 459 estudiantes, atendidos por 15 docentes, quienes han de ser garantes de una formación pertinente, contextualizada y actualizada.

Sin embargo, existen reportes de la coordinación que dan cuenta de debilidades en el rendimiento de los estudiantes de gestión financiera, pues alegan sentir presión excesiva, no se pueden concentrar y se les dificulta recordar información durante las pruebas escritas que realizan los docentes. Esto ha llevado a baja motivación, sin alcanzar las competencias mínimas en un módulo, se les dificulta entender los contenidos del siguiente, estando en riesgo los aprendizajes esperados en la respectiva especialidad. Ello se presenta, pues a pesar de las recomendaciones, los docentes siguen dándole peso a la evaluación sumativa, no se hace el debido seguimiento a la retroalimentación, ni al uso de técnicas e instrumentos novedosos (rúbricas, trabajos de campo) que les permitan atender los lineamientos, tanto nacionales, como del propio distrito escolar. 

Además, los propios docentes señalaron a los investigadores, no haber recibido la capacitación sobre la gestión del tiempo, diseño de técnicas e instrumentos, así que optan por las pruebas escritas, exposiciones en las cuales los estudiantes se tornan nerviosos. Cuando se evalúan actividades prácticas, los resultados no son los esperados y no obtienen la calificación mínima aprobatoria. Por consiguiente, hay una serie de evidencias que se asumen como visos de un problema cuyas consecuencias alcanzarían a la institución al no lograr las metas de formación, los propios estudiantes podrían presentar dificultades para las prácticas empresariales, con debilidad en cuanto a su futuro académico y laboral.

Las evidencias empíricas mencionadas en los párrafos anteriores, se visionan como una problemática que afectaría incluso el desarrollo de la provincia, pues la Unidad Educativa Juan de Velasco (2024), en el informe de gestión señala lo siguiente: en el cantón Riobamba de Chimborazo, alrededor del 25% de la planificación productiva está orientada a sectores tecnológicos, y más del 70% de las instituciones públicas y privadas requieren servicios relacionados con soporte informático, lo que proyecta un crecimiento estimado del 10% anual en la demanda laboral del sector, que debe ser suplida en parte por los egresados del bachillerato técnico, con formación de calidad e integral. Brindar este talento humano requiere entre otros procesos, que la evaluación del aprendizaje cumpla con ser formativa, reflexionar sobre los resultados, no sólo desde la postura del estudiante, sino también en cuanto al desempeño del propio docente.

En vista de ello, se planteó como objetivo de la investigación génesis del presenta artículo, analizar la evaluación formativa y reflexiva del aprendizaje en estudiantes de gestión financiera, bachillerato técnico de la Unidad Educativa Juan de Velasco, Riobamba, Ecuador; lo cual requiere ser abordado en cuanto a la realimentación, detección de necesidades, diversidad de instrumentos con un enfoque al proceso, que permita atender el desarrollo del autonomía y el pensamiento en los educandos del bachillerato técnico.

Como se puede apreciar el objetivo plasmado en el párrafo anterior, realza la presente investigación al centrarse en una evaluación como proceso continuo que permite identificar debilidades del estudiante, desde el inicio, y a lo largo del ciclo, brindándoles la realimentación de manera personalizada. Igualmente, en el aspecto teórico, recopila información de fuentes actualizadas a disposición de los docentes, para reflexionar sobre el rol protagónico que les compete en el bachillerato técnico con calidad educativa.

Como adición a lo expresado, en lo práctico, se espera aportar insumos para implementar la evaluación formativa que beneficia a los estudiantes en un aprendizaje profundo, con el logro de la autonomía y pensamiento crítico. En el caso de los educadores, se espera que puedan dilucidar sobre las ventajas que proporciona una evaluación formativa y reflexiva para dinamizar la práctica pedagógica, con ese rol que es fundamental para el éxito del bachillerato técnico en Ecuador.

Marco Teórico

En este apartado se construye el marco teórico, esencial en cualquier investigación, ya que establece una base conceptual y de referencia sólida en el desarrollo de los objetivos trazados. Al respecto, Hernández, et al. (2014), lo conciben como el sustento del estudio, proporciona una visión completa de los conocimientos existentes sobre el tema. En este caso se detalla sobre el bachillerato técnico en Ecuador, la evaluación formativa y reflexiva, desde la postura de diversos autores, contando con estudios desarrollados en diversos contextos, con aportes como los que se presentan a continuación.

Es oportuno traer a colación a Luna, et al. (2023), quienes trazaron como objetivo analizar el impacto de la evaluación formativa en la educación primaria de Perú. Utilizando una revisión sistemática (método PRISMA) de 45 artículos de bases de datos como Scielo y Scopus, la investigación concluyó que la evaluación formativa ofrece numerosos beneficios para el aprendizaje. El estudio también destaca la importancia de la capacitación docente para implementar esta modalidad de evaluación y cómo contribuye a mantener motivados tanto a estudiantes como a profesores. Este trabajo es relevante, con el aporte al marco teórico para defender la implementación de la evaluación formativa en el bachillerato ecuatoriano. Este trabajo aporta evidencias concretas, obtenidas de una revisión sistemática, que demuestran los beneficios de este tipo de evaluación.

Por su parte, Varga, et al. (2024), analizaron en Perú las tendencias en la investigación sobre la evaluación formativa en la educación básica, a través de una revisión bibliométrica que cubrió publicaciones de 2010 a 2024, identificando en una primera revisión aumento en la producción científica sobre el tema. Entre los hallazgos destacan los desafíos como la resistencia al cambio y la falta de formación docente. Concluyeron como crucial “integrar la evaluación formativa en los programas educativos y capacitar a los docentes de manera continua, para mejorar el compromiso de los estudiantes” (p. 12). De modo que, posicionan la mirada en la evolución y las tendencias actuales de la investigación en evaluación formativa, la cual es relevante y necesaria en el logro de la calidad educativa del bachillerato en Ecuador.

Respecto a investigaciones en Ecuador, Huayamave, et al. (2025), exploraron para su respectiva comprensión, las estrategias de evaluación que los profesores de bachillerato aplican en su práctica diaria. Para ello, se revisaron las perspectivas de organismos gubernamentales que establecen estándares educativos, así como las de diversos expertos en el tema. Se basó en el análisis de 22 artículos académicos de bases de datos como Scopus, SciELO y Web of Science, que abordan las estrategias de evaluación desde diferentes ángulos: su funcionalidad, los instrumentos utilizados y el momento en que se aplican.

A partir de esta revisión, se pudo reseñar el desafío que enfrentan los docentes en una sociedad en constante cambio, lo que a menudo puede llevar a la desmotivación profesional. El estudio de los distintos puntos de vista de los autores resalta la relevancia de las estrategias de evaluación y el rol fundamental que juegan en el proceso de enseñanza dentro de la comunidad escolar. Según estos argumentos, es preponderante identificar las prácticas de los docentes en cuanto a la evaluación formativa y reflexiva, para que los estudiantes de bachillerato técnico se conviertan en aprendices autónomos y críticos, capaces de autoevaluarse y regular su propio aprendizaje.

Finalmente, Vásquez, et al. (2025), recopilaron estudios realizados en los 10 años sobre la evaluación formativa y la retroalimentación continua en el bachillerato ecuatoriano. Analizaron investigaciones de acceso abierto. Los resultados muestran que hay consenso sobre la importancia de este proceso, pero también se identifican barreras para su aplicación efectiva en las aulas. Una dificultad frecuente es la baja frecuencia y profundidad de acciones por parte del docente, lo que limita su impacto real en el aprendizaje. Igualmente, concluyeron discrepancia entre los lineamientos curriculares y la práctica pedagógica en las aulas. Estos argumentos, así como del resto de los trabajos citados, constituyen un aporte esencial, a la par de justificar el abordaje de esta temática en el contexto de la Unidad Educativa Juan de Velasco, ubicada en Riobamba, Ecuador.

Bachillerato técnico en Ecuador

El bachillerato es un nivel que ofrece una formación integral y balanceada en diversas áreas del conocimiento. Según el Ministerio de Educación de Ecuador (2016), la visión es holística, con asignaturas de ciencias, humanidades y arte, como matemáticas, física, química, historia, literatura y educación física. A la vez, fomenta el desarrollo del pensamiento crítico y la capacidad de resolver problemas. Combina la formación general (del Bachillerato General Unificado) con una especialización en un área técnica o productiva. Su objetivo es preparar a los estudiantes para el mundo laboral o para continuar sus estudios en una carrera técnica o tecnológica.

Agrega el Ministerio de Educación de Ecuador (2023), como características la especialización en áreas como contabilidad, informática, mecánica, electricidad, agricultura o turismo. Los estudiantes deben realizar prácticas en empresas o instituciones para aplicar los conocimientos adquiridos y obtener experiencia laboral. Al obtener el título, los graduados pueden ingresar directamente al mercado laboral o continuar sus estudios en institutos técnicos superiores o universidades.

A tal fin, el currículo del bachillerato técnico está diseñado para ser flexible y adaptado a los intereses y proyecciones futuras de los estudiantes. El Ministerio de Educación de Ecuador (2023), define un "perfil de salida" basado en 3 valores fundamentales: justicia, innovación y solidaridad. En el caso de la especialidad gestión financiera, es una figura profesional que prepara a los educandos para el mundo laboral, enfocándose en procesos contables y financieros.

Esta especialidad, que forma parte del área técnica de servicios, busca que los egresados sean capaces de gestionar las finanzas de una organización de manera eficiente. Combina la educación general con un componente técnico especializado. Entre las asignaturas que se imparten, se encuentran: matemática financiera para la gestión de inversiones, préstamos y análisis de riesgos. También, finanzas públicas y corporativas que abordan conocimientos sobre el manejo de fondos en entidades gubernamentales y empresas privadas. Añadiendo la contabilidad, para el registro de operaciones y la elaboración de estados financieros, considerando la legislación tributaria con regulaciones que rigen los impuestos y obligaciones fiscales en Ecuador.

Del mismo modo, guiar a los educandos en la elaboración de presupuestos, para la planificación, con la evaluación de la viabilidad de nuevos negocios, con el uso de software especializado para el control y análisis de la información registrada. Estos conocimientos teóricos y prácticos, favorecen insertarse directamente en el mercado laboral, ocupando cargos como auxiliar contable o financiero, asistente de tesorería, analista presupuestario, cajero, asesor financiero en microfinanzas o cooperativas o bien proseguir estudios a nivel superior.

De ahí, el Ministerio de Educación de Ecuador (2025), redactó un currículo priorizado, cuyo enfoque busca responder a las necesidades actuales y futuras de los estudiantes, preparando a los jóvenes para un mundo en constante evolución. El objetivo es que, al finalizar el bachillerato, el estudiante ecuatoriano posea las herramientas y habilidades necesarias para enfrentar los desafíos del siglo XXI y contribuir a una sociedad más justa, solidaria e innovadora. Es una actualización del modelo educativo con énfasis en el desarrollo de competencias prácticas y en la formación de ciudadanos responsables e integrales.

Evaluación formativa

La evaluación es un componente fundamental del proceso educativo, ya que su relevancia va más allá de la simple calificación o medición de conocimientos. Su definición en la óptica de Manjarrés (2024), apunta a “un proceso concatenado con la posibilidad de generar y recrear formas de aprender y transformar lo aprendido creando nuevos conocimientos” (p. 89). Es una herramienta poderosa para mejorar la calidad de la enseñanza y el aprendizaje, con impacto en la actuación del docente y en extensión de los educandos, al potenciar conocimientos, habilidades y destrezas en todos los niveles, uno de ellos el bachillerato técnico.

En Ecuador, se cumple en diversos momentos, partiendo de la diagnóstica, cuyo objetivo es determinar las condiciones previas de los estudiantes. Esto incluye sus conocimientos, destrezas, habilidades, fortalezas y debilidades. Es una herramienta para que el docente conozca el punto de partida de todo este proceso. La información obtenida no se utiliza para calificar, sino para que el docente ajuste su planificación y estrategias de enseñanza para satisfacer las necesidades reales del grupo.

En el caso de la formativa, su fin es monitorear el progreso de los estudiantes, identificar sus avances y dificultades, y proporcionarles retroalimentación constante. La sumativa, obtenida se utiliza para la promoción, certificación y acreditación del estudiante al siguiente nivel. Es decir, se asocia con la calificación final en los reportes de notas. Todos estos momentos permiten al docente adaptar su metodología, y al estudiante corregir errores y reforzar su aprendizaje.

Ahora bien, es necesaria la evaluación formativa para la retroalimentación, que tal como indica Velásquez (2024), la concibe como una clave, tanto en la enseñanza, como en el aprendizaje, al cumplirse de manera continua y sistemática. A la vez, la conecta con la detección de necesidades, como guía y directriz al docente en cuanto a la planificación curricular, en pro de alcanzar mejoras en la práctica pedagógica. Recurriendo el educador con diversos instrumentos, que dinamicen su actuación e incentiven al estudiante a participar con entusiasmo, retroalimentando de manera continua con los ajustes adecuados en las estrategias educativas en tiempo real.

En adición, para Varga, et al. (2024), la evaluación formativa se centra en el proceso de aprendizaje. Este enfoque no solo apoya la adquisición de conocimientos, también promueve el desarrollo de habilidades metacognitivas, la autonomía del estudiante, así como una mayor implicación en el proceso educativo. Esto permite adaptar la enseñanza a las necesidades reales del grupo, asegurando que nadie se quede atrás y que el contenido sea relevante, incentivando la reflexión para la mejora continua.

Evaluación reflexiva

La intencionalidad de la evaluación formativa es permitir el monitoreo, recopilar información para que el docente realice las modificaciones y ajuste que cada caso requiere. De igual modo, propiciar condiciones para la formación integral de los estudiantes, según Bizarro et al. (2021), aumentando su confianza y su autoestima, permitiéndoles actuar con autonomía, participando en la autoevaluación y coevaluación, con mejoras considerables en el aprendizaje, en comparación con la evaluación tradicional.

Sobre el tema, Cunill y Curbelo (2021) sostienen que la evaluación formativa facilita la autorregulación del aprendizaje. A través del fomento de la metacognición, los estudiantes adquieren la capacidad de reflexionar sobre su propio proceso de aprendizaje, lo que les permite perfeccionarlo y desarrollar sus competencias metacognitivas. Igualmente, los motiva a enfocarse en el progreso. La autoevaluación y coevaluación fomentan la reflexión, enseñándoles a ser responsables de su propio aprendizaje y a desarrollar el pensamiento crítico.

Al evaluar de manera formativa, los profesores pueden detectar las debilidades de los estudiantes desde el principio y ofrecerles una retroalimentación inmediata. Este ciclo no tiene un momento fijo, ya que el docente evalúa y brinda apoyo personalizado a cada estudiante en la clase, según lo necesiten, para fortalecer su autonomía, con conciencia de las fortalezas y debilidades, con la gestión del propio proceso de aprendizaje. Se conecta el discurso anterior con la evaluación reflexiva, centrada en la metacognición, que es la capacidad de pensar sobre el propio pensamiento.

Lo anterior, en el contexto ecuatoriano, se alinea con el Currículo Nacional que busca formar estudiantes con autonomía y habilidades para resolver problemas. Va más allá de la simple memorización, incentivándolos a analizar, cuestionar y comprender su propio proceso de manera crítica, con participación, al ser el centro del proceso educativo. Por consiguiente, los autores señalados en este apartado de la investigación apuntan a una evaluación formativa y reflexiva con un impacto significativo, no sólo en la práctica pedagógica profesional, sino también en el logro de metas de los estudiantes, al darles un rol activo en todo este proceso, mejorar el rendimiento académico, y por supuesto, aportar a la calidad educativa. Argumentos que se resumen en la siguiente figura:

Figura 1. Evaluación del aprendizaje en bachillerato técnico de Ecuador

Fuente: Investigadores (2025)
Figura 1. Evaluación del aprendizaje en bachillerato técnico de Ecuador

Según la representación anterior, la evaluación es esencial para la formación integral de los estudiantes en el bachillerato técnico de Ecuador, y así sentar las bases para la calidad educativa. Una evaluación asumida como formativa y reflexiva, contribuye a la retroalimentación como estrategia en potenciar el aprendizaje de los educandos. Requiere el uso de diversidad de instrumentos para detectar las necesidades en un proceso continuo y sistemático. Es decir, que, más allá de los resultados, es importante atender el desempeño del estudiante, en cualquier momento de la clase. Además de guiarlo hacia esa autoevaluación que le permita reflexionar en el desarrollo de la autonomía y pensamiento crítico, no sólo para sí mismo, sino también dar aportes valiosos a sus compañeros por medio de la evaluación. 

Metodología

La investigación constituye el eje central en la construcción y expansión del conocimiento en cualquier disciplina. En este caso específico, se desarrolló el procedimiento metodológico cuyo objetivo consistió en analizar la evaluación formativa y reflexiva del aprendizaje en estudiantes de gestión financiera, bachillerato técnico de la Unidad Educativa Juan de Velasco, Riobamba, Ecuador. A tal fin, se inscribió en el paradigma positivista, según Vizcaíno, et al. (2023), “es un marco filosófico y metodológico que postula que el único conocimiento válido es aquel que proviene de la experiencia empírica y la observación, verificable a través del método científico” (p. 9726); con el enfoque cuantitativo, el cual se distingue por su énfasis en la medición y el análisis numérico de datos.

De esa manera, se concibe la realidad como medible, observable y cuantificable, los hallazgos deben ser generalizables a poblaciones más amplias. Desarrollando un estudio de campo, al recopilar datos directamente del entorno real en el que ocurren los fenómenos, sin manipular las variables. En un nivel descriptivo que se refiere para Arias y Covinos (2021), a “describir un fenómeno o situación de manera detallada” (p. 19). Es decir, se recopiló la información de los docentes, destacando el comportamiento de la variable evaluación formativa y reflexiva en el bachillerato técnico, con las dimensiones e indicadores que la integran.

Todo ello enmarcado en el diseño, como cimiento sobre el cual se erige todo el proceso investigativo. En este caso, no experimental, transeccional, que, en la óptica de Hernández, et al. (2014), su propósito principal es describir variables y analizar su interrelación e incidencia en un momento dado, al aplicar el instrumento a la población en estudio. Buscan indagar la incidencia y los valores en que se manifiestan una o más variables. El procedimiento consiste en medir variables en un grupo de personas u objetos para describir sus características.

En cuanto a la población, es el conjunto de todos los casos que concuerdan con una serie de especificaciones determinadas. Es el total de individuos, objetos, fenómenos o eventos de los cuales se desea obtener información y para los cuales los resultados de la investigación serán válidos. De acuerdo con la información aportada por la dirección de la Unidad Educativa Juan de Velasco, Riobamba, Ecuador, en total 15 docentes están adscritos a la especialidad gestión financiera del bachillerato técnico. Estos profesionales fueron consultados por medio de la encuesta, técnica que en la perspectiva de Arias (2020), se basa en la recopilación y el análisis de datos numéricos utilizando métodos estadísticos, por medio de un instrumento tipo cuestionario, de 16 ítems con opciones de respuesta siempre, algunas veces y nunca.

El cuestionario, fue sometido a la validez de contenido por el juicio de 3 expertos (en gerencia y metodología de la investigación). También con muy alta confiabilidad (0.82) con el método de consistencia interna Alpha de Cronbach. Al atender estos requisitos, se aplicó a la población (docentes ya identificados), procediendo al análisis de los datos con la estadística descriptiva, al tabular y resumir los datos en figuras según las dimensiones formativa y reflexiva; en el desarrollo de los objetivos planteados.

Resultados y Discusión

El análisis de los resultados es una fase crucial en cualquier investigación, ya que es el momento en el que los datos brutos se transforman en conocimiento significativo y conclusiones válidas. Su importancia radica en que permite interpretar lo que se encontró, responder a las preguntas de investigación y determinar si las hipótesis planteadas son correctas. Para ello, la información aportada por los docentes se resumió en figuras según las dimensiones formativa y reflexiva de la evaluación del aprendizaje en el bachillerato técnico de la de la Unidad Educativa Juan de Velasco, Riobamba, Ecuador; aplicando la estadística descriptiva, según Hernández, et al. (2014), en el manejo de los datos, valores o puntuaciones para cada dimensión e indicador de la variable abordada, según se detalla a continuación.

Figura 2. Evaluación formativa

Figura 2. Evaluación formativa

La figura 2 presenta de manera resumida los resultados de la dimensión evaluación formativa. Al respecto, 20% de los docentes consideran siempre implementarla en la retroalimentación a los estudiantes y así mejorar el proceso más allá de la calificación cuantitativa. Sin embargo, 44% refieren nunca asumirla para orientar al grupo en conversaciones informales, lo cual contestaron hacer algunas veces el restante 36% de los profesionales consultados.

En el indicador, detección de necesidades, 53% de estos educadores señalan algunas veces plantear preguntas en conversaciones informales a los estudiantes u observarlos en clase para precisar requerimientos de formación, señalando hacerlo siempre 44% y 3%, nunca implementan la evaluación formativa con dicho fin. Sobre la diversidad de instrumentos, 70% de los docentes encuestados respondieron nunca implementar rúbricas o portafolios de trabajo de cada estudiante; algunas veces lo hacen 30% con dicho fin, dejando de atender lo recomendado por Delgado y Zambrano (2021), sobre “la inclusión de técnicas creativas en la evaluación de los aprendizajes motiva a los estudiantes y mejora el proceso educativo” (p.49).

En lo concerniente al indicador enfoque en el proceso, se aprecia 44 % de educadores consultados que siempre utilizan los resultados de la evaluación formativa en el diseño de estrategias de refuerzo académico, permitiendo monitorear el progreso de los estudiantes a lo largo del periodo. Sin embargo, 36%, refieren hacerlo algunas veces y 20% nunca; con escasas oportunidades para dar directrices en pro de mejorar el aprendizaje, el rendimiento y progreso en la autonomía y papel activo de los educandos, con los beneficios de este momento de la evaluación para la calidad educativa.

Estos resultados apuntan a los siguientes promedios: 39%, algunas veces, 34% nunca y 27% siempre. Los docentes en su mayoría no atienden diversas características de la evaluación formativa, como retroalimentación, detección de necesidades, con el uso de diversidad de instrumentos y enfocados en el proceso. Se confirma lo señalado por Joya (2020), pues a pesar de los beneficios de esta evaluación para los estudiantes, es una práctica poco estudiada y aplicada en el quehacer educativo.

Los resultados de esta dimensión permiten traer a colación un estudio de Mackintosh (2021) reveló que la retroalimentación formativa y reflexiva tiene un impacto significativo en el rendimiento académico de los estudiantes. Aquellos que reciben este tipo de apoyo pedagógico no solo logran un aprendizaje más profundo, sino que también obtienen mejores calificaciones al final. En contraste, la falta de retroalimentación formativa se asocia con un mayor riesgo de fracaso en las evaluaciones finales.

Incluso, la actuación de los docentes es contraria a la postura del Ministerio de Educación de Ecuador (2023), sobre obtener información de diversas fuentes, enfocada en el proceso, muy importante, no sólo en el producto o resultado como son las tendencias tradicionales. De esta intencionalidad y actuación del docente es importante precisar, qué se puede mejorar y cómo hacerlo en la retroalimentación, enfocado en el proceso, para identificar si las estrategias aportan al logro de lo planificado.

Figura 3. Evaluación reflexiva

Figura 3. Evaluación reflexiva

Seguidamente, la figura 3 representa la información correspondiente a la dimensión reflexiva en la evaluación del aprendizaje en el bachillerato técnico. Es así que, para el indicador autoevaluación, 57% de los docentes consultados señalan nunca implementarla, para que cada estudiante reflexione sobre su desempeño, 30%, contestaron algunas veces hacerlo para ayudar a que los educandos identifiquen fortalezas y áreas de mejora, reseñando 13% hacerlo siempre con dicha intención. 

El indicador coevaluación, refleja 60% de docentes que nunca la implementan para que los estudiantes reflexionen al dar y recibir aportes de sus compañeros en pro de mejorar el desempeño académico. Mientras, 40% de los educadores algunas veces orientan al grupo de manera constructiva y respetuosa para fortalecer la construcción colectiva del conocimiento en gestión financiera. En lo tocante al indicador desarrollo de la autonomía, a pesar de la relevancia, los docentes en 60%, expresaron nunca diseñar actividades que motiven a los estudiantes a tomar un rol activo y asumir los resultados para guiar su propio proceso; lo cual implementan algunas veces 30% y sólo 10% ubicaron sus respuestas en el criterio siempre.

Al mismo tiempo, la evaluación reflexiva es importante para el desarrollo del pensamiento crítico en los estudiantes, ante lo cual 67% de educadores señalan algunas veces recurrir a este tipo de evaluación para que los educandos comprendan como aprenden, y desde allí expliquen su proceso de pensamiento para llegar a una respuesta ante un desafío planteado en clase. Esto manifiestan atenderlo siempre el restante 33% de los educadores consultados con el instrumento aplicado. El no asumirla, obstruye la retroalimentación de manera continua con los ajustes adecuados en las estrategias educativas en tiempo real, como recomiendan Varga, et al. (2024).

De lo anterior, se desprenden como valores promedios de la dimensión los siguientes: 44% en nunca, 42% algunas veces y 14% siempre. La alternativa nunca concentra la mayoría de las respuestas de estos docentes, quienes reconocen esporádicamente atender la auto y coevaluación, en el desarrollo de la autonomía y pensamiento crítico en los estudiantes. Estos resultados contrastan con el aporte de Cunill y Curbelo (2021), para quienes la evaluación reflexiva ayuda a los estudiantes a autorregular su aprendizaje mediante la metacognición. Este proceso les permite mejorar su propia forma de aprender, fortaleciendo sus capacidades en todas las áreas y escenarios.

La discusión de los resultados de la investigación desarrollada, confirman la postura de Huayamave, et al. (2025), para quienes la evaluación en las aulas de clases es una de las mayores preocupaciones, “por la aplicación de pruebas estandarizadas que llevan a consecuencias desmotivadoras, donde se aprecia más métodos mecánicos que el verdadero aprendizaje del educando” (p. 4). Si bien ese tipo de evaluación puede tener desde la perspectiva del docente una intención “buena”, se enfoca en medir y para estos investigadores no se adapta a las necesidades educativas.

Ello es coincidente con los hallazgos de Luna, et al. (2023), para quienes a pesar de que la evaluación formativa es una metodología que permite reforzar el proceso de aprendizaje de los estudiantes, pero que aún no ha sido ampliamente difundida a pesar de las claras ventajas que presenta. Es decir, la discusión, permite evidenciar que, si bien la evaluación formativa ofrece un enfoque más constructivo y continuo del proceso de enseñanza, su adopción en los sistemas educativos sigue siendo limitada. Esto sugiere una desconexión entre el conocimiento académico sobre sus beneficios y la práctica pedagógica real en el aula. Por lo tanto, se hace necesario un mayor esfuerzo para difundir y capacitar a los docentes en el uso de esta herramienta, superando la resistencia al cambio y las metodologías de evaluación tradicionales.

Conclusiones

La revisión de diversas fuentes, asumida con la discusión de los resultados, resaltan el papel del docente, en una evaluación formativa y reflexiva, para detectar debilidades de los estudiantes. En un ciclo continuo, con acompañamiento y apoyo personalizado. Esto va a favorecer el identificar potencialidades e intereses para otorgarle ese rol activo y protagónico a los estudiantes.

Igualmente, es evidente este tipo de evaluación como dinámica, enriquecida por los aportes del estudiante, de los compañeros y del propio docente, aplicando instrumentos y técnicas diversas. Así, al obtener los resultados es importante esa realimentación individualizada en función de las necesidades detectadas. Guiando a los estudiantes, a reflexionar sobre su propio proceso, precisar estrategias, habilidades, y desde ahí, enfocar esfuerzos, motivando a los educandos a persistir y dar lo mejor en ese camino hacia el logro de las metas en el bachillerato técnico de Ecuador. 

Ahora bien, de manera puntual, se concluye debilidad por parte de los docentes, consultados en evaluar de manera formativa. Pues, es escasa aplicación de diversidad de técnicas e instrumentos como portafolios o rúbricas, constituyen una limitante para la detección certera de necesidades. Aunado a ello, persisten en enfocarse en los resultados y no en el proceso. En adición, la evaluación implementada por los docentes consultados, no atiende a las características que le permitan ser asumida de manera reflexiva. Son esporádicas las oportunidades para la auto y coevaluación, constituyendo restricciones para el desarrollo de la autonomía y el pensamiento crítico como habilidades esenciales en el siglo XXI, en el ámbito académico, y desde ahí, impactar todas las esferas en las cuales hacen vida los estudiantes del bachillerato técnico en Ecuador

En concreto, la evaluación que aplican los docentes de bachillerato técnico de la Unidad Educativa Juan de Velasco, carece de características esenciales para que pueda ser formativa y reflexiva. Estos profesionales manifiestan apego a metodologías tradicionales como pruebas escritas, condicionando recopilar información con diversas técnicas e instrumentos, dejando de dar oportunidades para el rol activo del estudiante, de modo que pueda desarrollar su autonomía y pensamiento crítico.

En vista de estas conclusiones, se considera necesario recomendar lo siguiente: convocar una reunión con los docentes encuestados, a fin de reflexionar con ellos sobre las ventajas y beneficios que aporta la evaluación formativa y reflexiva para la mejora continua de la práctica pedagógica, e incluso en el aprendizaje de los estudiantes, fortaleciendo en estos la autonomía y pensamiento crítico. A tal fin, es importante instalar mesas de trabajo con espacios en los cuales los docentes de la Unidad Educativa Juan de Velasco pueden intercambiar posturas e ideas que les permitan atender la evaluación para la detección de necesidades, con diversidad de instrumentos como rúbricas, portafolios por estudiante, brindando retroalimentación personalizada, con enfoque en el proceso, más allá de los resultados en actividades o proyectos.

En este sentido, es importante integrar en la planificación, microcurricular, espacios para la auto y coevaluación, aplicando criterios específicos para juzgar la calidad de su desempeño, por ejemplo, en un proyecto, informe técnico, presentación o trabajo de campo. Esto en el ámbito individual para la autonomía y pensamiento crítico, que sea extensivo a esas interacciones respetuosas con sus compañeros, en logro de estándares de calidad de aprendizaje, en cada una de las áreas que cursan. Del mismo modo, a lo largo de la práctica en el aula de clase, es importante asumir la retroalimentación como un proceso constante, fortaleciendo la autonomía, autoestima académica y motivación por medio de comentarios constructivos. Al enfocarse en las habilidades y potencialidades de cada educando, para que asuman un rol activo y protagónico en la construcción de sus aprendizajes. 

Es necesario también implementar actividades prácticas para la evaluación, lo cual cobra relevancia en el caso del bachillerato técnico, acumulando y recopilando evidencias para un portafolio de trabajo por estudiante. Con una reflexión de su desempeño, siempre enfocándose en el proceso, en la mejora continua y en el logro de la calidad educativa.

Finalmente, se insta a las autoridades, tanto de la Unidad Educativa Juan de Velasco, como del distrito escolar, implementar equipos interdisciplinarios para la capacitación docente, en talleres, charlas, videoconferencias; entre otras opciones, para que los educadores puedan actualizarse sobre técnicas, instrumentos, procedimientos en una evaluación que sea formativa y reflexiva. En un entorno de apoyo donde pueda darse el aprendizaje colectivo, uniendo esfuerzos en los retos que representan el proceso educativo, con aportes hacia el logro del perfil del egresado en el bachillerato técnico de Ecuador.

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