Vol. 16 N° 1
Enero - Junio 2024
El presente estudio tiene como propósito generar comprensiones holísticas sobre el quehacer hermenéutico para el conocer en las ciencias sociales. Deriva de un proceso heurístico centrado en la secuencia de pensar, interpretar y comprender los significantes y significados lingüísticos emergentes en los contextos históricos desde las vivencias del ser humano, en aras de ampliar horizontes de la razón y recrear sentidos auténticos en el mundo de la vida. Las reflexiones sustantivas generadas se construyen en la recursividad interpretativa, signada por el ciclo hermenéutico propuesto por Dilthey (1990) reflexionar, comprender el todo, sus partes y viceversa con miras a edificar conocimientos socialmente pertinentes. Finalmente, comprendimos que la hermenéutica es un quehacer humano para el conocer, nos permite estudiar exhaustivamente el mundo cognoscente con los otros para generar contribuciones científicas como sujetos epistémicos. Al mismo tiempo, nos permite desplegar un accionar heurístico creativo para superar obstáculos epistemológicos en los sistemas de pensamiento con los cuales las comunidades científicas operacionalizan el conocer para edificar un saber teórico y práctico con el mundo cotidiano en pro hacerlos asequible para toda la sociedad.
The purpose of this study is to generate holistic understandings of the hermeneutic task for knowledge in the social sciences. It derives from a heuristic process focused on the sequence of thinking, interpreting, and understanding the signifiers and linguistic meanings emerging in the historical contexts from the experiences of human beings, in order to broaden the horizons of reason and recreate authentic meanings in the world of life. The substantive reflections generated are built in the interpretative recursiveness, marked by the hermeneutic cycle proposed by Dilthey (1990) to reflect, to understand the whole, its parts and vice versa in order to build socially relevant knowledge. Finally, we understood that hermeneutics is a human task for knowing, it allows us to study exhaustively the cognizing world with others in order to generate scientific contributions as epistemic subjects. At the same time, it allows us to deploy a creative heuristic action to overcome epistemological obstacles in the systems of thought with which scientific communities operationalize knowledge to build a theoretical and practical knowledge with the everyday world in order to make them accessible to the whole society.
La hermenéutica en las ciencias sociales es significada como un proceso sistémico para comprender el mundo de la vida del ser humano a través de la interpretación de las experiencias, los fenómenos, los textos, las emociones, el lenguaje en y desde la interacción dialéctica y continua con los otros. Por ende, entrama una acción heurística holística, recursiva y dialógica tendente a tejer redes de significados sobre un mundo de vivencias en pro de mostrar los sentidos auténticos y cristalizar nuevos conocimientos para el bien común. De ahí que, la hermenéutica sea un quehacer netamente humano y científico para interpretar ¿Cómo? ¿De qué modo? ¿De qué manera? ¿Con qué tecnologías? el ser humano construye su permanencia en el mundo de la vida con los otros generando contribuciones científicas tecnológicas en aras de afianzar la razón, la virtud, la justicia, el bien, la bondad, el amor para conformarse a sí mismo y constituirse en ese mundo cambiante.
Desde esta mirada el ser humano se define y redefine desde un quehacer hermenéutico, acción humana que implica, interpretar, describir, deconstruir, tejer saberes y comprender al otro entramando los horizontes de la razón en las experiencias vividas en el tiempo para mostrar el sentido auténtico sobre los fenómenos, la existencia humana, la ciencia y la tecnología. En ese proceso de recursividad ontológica y epistémica, según Ugas Fermín (2013), el sujeto quien interpreta se desprende de su propia subjetividad para salir al encuentro con el mundo cognoscente vivenciado por ese otro que lo significa desde sus experiencias de vida. Por consiguiente, deriva en una acción científica tendente a tamizar en la intersubjetividad los significantes, significados y sentidos emergentes para establecer sus relaciones y generar comprensiones que amplifiquen el avance científico tecnológico, la construcción de conocimientos y el desarrollo social, fundados como lo expone Villareal (2021) en una praxis con sentido nostral.
Al respecto Alvarado (2023), expresa que el quehacer hermenéutico “es una acción recursiva centrada en resignificar el conocimiento representando la realidad desde el saber hacer y el saber ser” (p.6) implica además, una reflexión holística en y sobre la experiencia humana como sustento para generar transformaciones sustantivas en las formas de conocer en la comunidades científicas avanzando hacia nuevas vertientes ontológicas, epistemológicas y metodológicas, que a su vez, conducen a generar contribuciones científicas tecnológicas para el bien común de la humanidad. Por consiguiente, la hermenéutica despliega un quehacer sustantivo para el progreso continuo del conocimiento propiciando con ello el desarrollo social de los pueblos y naciones.
Por su parte, la hermenéutica evoca una metódica heurística centrada en el conocer, quehacer científico, que implica comprender holísticamente los textos, fenómenos, las experiencias para entretejer los significados y sentidos sobre el mundo vivido del hoy y del mañana, a partir de un proceso intersubjetivo con la intención de generar aportes sustantivos que contribuyan con el avance de la episteme de las ciencias sociales. Según Martínez Miguélez (2013), la hermenéutica como método de investigación social estudia cómo el ser humano interpreta y construye desde sus saberes, haceres y experiencias nuevas vertientes ontológicas, epistemologías y metodológicas que permiten comprender el mundo de la vida en el tiempo. Por ello, el investigador hermeneuta genera comprensiones mediante códigos y textos para que otros también lo comprendan en su contexto personal y social.
Esta acción está orientada a un quehacer interpretativo del ser humano como ente que trasciende en su acontecer al edificar su mañana con los otros. Es para Conill (2008: 39), un quehacer que prioriza la experiencia humana, una experiencia que experimenta realidad y es ella misma real, comprendiendo así el mundo de la vida del ser humano en el tiempo. Desde esta mirada la hermenéutica despliega un quehacer científico heurístico impregnado por las dinámicas del contexto que develan lo real y auténtico, hecho que nos permite como investigadores aproximarnos permanentemente hacia los horizontes de la razón, resignificándolos en la praxis humana para el avance del conocimiento humanístico.
Así, la hermenéutica como quehacer científico de las ciencias sociales nos orienta a comprender la historicidad del ser humano en el tiempo, a propósito de recrear constructos sustantivos desde la experiencia para hacer comprensibles los fenómenos emergentes en el mundo de la vida para el bien común. De acuerdo con Heidegger (1929), implica una recursividad para la aprehensión del ser del ente, en virtud de proyectar y desplegar acciones en un aquí y ahora, implica, reflexionar sobre lo vivido con miras a edificar comprensiones sobre la realidad tejiendo significantes que permitan edificar un conocimiento pertinente socialmente. Por ello, es un proceso sistémico que permite interpretar el mundo vivido mediante textos, símbolos y fenómenos socialmente compartido por el hombre con otros individuos para enriquecer la cultura de los pueblos y naciones.
Al mismo tiempo, comprendemos que la hermenéutica es un quehacer centrado en la reflexión, hecho que direcciona a una acción interpretativa holística para dar sentido y significado a los fenómenos y textos vivenciados por la humanidad. En palabras de Bauman (2007), se traduce a una acción de descripción, en virtud de hacer comprensible lo acontecido para reducir la incertidumbre ante un fenómeno en virtud de generar certezas. Por tal consideración la hermenéutica es una actividad de comprensión que contempla la historia y la razón como quehacer para desplegar nuevos significados sobre acciones cotidianas del ser humano entre espacio y tiempo, atributo desde el cual derivan todas las categorías de comprensión de la experiencia vivida incluyendo el hacer, ser, ver, saber, entender, conocer y convivir.
En el presente ensayo presenta comprensiones holísticas sobre el quehacer científico hermenéutico para el conocer en las ciencias sociales. Deriva de un proceso heurístico centrado en la secuencia de reflexionar, interpretar y comprender para ampliar los horizontes de la razón desde una vertiente ontológica, epistemológica y metodológica, a la vez de comprender que la hermenéutica contribuye con el progreso científico, tecnológico, humanístico de los pueblos y naciones. En estas premisas, reside la vinculación con las ciencias sociales, en interpretar los saberes haceres del ser humano como sujeto histórico social, para hacer comprensibles sus experiencias y edificar nuevos conocimientos en la praxis investigativa.
A continuación, presentamos un proceso heurístico fundado en la interpretación para articular constructos teóricos que resignifiquen el quehacer científico hermenéutico del investigador en su búsqueda por recrear nuevos conocimientos para el avance de las ciencias sociales. El proceso se articula en los supuestos de Dilthey (1900), en la secuencia de (a) reflexionar sobre las estructuras teóricas que legitiman el conocimiento; para comprender los significados del todo, a las partes y viceversa mostrando el sentido emergente; y (c) construir, tendente a tejer aportes teóricos con miras a ampliar los horizontes de la razón.
Desde este andar heurístico nos sumergimos en la comprensión de la “conciencia histórica” (Dilthey: p.188), para estudiar el quehacer científico hermenéutico que deriva en un saber hacer tendente a transformar las estructuras cognitivas del pensamiento racional del ser humano en su búsqueda por recrear nuevos saberes y repensar su existencia para afrontar la cotidianidad del mundo de la vida desde lo que acontece. En ese sentido, presentamos las comprensiones realizadas con la intención de establecer el sentido auténtico del quehacer hermenéutico en función de lo que somos y hacemos para edificar puentes de conocimientos que amplíen los horizontes de la razón, la interpretación y la comprensión del ser humano en un mundo de cambios permanentes.
Esta reflexión nos sumergió en la comprensión holística de las fuentes teóricas para cristalizar nuevos constructos con aportes novedosos para que los investigadores noveles, consolidados y expertos interpreten su praxis científica adentrándose en nuevos andares hermenéuticos para contribuir con la episteme de las ciencias sociales. La interpretación teórica y metateórica derivo en la coconstrucción de tres aportes teóricos emergentes: (a) el conocer desde el quehacer científico hermenéutico, generamos aportes netamente filosóficos sobre este proceso vital en el desarrollo de la humanidad de generación en generación; (b) La hermenéutica como recurso de interpretación para el conocer, recreamos como los investigadores desde su compromiso social como científicos tejen constructos para resignificar el saber y la experiencia humana desde el conocer; y (c) La Comprensión de los Significantes, Significados y Sentidos para el Conocer, mostramos cómo se articulan estos elementos en la construcción del conocimiento científico.
Los constructos teóricos derivados de un proceso sistémico hermenéutico se significan como aportes sustantivos enriquecedores de las temáticas, fenómenos o experiencias humanas estudiadas. Por consiguiente, se consolidan como aportes que resignifican el episteme y lo amplifican hacia nuevos horizontes de razón con miras a dibujar nuevos caminos de comprensión en y para la transformación de sí y los otros. En palabras de Alvarado y Villarreal (2023), estos permiten hacer explícito el pensamiento epistémico para conferir nuevos significados, significantes y sentidos a la interpretación realizada presentándose de forma novedosa, a la vez de cristalizar nuevos saberes y haceres que conduzcan al cambio, la reflexión sobre la acción y a nuevas investigaciones.
El mundo de la vida según Dilthey (1900), está conformado por hechos, aconteceres, experiencias, fenómenos, acciones, procesos y resultados producto de la interacción del ser humano con el contexto y los otros individuos. Por consiguiente, el conocer se construye en y desde nuestra experiencia cotidiana en el horizonte de la comprensión del ser como sujeto histórico social, es decir, en el quehacer de la interpretación, para construir, deconstruir, describir los significados y sentidos que permiten generar comprensiones del mundo de vivencias de los otros para edificar nuevos conocimientos sustantivos para el bien común.
Desde estos planteamientos significamos el proceso de conocer, como un quehacer que entrama una hermeneusis sobre la estructura del conocimiento científico desde un aspecto lógico, lingüístico, ideológico, histórico y cultural en aras de comprender las diversas visiones de mundo del ser humano desde el hacer y convivir para edificar un conocer en relación con su sentido más profundo. Desde esta mirada, el conocer es una acción recursiva que se centra en resignificar el conocimiento en relación con la realidad, desde los saberes haceres y quehaceres humanos. El conocer según Heidegger (1929), conlleva a la comprensión para proyectar mensajes de un mundo de vivencias y experiencias que resignifican el ser del ente como sujeto trascendental. Por ello, la hermenéutica evoca un proceso sistémico para edificar conocimiento que entraman y entretejen la historicidad del ser humano y los mensajes que comunica en cada hito histórico, otorgándole sentido y contenido auténtico para su fundación y preservación de generación en generación.
Este hecho que nos orienta a desplegar un quehacer científico hermenéutico en primer momento para construir el sentido de nuestra existencia desde la autocomprensión de sí y los otros, es decir, nos induce a encontrar el significado de modo único e irrepetible para presentar lo novedoso en el estudio. Y en segundo momento, a construir conocimientos desde la interpretación del horizonte de la temporalidad en virtud de cristalizar constructos sustantivos que contribuyen con el avance de la episteme de las ciencias sociales enriqueciendo los campos y área de estudio desde nuevas categorías de comprensión.
En este sentido, el conocer tal como lo afirma Dilthey (1900), está fundado en la concepción histórica del hombre en el mundo, por ende, es un saber que se construye en la acción y la interacción con los otros. Desde esta mirada, el conocimiento científico encierra un saber teorético y una actitud práctica, la cual se preserva en el tiempo y manteniéndose firme con respecto al mundo de la vida y a la existencia misma. De este modo, el conocimiento emerge en la acción de conocer y comprender al ser, que orienta a la hermenéutica hacia el pliegue y repliegue de un quehacer instituidos en el saber. Así el conocer es una competencia del sujeto epistémico formada y apropiada por él para edificar el mañana y preservar un legado histórico social en torno al ser en referencia al ser-ahí.
Bajo esta óptica, el ser humano como sujeto interpretativo según Heidegger (1929), dibuja diversos senderos para el conocer en la cotidianidad del mundo de la vida, implica, un quehacer científico creativo tendente a tamizar saberes haceres con miras a edificar contribuciones pertinentes socialmente. Por ello, como modo y camino para el conocer científico de las ciencias sociales el quehacer hermenéutico evoca una acción dinámica, recursiva y creativa para abstraer en la praxis científica lo real y concreto que nos envuelve como ser, al estar con otros en la construcción y reconstrucción del conocimiento.
Visto de esta manera, el conocer implica, un interpretar y comprender para construir nuevos conocimientos que amplíen los horizontes de comprensión del ser humano en relación con la experiencia, el lenguaje, los textos, fenómenos y aconteceres. En tal sentido, los argumentos, la lógica y la interpretación dan origen al conocer en el intercambio intersubjetivo de la experiencia humana, es decir, en lo ontológico del ser, como acción sustantiva profunda para entramar constructos teóricos, y en lo epistemológico desde la metacognición, en aras de entrelazarlos con la finalidad de mostrar nuevos sentidos fundados en lo vivido. En síntesis, el quehacer hermenéutico es una acción científica para el conocer, entrama acciones heurísticas centradas en procesos sistémicos, cuyo fin último, es articular interpretaciones y comprensiones en pro de generar aportes sustantivos para el bien común.
La hermenéutica da cabida a un proceso descriptivo e interpretativo sobre los elementos emergentes de la experiencia humana en un contexto social, cultural, económico, político y educativo estableciendo vínculos sustantivos que nos permiten constituirnos con los otros en el mundo de la vida. De acuerdo con los metodólogos, Martínez Miguélez (2013) y Van Manen (2003), la connotación científica de la hermenéutica en las ciencias sociales evoca la integración de pensamientos e ideas, con miras a articular los recursos metodológicos que orientan el proceso interpretativo para el conocer. Por ello, la hermenéutica se significa como un recurso heurístico del investigador en aras de desentramar los significantes, significados, sentidos, las circunstancias, relaciones y los prejuicios emergentes, en ese tratar de dar respuesta a: qué es el hombre en su continuo de estar ahí con el surgimiento de nuevos saberes científicos.
Para Gadamer (1981), el asunto hermenéutico con la finalidad de generar un nuevo saber, se articula en el proceder heurístico del investigador para pensar y plantear las cosas, fenómenos u eventos como son en realidad frente a sus apariencias. Por ello, como recurso heurístico sirve de foco hacia otros dialogantes inmersos en el contexto investigativo, cuyo propósito es interpretar lo estudiado en el ejercicio de su capacidad comprensiva y constructiva. En este sentido, la hermenéutica es un fin en sí misma, trata de develar el significado y sentido de los significantes dialógicos de los mensajes del sujeto cognoscente, tanto en su mundo lingüístico con los otros, como en aquel que surge en su dialogar propio (reflexión) junto a los demás. Esto significa, la experiencia misma que se vive junto a otros en ese surgimiento científico de conocer y edificar un conocimiento novedoso.
Por su parte, Ugas Fermín (2013), menciona que el proceso hermenéutico entrama un quehacer científico tendente a comprender al otro desde la mismidad, alteridad y la otredad, acción heurística centrada en ampliar los múltiples sentidos del texto y la palabra para su apropiación con la intención de transformarlos en parte de su conciencia epistémica y con ello enriquecer su espíritu, virtud y conocimiento. Es así, como recurso interpretativo para el saber evoca una secuencia de “conocer, pensar y reflexionar” (p.10), que nos induce a comprender desde lo ontológico y epistemológico la concurrencia, el antagonismo y la complementariedad de lo que acontece en nuestro quehacer científico para generar aportes sustantivos en pro del desarrollo científico, humanístico y tecnológico de las naciones. Implica además, la construcción y despliegue de una estrategia hermenéutica-heurística como proceso metacognitivo de nuestro conocer, que nos sumerja en la comprensión profunda y holística de los fenómenos sociales para construir y explicar el conocimiento emergente de la praxis científica.
Desde estas premisas el proceso interpretativo hacia el nuevo saber es un quehacer interpretativo del sujeto epistémico para conocer, comprender y explicar lo percibido, puesto que la mediación de la hermenéutica trata comprensivamente de deshilar los malentendidos significados en el mundo de la cosa estudiada, dentro de un círculo interpretativo intersubjetivo para acercarse al conocimiento resignificado emergido en el proceso investigativo. Nos referimos a la construcción sustantiva del conocimiento a través de las experiencias y creencia, los sentimientos y valores que se construyen y reconstruyen desde la hermenéutica con mística para recrear saberes en la cotidianidad del mundo de la vida en pro del avance humanístico, científico y tecnológico de los pueblos y naciones.
En el quehacer de interpretar para comprender los textos, fenómenos y las experiencias, el sujeto epistémico interpreta lo cognoscente del todo a las partes y viceversa para integrar en el mundo de la vida las vivencias que se hacen presentes en la realidad del estudio. Debido a estas razones, la comprensión reúne diferentes partes de un todo, profundiza y amplía los saberes a través de los significantes, significados y sentidos interpretados en el quehacer hermenéutico, los cuales representan un conocimiento sobre las realidades del mundo actual. Así, la comprensión es un modo de conceptualizar y dar sentido a lo estudiado a partir del tejido semántico de ideas que tienen como referente: objetos, fenómenos, procesos, experiencias, hechos y actores sociales.
Esta comprensión según Moreno (1999), en los estudios hermenéuticos pasa por el tamiz de cuatro fases dialécticas, lo que a su vez, encauza a la construcción del discurso hermenéutico comprensivo: (a) el encuentro con lo concreto fenoménico, se centra en la pre-comprensión del discurso concreto; (b) la dialéctica de la construcción-reconstrucción del discurso para desentramar los significados; (c) sometimiento analítico del discurso dentro del mundo objetivo-subjetivo en aras de develar el sentido real; y (d) civilización de lo interpretado para generar un saber novedoso.
La primera fase: el encuentro con lo concreto fenoménico, según Moreno (1999), invita a la síntesis de múltiples significantes, por lo tanto, la unidad de comprensión es el significado otorgado por el sujeto cognoscente al fenómeno de estudio; mientras que la unidad hermenéutica es el sentido auténtico construido en la interpretación intersubjetiva. Este quehacer deriva en un saber novedoso y se amplifica, por ello, lo múltiple aparece en el pensar como proceso de síntesis y resultado, centrado en reconocer la conexión de lo inmediato fenoménico y la capacidad del intelecto de ubicar y llevar a cabo la interrelación dinámica de las unidades percibidas.
De esta manera, el primer eslabón hacia el encuentro con lo concreto fenoménico de la naturaleza de un conocimiento es la representación plena que se volatiliza hacia una determinación percibida para llevarla hacia la comprensión de sí y de otros. Ahora bien, para dar curso a esta fase y con miras a la construcción de la naturaleza de un nuevo conocimiento, la información facto perceptible acerca del objeto social se desarrolla a través de las diferentes determinaciones abstractas, es decir, en el mundo de las ideas, entendida ésta como la información general percibida en relación con ese fenómeno en estudio, en yuxtaposición de lo que yo sé a través de las experiencias significativas de lo que he percibido.
Visto así, percibir, involucra la capacidad cognitiva de comprender el mundo en su totalidad para desentrañarlo cognoscitivamente en partes a través de los significantes, significados y sentidos. En la investigación social, el percibir tiene que ver con la intersubjetividad de captar el fenómeno inquietante y trasvolarlo al mundo de las ideas para un conocer fundando en lo auténtico y vivencial. Así la primera instancia del conocer es el mundo de la cosa misma, que emplaza subjetivamente a un acto emotivo para captar el todo en una acción cognitiva motivada de la inquietud acontecida socialmente.
Lo expuesto, alude a que el encuentro con lo concreto fenoménico se orienta a la percepción por el deseo de saber para el conocer. Acción comprensiva que incluye los elementos sensoriales innatos (vista, oído, olfato, gusto, emoción, cognición), por lo que conexa lo simbólico y percibido con lo afectivo. Este continuo percepción-emoción-cognición, requiere de la subjetividad cognitiva del ser humano, porque generalmente es una totalidad percibida por el sujeto epistémico para seleccionar los aspectos más sustantivos que circunda en su idea inquietante dentro del todo percibido, por tener un carácter en particular con su mundo ontológico existencial.
En consecuencia, toda percepción del mundo vivido existe la semántica interna del lenguaje para el conocer. En palabras de Ricoeur (1987), es aquello por lo que el lenguaje es significativo y a su vez es significante en la percepción de un todo, en tal sentido, el lenguaje de ese todo es significativo con vistas a ser significante para el conocer. Implica, una arquitectura heurística de signos que persigue buscar y establecer representaciones sobre un fenómeno, texto, experiencia o discurso en aras de tejer redes de conexiones para articular los significados con el significante y construir el sentido auténtico en la interpretación mostrando lo novedoso en el estudio.
Es de esta manera, como la dimensión semántica de la percepción genera en el mundo de la cosa fenoménica las inquietudes que direccionan el proceso hermenéutico para recrear ¿Qué se percibe?, ¿Qué signos lingüísticos trae consigo la totalidad percibida que requiere ser significada? ¿Cómo se describe en el mundo de la vida la idea indagada? y ¿Qué conexiones lingüísticas se anidan con el pensamiento y el deseo de conocer dentro del mundo subjetivo de quién conoce? Inquietudes que dan sentido a la semántica dentro del conocer como ciencia de la percepción lingüística por la motivación de concebir el concepto del todo percibido. Por ello, como sinónimo de sentido, requiere entonces en el mundo subjetivo cognoscente de las ideas distinguir entre el significado percibido y la referencia de significarse.
Es un modo de iniciarse en la aprehensión dentro de la captura del objeto cognoscente para el conocer, por consiguiente, sólo es posible aprehender la vivencia de lo que acontece, mediante el autoconocimiento subjetivado, por el puente que tiende con la objetivación del mundo social y de la cultura del mundo, hecho que orienta al investigador a generar aportes teóricos sustantivos para el avance de la ciencia. En tal sentido, como lo expone Dilthey (1900), lo concreto fenoménico a conocer está inmerso con los significados almacenados en el espíritu objetivo de los signos de lo experiencial, versus el espíritu subjetivo de los signos del mundo subjetivo del sujeto interprete.
Esta acción heurística permite al investigador según Gadamer (1986), desarrollar un discurso hermenéutico concreto para el conocer, permitiéndoles a otros comprender lo estudiado. Por ello, es la relación vital del interprete epistémico con la cosa a ser interpretada Así, las primeras ideas percibidas en su propia naturaleza vienen cargadas de categorías históricas culturales significadas en el mundo de la vida y éstas se van integrado en el proceso mental y el mundo experiencial subjetivo del sujeto epistémico, las cuales se matizan en sus experiencias aunadas con las convicciones, valoraciones y expectativas de su mundo cognoscente.
Entonces, para hilar lo que funda la pre-comprensión del discurso concreto para el conocer, las expectativas percibidas a significarse deben deshilarse de los prejuicios del mundo cognoscente del interprete porque en la medida que se van entretejiendo las ideas percibidas con aquellas que se conocen, requieren irse interpretando en el proceso abstracto del conocer. En este sentido, la pre-comprensión es un proceso condicionante de la comprensión de la cosa estudiada y que comienza el discurrir científico de un nuevo conocimiento, que trata de hacerse dúctil escrituralmente en el discurso científico social.
A saber, los prejuicios según Muñoz (2021), son generalizaciones sobre la experiencia y se realza en la tarea comprometida del interprete por explicar la cosa estudiada, no obstante, necesita el esfuerzo cognoscitivo de anularlos a la hora de comprender el mundo percibido en el texto acontecido con los signos y significados del mensaje que se trata de interpretar para el conocer a propósito de generar contribuciones que envuelvan el sentido auténtico. En la voz de Gadamer (1981), el prejuicio en la etapa de pre-comprensión es requerido para la referencia al objeto histórico en su alteridad con el mundo significado para deshilarlo con el mundo de la vida desde los sentidos que amplían los horizontes de la razón, por ello, sirven de puente para superar barreras ontológicas, epistemológica y metodológicas.
De este modo cuando el sujeto epistémico busca comprender para conocer, legitima en su quehacer hermenéutico la cosa misma, es decir, lo que se dice en el texto del contexto con la idealidad de conocer los significados, significantes y sentidos, los cuales al ser tamizados en un proceso interpretativo conducen a lo concreto por el camino del pensar epistémico. Por ello, como expone Moreno (1999), una vez que las determinaciones abstractas han sido definidas o fijadas acontece el momento dialéctico por esencia.
En este orden de ideas la segunda fase propuesta por Moreno (1999), dialéctica de la construcción-reconstrucción del discurso, evoca un proceso metacognitivo que nos sumerge como sujetos epistémicos en la compresión holística del conocimiento a partir de las corrientes del pensamiento y la praxis científica para interpretar el movimiento cognoscente desde los significados y sentidos emergentes. Según este autor, la dialéctica consiste en un saber situar a la “parte” en el “todo”, es una acción hermenéutica tendente que comprender la razón experiencial para reflexionar sobre lo vivido desde procesos metacognitivos que inducen al sujeto epistémico a proponer una aproximación teórica de la experiencia real en el marco de un mundo acontecido que experimenta realidad y es en sí misma auténtica.
Entonces, podemos decir, que el acto dialéctico parte de la determinación abstracta y construye sintéticamente una comprensión con respecto al mundo de la vida de los otros. Por consiguiente, el sujeto epistémico involucra el contexto semántico del lenguaje, en un proceso de construcción-reconstrucción del discurso mediante la dialéctica para propiciar la definición del lenguaje en el objeto de interpretar, los signos y significantes que acontecen en ese acto dialógico, para edificar la morada del ser desde ese conocer subyacente en la interpretación en pro de proyectarse en el tiempo como sujeto constructor de conocimientos.
A partir de las ideas de Hegel (1991), el lenguaje es el contenido de la conciencia del ser humano y hace posible la existencia del ser para sí y para los otros. Desde esta mirada, la hermenéutica como quehacer científico del sujeto epistémico consiste en encontrar el sentido auténtico del discurso en el texto para proyectar interpretaciones sobre el mundo de la vida del todo hacia las partes y viceversa, con miras a comprender y comprenderse ante esa realidad para recrear nuevos saberes.
Según Ricoeur (1987), el lenguaje dice algo del ser, así, la hermeneusis se sitúa en comprender al otro y su experiencia en el mundo de la vida para abrir y ampliar los horizontes de comprensión a propósito de construir un mundo de ideas sobre los significados emergentes. El lenguaje se constituye como el sendero de reconstrucción para explicar el conocer, al revelar la intelección del ser. Desde esta mirada, alcanzar la apertura lingüística del conocer de la cosa, requiere una mediación lingüística en su metódica dialéctica, que hace posible la interpretación y, en definitiva, la intelección humana. Se resalta que, en ese proceso abstracto cognoscente reconstructivo del contexto, su texto y el mundo subjetivo del intérprete se fusionan horizontes para restablecer el sentido común de significar y dar significado a lo indagado, porque tiende a abarcar lo esencial concreto en la comprensión abstracta ampliada y elevada para interpretar.
En la continuidad de las fases para el conocer propuestas por Moreno (1999), prosigue la fase de: sometimiento analítico del discurso dentro del mundo objetivo-subjetivo, la cual alude a dar sentido y significado a lo acontecido en la recursividad de la cosa estudiada. Así, lo significante en una expresión dialéctica caracterizada por sus representaciones del mundo objetivado (ciencia) y subjetivado (experiencia), porque sus significados entraman lo acontecido en la cotidianidad del ser humano, hecho que permite construir un conocer inteligible en el proceso hermenéutico.
Para Ricoeur (1987), el sujeto es, y lo es substancialmente, por ello, es portador de significaciones. Pero, el ámbito en el que ese individuo llega a ser lo que es, no es un ámbito subjetivo, sino el campo objetivado de una estructura lingüística en el que tiene lugar, transubjetivamente, toda significatividad. La premisa, sugiere el análisis que hace la persona cognoscente al descubrir la verdadera significación de la cosa estudiada a partir del carácter simbólico de la conciencia del conocer con la comprensión del contexto y el texto, todo ello coadyuva, a que el propio interprete se encuentre con la dialéctica del conocimiento del querer saber y el deseo de existir, en una significación de comprender el ser-ahí y estar-ahí con lo concreto.
Seguidamente, en la fase de civilización de lo interpretado, se deduce que el discurso científico social apoyado en la dialéctica hermenéutica para la construcción de un nuevo conocimiento pasa de lo concreto percibido, a la comprensión abstracta y a su interpretación comprensible. Ahora bien, ¿qué se entiende por comprensión? Hegel (1991), afirma que es algo que se consigue en la referencia del texto o hecho histórico a comprender a una totalidad de la idea indagada con sus significaciones. Según Gadamer (1981), es el esfuerzo de liberación de los dogmas y prejuicios en un proceso dialógico, que supone un comprenderse en la cosa estudiada. Implica un com-penetrarse o sin-tonizarcon el mundo, para articular un sendero heurístico que es propio del intérprete y le permite dibujar nuevos horizontes para el conocer fundados en la razón.
Por su parte, Dilthey (1900), entiende por comprensión un proceso descriptivo que es resultado del conjunto de fuerzas emotivas con que el intérprete conoce y se pone en comunicación con aquello que ha de ser interpretado, textos, experiencias o fenómenos. Por ello, el sujeto epistémico comprende la experiencia en la historia o en el texto para describir su logos vivencial, por lo tanto, la comprensión conduce al conocimiento en la hermenéutica. Es una acción metacognitiva centrada en mostrar el significado y sentido auténtico sobre los pensamientos, gestos, acciones y testimonios para realizar comprensiones sustantivas para sí y los otros dejando entrever un conocer y una forma de estar en el mundo.
Para Heidegger (1988), la comprensión orienta el estar-ahí o ser-en-el-mundo de la existencia humana que supone su poder ser, es el Dasein, como elemento constitutivo de la discursividad en el abrirse a otras argumentaciones para comprender interpretando lo real y aparente en pro de mostrar el sentido auténtico de la existencia humana en tiempo y espacio. Lo que exige ordenar y articular los elementos o ideas yuxtapuestas de los que argumentan, implica, fundamentar la dimensión semántica de la existencia humana de la cosa estudiada para interpretarla y tejer nuevos conocimientos para el conocer del ser humano.
En síntesis, la continua tarea de comprender encauza al conocer fundados en la interpretación holística del mundo de la vida. Como quehacer científico consiste en tejer significados y significantes para establecer el sentido auténtico sobre lo real y aparente para cavilar nuevos conocimientos para el bien común. En este círculo recursivo cognoscente y epistémico brota la hermenéutica como una acción heurística que provee al sujeto intérprete de la comprensión para recrear nuevos saberes en pro del desarrollo humanístico.
La hermenéutica se centra en conocer el sentido de las cosas como lo significan los sujetos cognoscentes para interprétalos conservando su singularidad o esencia en el contexto donde emergen y del cual forman parte. Implica en palabras de Gadamer (1986), una fusión de horizontes, que evoca un dinamismo dialéctico entre lo conocido, lo que podemos conocer o hacer conocer a la comunidad científica bien sea otorgarle un nuevo sentido a un texto, fenómeno o una acción humana fundados en la experiencia para contribuir con el avance de la ciencia desde la generación de conocimientos sustantivos en pro del bien común.
Desde esta mirada nos preguntamos ¿Qué descifra la hermenéutica? significaciones lingüísticas, por una parte, propias del mundo cognoscente del sujeto con lo otro, es decir, la escritura del mundo vivido que se expone en palabras y es el texto mismo. De acuerdo con Schleiermacher (1959), es tratar de responder a la comprensión oral o escrita mediante un proceso dialógico, que supone un comprenderse entre dos interlocutores y un comprenderse o estar de acuerdo. Así, la tarea hermenéutica, es descifrar lo cognoscente del sujeto ya explicado en el lenguaje individual y su escritura, pero, es concatenado con su experiencia de lo otro con lo otro en su mundo vivido con otros.
Nos referimos a la construcción sustantiva del conocimiento a través de las experiencias y creencias, los sentimientos y valores, saberes y haceres, que se construyen y reconstruyen en el conocer desde la hermenéutica con mística para recrear el conocimiento científico invitando a los otros a comprender y comprenderse con miras a mostrar la complejidad del contexto, los fenómenos y desafíos que emergen en la cotidianidad. Por tanto, se puede decir que la hermenéutica es el arte interpretativo de comprender el sujeto y su texto, o al sujeto en su experiencia como acto de toda expresión humana, con miras de alcanzar un conocimiento intersubjetivo comprensivo dialógico, que es legitimado dentro de los significantes lingüísticos de quién o quiénes propician la acción de interpretar.
Desde esta mirada, comprender surge a partir del nacimiento de los sentidos lingüísticos conscientes del sujeto con su contexto, pues, la fuente de la significatividad del conocer para explicar es sólo accesible a partir de la interpretación de lo que yo pienso y el sentido auténtico que desentraña la verdad con el contexto y el texto. Es la metacognición holística del intérprete para encontrar un sentido múltiple, porque en la existencia del conocer se pone de manifiesto la pluralidad de sentidos, para dar significado a la comprensión apacible en el mundo de la conciencia ligada a toda expresión interpretada por el ser humano.
Según Gadamer (1986), la búsqueda constante de la verdad conduce en las ciencias sociales al conocer, por ello, evoca un quehacer hermenéutico y un proceder heurístico para afianzar la virtud, reescribiendo el acontecer histórico del ser humano en atención con los requerimientos societales a partir del reconocimiento de sí y de los otros con quienes compartimos en la cotidianidad. Por ello, reconocemos que es en la reflexión y el dialogo crítico que podemos comprender cada fenómeno, texto, narrativa, argumento, opinión de la experiencia vivida del ser humano en el tiempo y espacio.
El quehacer hermenéutico permite dibujar senderos alternativos para coconstruir conocimientos sustantivos que amplifican los campos y áreas del saber de las disciplinas científicas sociales ya conformadas y nuevas por conocer. Evoca un compromiso social permanente que apertura procesos sistémicos creativos, novedosos, recursivos, dinámicos y flexibles tendentes a dibujar el mañana desde la coconstrucción de nuevos conocimientos. Por ende, como método científico la investigación hermenéutica, edifica la percepción personal y colectiva la experiencia humana, en un reflexionar configurativo para actuar en, por y para los demás.
Finalmente, significamos la hermenéutica como un quehacer humano para hacer comprensible la experiencia del ser humano en el mundo de la vida. Hecho que nos permite aportar como sujetos epistémicos constructos sustantivos para el avance de la ciencia y los sistemas de pensamiento con los cuales las comunidades científicas operacionalizan el conocer para edificar un saber teórico y práctico con el mundo cotidiano en pro hacerlos asequible para toda la sociedad. Implica la secuencia pensar y repensar para interpretar creativamente, en aras de afianzar un giro hermenéutico pertinente que nos permita sistematizar lo emergente para construir nuevos significados que sean de utilidad a los otros.
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